Mi vieja Olivetti

Argumento

Sam Grunion (Groucho) es un detective atolondrado que recibe el encargo de recuperar un valioso collar de diamantes que ha sido robado. En su búsqueda Sam se tropieza, entre otros personajes, con un grupo de aspirantes a actores que van a representar un musical llamado "Love Happy".

Película del estilo que los Hermanos Marx imprimen en sus actuaciones y que todos conoceremos. Es realmente divertida, hilarante, sorpresiva, etc. Y con una Marilyn Monroe, jovencísima y exuberante, que hizo su debut en el séptimo arte en este film, contoneándose y recreándose la dirección y la fotografía a su escultural cuerpo, centrando las miradas en la voluptuosidad que tanto la ha caracterizado. Son excepcionales los números musicales de Harpo y Chico mientras se desarrolla la trama. Por su parte, Groucho, y sus bromas deslenguadas, hacen que la película resulte muy atractiva, dejándonos un buen recuerdo.

En definitiva amor en conserva es un lujo cinematográfico, la persecución por los rusos de Harpo por las azoteas de Nueva York, entre los carteles luminosos de la época, resulta desternillante. Es una parodia del “cine negro” que este trío de los Marx saben llevarla con su humor característico. Película que ningún cinéfilo puede dejar de ver, y desde aquí les recomiendo su visión, si quieren pasar hora y media en continua carcajada.

Una amor, una amistad, no enseñan su verdadera cara hasta que por un motivo u otro se produce una ruptura. Tal vez se emprendió tal relación sobre una base falsa, tal vez el tedio o la desilusión son los culpables del fin. Pero jamás debe romperse una de esas relaciones de manera fea e indigna; en tales momentos es cuando el corazón y la educación deben relucir con más fulgor.

¡Cuántas palabras amargas y rencorosas se han dicho en casos de ruptura; cuántas cartas horribles se han escrito; cuántas heridas incurables se han abierto en las almas! Las pasiones del corazón son las más intensas y sus desilusiones las más dolorosas. Pero ni siquiera la mayor desilusión da derecho a portarse sin nobleza, a descender a las más baja venganza o a actos análogos a fin de proporcionar satisfacción a nuestro corazón herido. Un amor muerto es, al fin y al cabo, un amor, y aunque éste se convierta en desengaño no hay motivo para envenenarlo con odio y perder la dignidad. Hay que dar muestras de dominio de sí mismo y de dignidad al encontrarse por casualidad con un "viejo amor", sin mostrarse ofendido ni vejado y evitando toda alusión a nuevas situaciones.

"No hay que llorar por lo pasado, sino sonreír por lo que ha sido", es una frase que nos enseña el camino hacia la magnanimidad, haciendo que el desengaño amoroso, en lugar de ser una espina amarga, sea solamente una experiencia que nos ayudó a formarnos.

La historia se desarrolla en la Suecia del siglo XIV. Töre y Mareta forman un matrimonio de terratenientes que tiene una hija a la que miman y adoran: Karin. En la pequeña aldea donde residen no hay iglesia, y existe la tradición que una vez al año, una doncella debe llevar a la virgen unos cirios; ese año le toca a Karin la que acepta con una condición, vestir sus ropas de fiesta y que en el trayecto por el bosque sea acompañada de una joven que trabaja de sirvienta en la casa y que se encuentra embarazada pese a ser soltera, su nombre es Ingeri

Ingeri ese día ruega al dios Odin que cumpla sus deseos, ya que siente odio hacia Karin al verla un día bailando y en actitud cariñosa con el hombre al que ella ama. Una vez en el trayecto y faltando mucho para llegar, Ingeri le dice a Karin que se encuentra muy cansada, que quiere regresar. Karin decide continuar sola. Ingeri la abandona muy cerca de un molino donde reside un molinero que hace sacrificios a Odin, el molinero al verla sola decide propasarse con ella, pero Karin logra huir.

Karin se siente feliz disfrutando de la belleza del bosque que se encuentre en plena primavera. Es vista por tres pastores que se acercan a ella, y le cuentan que son hermanos huérfanos. La acompañan durante un rato por el camino hacia la iglesia. Ella, presume, inocentemente, ante los pastores de ser una princesa, pero ellos solo piensan en otra cosa, en forzarla. Antes de poder huir los dos mayores se abalanzan sobre ella y la violan, tras lo cual el tercer pastor, que es mudo, la golpea con una rama en la cabeza acabando con ella, robándole todo cuanto lleva, sin que Ingeri, que es testigo del suceso haga nada por ayudarla.

En su huida, los pastores llegan hasta la casa de los padres de Karin, desconociendo este detalle, donde piden que les permitan pasar la noche. Töre los acoge y los invita a cenar con ellos.

Por la noche, y mientras rezan sus oraciones, Mareta se muestra inquieta y asustada por el hecho de que su hija no hubiera regresado, tratando de calmarla su marido, ya que en alguna ocasión anterior se quedó al hacerse de noche.

Antes de despedirse el mayor de los pastores en agradecimiento por la acogida le ofrece a Mareta, una bella túnica que afirma perteneció a su hermana, pero la mujer reconoce que son los ropajes de Karin. Sin decir nada, Mareta cierra la puerta para que no puedan escapar y cuenta todo a su marido, el cual toma la decisión de acabar con los asesinos de su hija, pero antes de hacerlo Töre habla con Ingeri, rogándole que le cuente lo ocurrido, la muchacha se derrumba y le cuenta cómo ocurrió todo, culpándose de ello, pues, afirma, así lo deseó y mismo eso le pidió al dios Odin que ocurriera.

Töre entra en la habitación donde aún están los pastores y los mata.

Al día siguiente, y guiados por Ingeri, se adentran en el bosque junto con varios de sus sirvientes para buscar el cuerpo de su hija. Cuando halla su cadáver Töre asegura que no comprende los designios de dios, no obstante su tribulación le pide perdón, y promete levantar con sus propias manos, las mismas con las que asesinó a los pastores, una iglesia para expiar su pecado, en ese mismo lugar.

Cuando levantan el cadáver de la joven Karin, observan cómo del lugar en que reposaba su cabeza brota un manantial de agua pura, rezando arrodillados ante el milagro.

¿Cómo la definiría? Como soberbia, espectacular y toda ella puro arte.

Argumento:

El personaje principal de este film es un estibador del puerto de Brooklyn, un cuarentón llamado Eddie Carbone. Casado con Beatriz no es feliz en su matrimonio y sin querer darse cuenta ni reconocerlo está enamorado de Catherine, una sobrina que vive con ellos y a la que vio crecer desde la infancia. Sus innumerables atenciones y la sobreprotección hacia ella lo delatan, pero nadie se da, o no quiere darse cuenta.

En su casa tiene recogidos a dos inmigrantes ilegales, los hermanos italianos Marco y Rodolpho. Eddie conoce muy bien la ley no escrita de solidaridad entre los inmigrantes, y consciente de los abusos que reciben en las oficinas de inmigración se solidariza con ellos, así como su indignación contra quienes los delatan ante las autoridades estadounidenses, pero al descubrir el amor que siente su sobrina hacia uno de los acogidos en su casa, Rodolpho, le embarga un odio casi infernal contra él.

Eddie se niega rotundamente a que Katie salga de noche acompañada del joven, para después alegar que Rodolpho únicamente busca en ella poder casarse para conseguir la nacionalidad estadounidense como única pretensión, para más tarde ir extendiendo la idea de que el joven es homosexual. Al descubrir un día que la pareja ha aprovechado un momento de soledad para acostarse juntos, entra en cólera y denuncia a los hermanos a las autoridades. Cuando la policía detiene a los dos clandestinos, Marco escupe a Eddie y le dice que se vengará a la italiana, mientras que Beatriz echa en cara a su esposo que se haya enamorado de la sobrina.

Katie, que está decidida a casarse con Rodolpho y evitar que sea expulsado del país, ruega a Marco que no aproveche su libertad condicional para vengarse, pero éste no le hace caso y y en una feroz pelea a navaja mata a Eddie.

Impresionante drama donde el amor, la pasión, el odio, y los sentimientos más bajos en el ser humano, salen a flote. Decir también de su excelente dirección e interpretación. Raf Vallone hace un papel sensacional.

Argumento

Blanche es una mujer ya entrada en años perteneciente a una familia sureña arruinada; es una mujer que vive anclada en el pasado, y que se ve obligada a viajar hasta Nueva Orleans e intentar vivir con su hermana Stella, casada con Stanley, un polaco de carácter rudo y violento. Blanche intenta presentarse, sobre todo ante su cuñado del que queda atraída por su masculinidad, pues anteriormente estuvo casada con un joven homosexual, por una parte remilgada y por otra arrogante por lo que ella considera diferencia de clase con él. Un pasado escabroso, al ser despedida de la institución como maestra por tener relaciones con uno de sus alumnos, cosa que intenta ocultar, la ha ido trastornando hasta la locura. Su carácter inestable provoca conflictos entre la joven pareja de su hermana y cuñado.

Stanley desde el primer momento duda de su cuñada, y debido al código napoleónico existente en el Estado de Louisiana le hace ver que todo lo que pertenece a la mujer le pertenece al marido y viceversa, intentando que Blanch le diga cómo ha permitido que la finca de sus padres haya desaparecido con préstamos y embargos. Está convencido que Blanch ha dinamitado la herencia de sus padres al querer vivir por encima de sus posibilidades, por lo tanto lo de su esposa Stella.

El director intenta bucear en las relaciones de pareja, presentándonos un tenso y apasionante drama lleno de sinsabores.

El film es uno de los primeros en que intervino Marlon Brando, representando un papel que parece escrito para él, el carácter del polaco bronco lo borda, pues su representación es magistral, aunque pese a los muchos premios conseguidos por la película él no obtuviera ninguno. La interpretación de Vivien Leigh colosal, así como todo el reparto.

En verano es tiempo que acostumbro, desde hace muchos años, a releer obras que ya he leído con anterioridad, algunas hace mucho tiempo y otras menos. De las primeras estoy releyendo en estos días, y acabando, "La Araña Negra", obra del valenciano Vicente Blasco Ibáñez. Es una larga novela, pues la edición que yo tengo (Mundo Actual de Ediciones, Barcelona) consta de cuatro volúmenes y de unas 300 páginas cada uno.

Su estilo es "folletinesco", al menos a mí me lo parece, y el tema duro, desgarrador, terrible, despiadado..., trata sobre la obra de Ignacio de Loyola, los Jesuitas. Blasco Ibáñez la escribió en su juventud, sobre los veinticinco años, y he oído decir que se sintió arrepentido de haberla escrito. Hay quienes la tildan de panfleto, pero un panfleto de unas 1.200 páginas es mucho panfleto.

Republicano y completamente antimonárquico y anticlerical, su obra es despiadada y cruel con la monarquía borbónica, la orden de los Jesuitas, el Papado y la llamada nobleza y aristocracia de la España de 1800. En ocasiones puede extrañar que en esa compañía religiosa puedan existir individuos que solo buscan la riqueza, cuando aparentemente se representan pobres, y sus luchas e intrigas para conseguir los dineros de familias poderosas a las que dominan con sus métodos despiadados revestidos de bondad y amor, de ser cierto ponen los pelos de punta.

También nos detalla ampliamente sobre los movimientos políticos, las sublevaciones militares y ciudadanas de la época, y detalles de los personajes de que intervinieron.

Desconozco si entre ustedes hay quien la haya leído, y en caso afirmativo me agradaría saber sus impresiones. La mía es que, folletín aparte, el tema es impresionante al ver como Blasco nos demuestra las artimañas de la que se vale esa Orden religiosa, con tintes mafiosos y fascistoides, para apropiarse de los dineros de las gentes ricas a las que tiene dominadas con sus creencias.

Un distinguido profesor universitario, durante un viaje en coche junto a su amante, una mujer casada perteneciente a la alta burguesía, atropella a un ciclista de manera accidental a causa de la poca visibilidad en la carretera, causándole la muerte en el acto. El pánico los embarga y no saben qué hacer ni cómo actuar ante tan inesperado y trágico acontecimiento, especialmente cuando se dan cuenta de que tras el accidente saldrá a la luz su romance, por lo que deciden huir del lugar dejando al ciclista muerto.

La mujer continuará viviendo con su esposo, procurando olvidar el accidente, hasta que alguien les asegurará haberlo visto al estar muy cerca del lugar del accidente, pretendiendo con ello chantajear a los dos amantes.

Película española bien dirigida y con la interpretación más que aceptable de Lucía Bosé y Alberto Closas. Pese a los años transcurridos desde su rodaje, es digna de ver.

Un hombre joven y atractivo (Tyrone Power) llamado Leonard Vole, es acusado del asesinato de una rica anciana, la señora French, con la que mantenía una relación amistosa. La acusación se basa en la posibilidad de que Vole instigara para ser heredero de la cuantiosa fortuna de la anciana. Las pruebas en su contra son indiscutibles, sin embargo, el gran abogado criminalista londinense, Sir Wilfrid Roberts (Charles Laughton), se hace cargo de su defensa. Pese a su grave enfermedad el abogado no hace caso a consejos de médico y enfermera de que se mantenga alejado de casos tan complejos.

Sir Wilfrid considera importante para la defensa la declaración de la esposa de Leonard, Christine, (Marlene Dietrich),ya que puede proporcionarle una coartada importantísima ante el tribunal que ha de juzgarle, pero sus planes se ven desarbolados cuando la esposa comparece como testigo de la acusación. Su declaración aún complica más las pruebas en su contra.

El final por lo inesperado no debo relatarlo, ya que en pocos minutos se va de sorpresa en sorpresa.

La película, en definitiva, es una obra de arte, basada en la novela de otro gran monstruo del suspense, Aghata Christie. Gran dirección, excelente interpretación de todo el elenco, y la fotografía y la música muy buenas. Incomprensible no conocerla para los amantes del buen cine.

Argumento:

Es la historia de Gelsomina y Zampanó.

Zampanó (Quinn) es un gitano vagabundo que personifica la fuerza bruta; por su parte la chica, Gelsomina (Masina), es comprada por Zampanó a sus padres para que le acompañe en sus caminos, en los que malviven del dinero que sacan de sus actuaciones callejeras, donde él hace gala de su fuerza bruta rompiendo cadenas con el pecho. El argumento es muy sencillo, pero, partiendo de esa sencillez, el gran Fellini alcanza con su creación una de las historias más hermosas que el cine ha podido realizar.

La parte técnica es inmejorable, pero lo que realmente da vida  y conmueve de esta historia es el personaje de Gelsomina. Giulietta Masina fue la elección perfecta para interpretar a la pobre chica vagabunda que estremece a todo el mundo con su sencillez. Sus maneras atrapan, sus penas se hacen nuestras, y sus muecas y expresiones cándidas enamoran.

Gelsomina nos hace reír y hace asomar a nuestros ojos alguna lágrima. Pero son sus ojos con los que la chica observa la vida, el agradecimiento con el que ella responde a una sencilla sonrisa, la alegría que siente ante la oportunidad que le ofrece ser un correcaminos como un gorrión pía alegre ante la libertad, contrastan con las humillaciones que sufre, en general, por parte de todos, pero más dolorosamente por parte de Zampanó, ese animal bruto al que no puede evitar querer. Es Gelsomina esa niña adulta que se pregunta, como tantos seres se preguntarán, qué sentido tiene la vida, en concreto el sentido de su vida, en una de las escenas más bellas de la película.

Argumento:

La película transcurre en Italia, año 1943, durante la dictadura fascista, cuando tras un intenso bombardeo que padece la ciudad de Roma, por la aviación aliada, Cesira (Sophia Loren) una mujer joven y muy atractiva y viuda, que regenta una tienda de ultramarinos, decide huir de la capital romana con su hija Rosetta, una adolescente de trece años, para refugiarse en casa de unos familiares que residen en un pequeño pueblo llamado Santa Eufemia, de donde ella es oriunda, situado en los montes de Ciociaria.

Cesira abandonó su pueblo muy joven para casarse con un hombre mayor que ella del que nunca estuvo enamorada, y ahora deja la tienda en manos de Giovanni, su vecino, hasta su regreso.

El viaje está lleno de los peligros propios de la guerra, pero, desafiando a todo, al final llegan a su destino. Allí son muy bien recibidos, y Rosetta, en un ambiente tranquilo, lejos de los problemas de la guerra, conoce al joven Michele (Jean-Paul Belmondo), un intelectual y progresista que desea ser partisano, y que enamorado de la muchacha intenta atraerla hacia la causa que él ambiciona de la democracia y la libertad.

Los horrores de la guerra no tardan en dejarse sentir también en la pequeña población. Las dos mujeres tratan de huir, pero en la huida son capturadas por soldados africanos del ejército aliado, cuyo deseo al verlas es forzarlas. Hay en este final una escena impresionante, donde Sophia Loren nos demuestra que en ella no solo hay belleza, belleza sublime, sino una carga de arte dramático impresionante.

Película que hay que ver, aunque hayan escenas, como esta última, que te deja un sabor amargo y de dolor al ver la sinrazón de la locura de las guerras.

El crepúsculo de los dioses es una obra maestra del director estadounidense Billy Wilder. En ella nos presenta, con ironía cruel, un retrato sobre los excesos del mundo de Hollywood; los egos tan acusados que allí existen, el desesperado intento de muchas estrellas por recuperar el estrellato apagado y perdido por los años, como le ocurre a la protagonista, Norma Desmond, a la que cierto día, un joven escritor sin trabajo, Joe Gilis, acuciado y desesperado por las deudas contraídas, ante un anuncio que ve en la prensa buscando un guionista por parte de Norma, la visita en su mansión. Norma Desmond, antigua y afamada estrella del cine mudo, que hoy vive alejada de los estudios y en un mundo irreal, solo acompañada por su fiel criado, pretende que Joe le corrija un guión que ella misma ha escrito y que cree, toda convencida, que va a significar su regreso al cine y lograr un gran triunfo como años atrás lo conseguía con facilidad.

En definitiva es una película bien dirigida y bien interpretada, que narra una historia llena de frustraciones, ambiciones y desencantos, y que consigue que la singular vida en la ciudad de la industria cinematográfica, tan desconocida para el gran público, se convierta en fascinante.

La película desató feroz crítica contra el director por parte del gremio cineasta, acusándolo de arrastrar por el lodo a la industria que le daba de comer. Efectivamente viene a ser una rotunda bofetada, en pleno mentón, a una industria, el cine, que igual que genera cantidad de sueños también prostituye ilusiones. De hecho la filmografía de Wilder se basa en torno a la idea de la prostitución del ser humano, su cine está lleno de hombres o mujeres que, en el momento que dejan de tener valor para los intereses de los poderosos, lo pagan con su vida.

Los jóvenes foreros —y quizás los no tanto— que leen y escriben en este lugar, probablemente no sepan quien fue esta extraordinaria mujer, malagueña de nacimiento, como tampoco que debido a su fama se usara su nombre en una opereta musical titulada Las Leandras que interpretara Celia Gámez en un chotis conocido como “El Pichi” se decía así:

«Se lo pues decir
a Victoria Kent, 
que lo que es a mí 
no ha nacido quién».

Ahora que la mujer española puede votar y alcanzado las libertadas durante tantos siglos negadas, y gracias principalmente a otras mujeres luchadoras para lograr la innegable igualdad entre los seres humanos, quiero traer a la memoria a esta mujer llamada Victoria Kent. Victoria mantuvo desde su escaño parlamentario una clara oposición en que la mujer de su tiempo obtuviera esa igualdad con el hombre de manera inmediata, considerando que debido a su poca preparación social y política no podría votar responsablemente, por lo que, influenciadas quizás por el enorme peso de Iglesia, el voto femenino sería conservador, lo que perjudicaría a los partidos de izquierdas.

Sostuvo por este motivo una gran polémica parlamentaria con otra representante feminista en las Cortes, Clara Campoamor. Esta posición le acarreó a Victoria cierta impopularidad, impidiéndole obtener acta de diputada en las elecciones del 19 de noviembre del 33. Por este motivo abandonó el cargo de Directora General de Prisiones.

Estudió la carrera de abogada, y se hizo muy popular al defender, ante el Tribunal Supremo de Guerra y Marina, al miembro del Comité Revolucionario Republicano Álvaro de Albornoz. Fue la primera mujer en todo el mundo que intervino como defensora ante un consejo de guerra, consiguiendo la absolución de su defendido.

Afiliada al Partido Radical Socialista fue diputada electa de las Cortes Constituyentes de 1931 por la circunscripción de Madrid. En las elecciones del 36 fue nuevamente elegida diputada, pero en esta ocasión militando en las listas de Izquierda Republicana, partido que formaba parte del llamado Frente Popular.

Como Directora General de Prisiones, cargo que desempeñó tras el nombramiento del Presidente de la República Alcalá-Zamora, alcanzó gran notoriedad y su objetivo primordial era conseguir la rehabilitación de los presos. Su mandato al frente de las prisiones españolas fue muy bien considerado como continuista de la labor emprendida anteriormente por otra gran mujer, Concepción Arenal. Consiguió eliminar en las prisiones de España todos los grilletes y cadenas, ordenando se fundieran y modelara con todos ellos una estatua a Concepción Arenal. Dedicó toda su ingente labor en la reforma de las cárceles españolas, bajo la idea progresista de que la sociedad está obligada a recuperar al delincuente como persona activa, y que las cárceles debían ser el instrumento ideal para ello. Cambió al completo la alimentación de los reclusos, alcanzando una calidad hasta ese momento inexistente; estableció la libertad de culto en las cárceles a la que tanto se opusieron los conservadores y la Iglesia; estableció los permisos por razones familiares; cerró 114 centros penitenciarios al considerarlos en pésimas condiciones; construyó la nueva cárcel de mujeres de Ventas (Madrid) eliminando las celdas de castigo existente en las anteriores, y creó el Cuerpo Femenino de Prisiones para las cárceles de mujeres.

Acabada la guerra civil se exilió a Francia desde donde pasó a México, puesto que los nazis la buscaban por el territorio galo. Estuvo un tiempo en Suiza en donde hace muchos años, siendo yo casi un mozalbete, tuve un día el placer de saludarla; fueron unas pocas palabras, más bien un saludo de cortesía como compatriotas, pero me bastaron para quedar impresionado de su personalidad. Creo que murió en los Estados Unidos, y no sé si es allí donde está enterrada. Sea este escrito un homenaje.

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Baltasar Gracián (s. XVII) en su obra “El criticón” decía así:

“La soberbia, como primera en todo lo malo, cogió la delantera. Topó con España, primera provincia de la Europa. Parecióle tan de su genio que se perpetuó en ella. Allí vive y allí reina con todas sus aliadas: la estimación propia, el desprecio ajeno, el querer mandarlo todo y servir a nadie, hacer del Don Diego y “vengo de los godos”, el lucir, el campear, el alabarse, el hablar mucho, alto y hueco, la gravedad, el fausto, el brío con todo género de presunción y todo esto desde el más noble hasta el más plebeyo”.

Diré, para que no haya confusión, que Gracián era aragonés, ni catalán ni separatista.

La Soberbia en el español, de hoy incluso, es la esencia de la actitud española ante la sociedad. Esa Soberbia hace que hasta el más humilde de los españoles emplee frases como esta cuando no quiere hacer algo: “por que no me da la real gana”. ¡La REAL GANA…!

Américo Castro, filólogo cervantista, tampoco catalán, vino a decir que esta condición soberbia hispana, es como si de “un pueblo elegido se tratase” y tiene mucho que ver con la herencia recibida en sus genes de árabes y judíos. A muchos ciudadanos de otros países, en ocasión países muy ricos comparados con España, siempre les ha sorprendido el tremendo orgullo que el español gasta, el cual se engarza en la curiosa jerarquía que la España de siglos pasados proyectó de sí misma, y que empeñada en no cambiar la ha ido proyectando en generaciones sucesivas incluso en sus planteamientos educativos y académicos.

En la obra de M. Fernández Navarrete, titulada “Conversación de Monarquías” y en su discurso XXVI, trata de una antigua ocupación solo conocida en la Cortes castellanas, y era la del esportillero, que era el criado del criado del señor.

Alguien dijo, refiriéndose al español, que si al más humilde y menesteroso le regalas una gorra, comienza a creerse un mariscal; tanto es así que si tiene a alguien “por debajo” acostumbra a dar órdenes con gesto de autoridad y voz grave para sentirse superior o jefe.

Del cocinero al pinche, del sargento al soldado, siempre hay alguien que ordene al inferior con la misma voz de ronco mando que ha recibido de su superior; alguien a quien le place la idea de estar por encima de otro, alguien en quien satisfacer el ansia de poder que todo español lleva marcado. Es por eso que en España las organizaciones de tipo fascista, que no es otra cosa que el militarismo civil, tengan gran acogida, ya que si bien se tiene alguien por encima, por la manera piramidal que están diseñadas, se tiene siempre alguien por debajo, aunque sea el encargado de la puerta, o, como antiguamente, al limpiabotas callejero, a quien verle agachado o de rodillas lustrándole los zapatos le llena de felicidad y falso poderío.

Hasta el mendigo español, diríamos la clase más humilde, en su soberbia no se ve obligado a agradecer la limosna recibida..., “que dios te lo pague” acostumbra a decir, ya que él, soberbio, no tiene por qué agradecer nada ni pagar por ello. José Espronceda dice así en “El mendigo”:

Argumento: El director de un colegio de señoritas, señor Delasalle, convive con su esposa y su amante, la profesora Horner, dentro del mismo complejo de la escuela. Él es un déspota, un tirano, y las dos mujeres cansadas de sufrir su tiranía así como los malos tratos, toman un día la decisión de matarlo. Efectivamente el nombre le va al pelo, ya que el film crea una diabólica trama que mantiene a la audiencia expectante, intentando averiguar lo que pasa tras su muerte, ya que lo que ocurre parece inverosímil e inexplicable. Podríamos decir que es una de las mejores películas de Hitchock, el mago del suspense, que él jamás hizo. El director, Clouzot, no solo le iguala, diría que le supera.

El Fondillón es un vino dulce, el primero del mundo en tener denominación de origen, del cual hacen referencia en sus novelas escritores de la categoría de William Shakespeare, Emilio Salgari, Fiódor Dostoyevski, Alejandro Dumas, o el que fuera cocinero mayor de Felipe II.

Siendo un vino dulce, se le consideró medicinal, tanto es así que no faltaba en la mesa de los Papas de Roma, o los Zares de Rusia, y todos los monarcas europeos o Emperadores.

Este vino solo se producía en los viñedos existentes en la antigua Horta d’Alacant (Huerta de Alicante) hoy desaparecida por la presión urbanística, trasladándose su producción a otras comarcas del interior. Hoy se puede encontrar un buen Fondillón entre 80 y 200 euros, aunque los hay más económicos.

El nombre tiene como curiosidad que era debido al sistema tradicional de los arrendamientos por lo señores del lugar a los agricultores. Siempre que en la tierra arrendada quedasen viñas sin arrancar, el arrendamiento seguiría un año más, de ahí que los agricultores mantuviese cepas viejas con el fin de no perder el arrendamiento y, no rindiendo su cosecha para la venta, la utilizaran para producción casera, cosa que recolectaban al final de su producción. Tal manera de proceder tenía como consecuencia una sobremaduración de la uva en la cepa, adquiriendo ésta gran cantidad de azúcares que le daban esa personalidad al vino que después hacían. Antes de su fabricación, las uvas eran expuestas al sol para convertirla en pasas, aumentando más sus azúcares.

Una vez fermentado el mosto, se obtenía un caldo que alcanzaba los 18 grados que se utilizaba para rellenar los barriles que contenían antiguos restos en la parte más honda (el fondo) de ahí el nombre de “fondilló” en catalán que fue adquiriendo. Los agricultores siempre dejaban un remanente (fondo) para mezclar con la cosecha siguiente.

No es un vino de mesa, sino muy apropiado para los dulces, pastas, turrones, de ahí que sea en Navidad el tiempo en que se consume más, aunque en mi caso lo hago todo el año, por supuesto de manera moderada, solo una copita tras los dulces.

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El hombre posee cualidades y defectos, que son actitudes inherentes a la condición humana. Hablar de cualidades humanas en el individuo es hacer referencia a los rasgos de comportamiento, normalmente llamados virtudes los positivos, y por el contrario, los llamados defectos, son aquellos rasgos de comportamiento que afectan de manera negativa a la persona

Comentaré, bajo mi punto de vista, algunas de ellas tanto en lo positivo como en lo negativo. Comenzaré por los primeros al ser los que mejor definen al ser humano.

La honestidad. Suele ser el valor humano más admirado por los demás, ya que significa ser consecuente con la verdad, así como en la corrección de su conducta ante los otros. Honestidad supone respetar al otro en todos los sentidos, por lo tanto también es respetar sus posesiones, no engañar a nadie, y mostrarse coherente con sus predicamentos y sus actuaciones. Diría también que es la ausencia de hipocresía.

La sinceridad. Bajo mi punto de vista es otra de las virtudes en el ser humano muy apreciada, y consiste enmanifestar todo aquello que se siente y se piensa, pero sin incurrir en dañar al otro, pues por muy amplia que lo sea, y debe serlo, hay que tener la precaución de evitar molestar al prójimo, y, al mismo tiempo, hay que ser consecuente con los sentimientos y valores que se expresan, lo que motiva recibir la confianza de las demás personas.

La esperanza. Es considerada como una virtud espiritual del ser humano, un sentimiento interno, y suele definirsecomo la actitud de confianza del individuo en el futuro, sobre todo cuando se está en medio de circunstancias poco o nada alentadoras. Este sentimiento, totalmente positivo, ayuda al ser humano a seguir adelante, a no ver obstáculos en ocasiones inexistentes, lo motiva, y en ocasiones influye la misma actitud en las personas que le rodean.

La paciencia. Así es llamada la virtud humana de saber esperar el tiempo preciso para obtener alguna respuesta o algún beneficio, sin que el ánimo propio y las relaciones con los demás puedan verse alterados. Esta virtud en el ser humano, lleva explícito respetar el proceso natural de cada individuo, no siempre el mismo, por ejemplo en el proceso de aprendizaje, ya de la conducta social, ya de la profesión, ya de todo en la vida.

Continuando con el tema del SER HUMANO Y SUS CUALIDADES quiero dejar aquí otras consideraciones sobre las virtudes del ser humano. A saber:

La bondad. Quizás sea ésta una de las más hermosas cualidades del ser humano, ya que consiste en la inclinación a hacer el bien a nuestros semejantes desinteresadamente.

La generosidad. El ser generoso entre los humanos es condición muy relacionada con la bondad, ya que la misma consiste en la capacidad para compartir lo que se tiene con otras personas de forma desinteresada, y bien que puede tratarse de recursos materiales, dedicando el tiempo propio hacia los demás, o compartir los conocimientos adquiridos. Enseñar al que no sabe puede ser parte de esta condición.

El respeto. Es ésta la cualidad humana quizás más fundamental para la vida social. Una persona respetuosa es toda aquella que sabe escuchar así como ponderar al otro con consideración, tomando en cuenta su dignidad y valía como persona, sin importar para nada su origen o condición social.

La tolerancia. Se entiende por tolerancia en el ser humano la cualidad de respetar a las otras personas que expresan creencias, pensamientos, estilos de vida, opiniones, o costumbres contrarios a las nuestras. Ello implica, por tanto, un gran dominio, y es, en última instancia, la prueba más evidente de respeto. Ahora bien, la tolerancia, no obstante, no debe ser confundida con lo políticamente correcto, pues esto puede confundirse con la hipocresía.

Es la única obra que Emily Brontë nos ha dejado, y se trata de una historia de amor, pero es la historia de amor más bella y trágica que se haya podido conocer de toda la literatura universal. Las pasiones de los protagonistas son incomprensibles y el sentimiento que recorre todo el libro es verdadero, indómito y poderoso.

“Cumbres borrascosas” es una impresionante historia sobre el amor, la pasión y las consecuencias que ambos sentimientos pueden ejercer sobre las vidas de las personas que lo sufren. Contrariamente a las novelas sentimentales de su tiempo, en esta obra la emoción amorosa se concibe como una fuerza capaz de destruirlo todo, como un fuego sin control que devora cuánto toca y que no deja intacto ni a amantes ni a afines. La pasión que sienten Heathcliff y Catherine, los principales protagonistas, es próxima a la locura con escenas verdaderamente "tormentosas". Mientras de niños sienten una atracción que no llegan a entender, cuando adultos sus encuentros son bruscos y despiadados y están dominados por un ardor casi endemoniado.

Es la única novela escrita por Emily Brontë, una mujer con una existencia apacible y que vivió casi recluida en Haworth, y resulta llamativo que tal persona pudiera crear una historia tan apasionada y de tanta crudeza como esta. Sus personajes se dejan dominar por unos instintos más parecidos a fuerzas desatadas de la naturaleza que a emociones humanas.

Una historia como esta quizás hoy no pudiera escribirse teniendo en cuenta el profundo cambio de la sociedad. Y es que, aun existiendo otros motivos, la razón principal por la cual Catherine aparta de sí a Heathcliff es por sus orígenes o más bien por carecer de orígenes, pues en realidad no se sabe de dónde ha llegado; hay muchas referencias al color moreno de su piel; se le cree emparentado con la etnia gitana y a veces, como en algún momento se hace referencia, con el mismo demonio. Catherine, a pesar del gran amor que siente por Heathcliff decide casarse con Linton, un vecino de posición elevada para proporcionarse a sí misma y a su descendencia un futuro honorable, pero su inclinación hacia Heathcliff será mucho más fuerte del planeado y desembocará, como no podía ser de otro modo, en la autodestrucción.

En esta identificación se resume el amor que ambos protagonistas sienten: igual que la naturaleza es incomprensible cuando se desborda el lazo que los une a los dos es eterno y oscuro. La autora establece mucha relación entre los elementos naturales y los personajes humanos. Es un recurso bellísimo para mostrarnos, de forma indirecta, el indómito de sus caracteres y el violento de sus afectos. Mientras que “Cumbres borrascosas” es un caserón tosco y agreste, la “Granja del Tordo” es un paraje bello y sereno, luminoso y fértil. Y sin embargo ambos lugares pertenecen en el mismo territorio y se comunican de manera constante, así como el hilo que conecta a los dos protagonistas permanece intacto aunque sus caracteres sean diferentes.

A pesar del tiempo, a pesar del estilo y a pesar de las voces narrativas, “Cumbres borrascosas” tiene esta fuerza de las grandes obras que se eleva por encima de cualquier minucia formal o histórica; la pasión, el amor y el orgullo son sentimientos imperecederos, aunque se muestren en su faceta más salvaje.

La ciudad de Barcelona ocupa la 8ª posición como mejor ciudad mundial para vivir, trabajar, investigar y visitar en 2021, según el informe “The World’s Best Cities 2021”, que elabora Resonance Consultancy. Barcelona se encuentra por detrás de Londres, Nueva York, París, Moscú, Tokyo, Dubai y Singapur y muy por delante de Los Angeles o Madrid.

Pese al actual momento de crisis, Barcelona también es también una de las bases europeas de referencia de start-ups y la 5ª ciudad del mundo para establecer una de estas empresas, por detrás de Londres, Berlín, París y Ámsterdam, según el estudio Eu-Starts-Up 2020. Así mismo, el informe anual de la revista FDI Intelligence, del grupo Financial Times, sitúa a Barcelona como 2ª mejor ciudad en estrategia de atracción del sector tecnológico dentro de una clasificación que lidera Londres, de la cincuentena de ecosistemas tecnológicos europeos evaluados.

Barcelona se ha visto reforzada como anfitriona de los principales acontecimientos tecnológicos mundiales, como la Mobile World Congress y el Smart City Expo. A la vez, consideran Barcelona y la región circundante como un destino líder en el mapa de ecosistemas tecnológicos mundiales, destacando las infraestructuras como los parques científicos, las universidades y el distrito 22@. En la nueva clasificación Top 10 Tech Cities of the Future 2021, de la revista FDI, Barcelona se sitúa en 8ª posición entre las ciudades europeas tecnológicas del futuro y en 5º lugar en cuanto a mejores perspectivas para recibir inversiones en innovación, tecnología y start-ups. La ciudad estaría por detrás de Londres, Dublín, París y Ámsterdam. En el barómetro de Saffron City Brand, sobre las marcas de turismo más fuertes, Barcelona se encuentra en 7ª posición por detrás de París, Londres, Tokyo, Nueva York, Singapur y Dubai.
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Si tuviera que decir el porqué de este nombre a una forma de encuadernación de libros, no lo sabría decir, porque lo desconozco, pero sí diré, y esto sí lo sé perfectamente, que es la forma en que se encuaderna un libro que no consta de cuadernillos, sino que se hace a partir de hojas sueltas.

La encuadernación tradicional de un libro en forma de cuadernillos, esto es, un pliego doblado varias veces hasta que se forma el mismo y que con varios se forma el libro, se hace, cuando no es una encuadernación industrial, por medio de un telar, que es un artilugio muy sencillo donde se colocan verticalmente unas cintas de tela sobre las cuales se van cosiendo, con aguja e hilo, los cuadernillos uno a uno.

La forma de encuadernar diente de perro es muy diferente, se van cosiendo los pliegos sueltos, en pequeños grupos, por la parte del lomo, formando como un trenzado al unirlos a unos nervios sustitutivos de las cintas tradicionales. Al ir uniendo las hojas con estos nervios, también mediante aguja e hilo, forma éste un zig-zag, que si bien la imaginación de quien le dio el nombre era grande, podríamos decir que sí se parece a la dentada de un perro.

Si alguna vez necesitáis saber algo sobre la imprenta o encuadernación, es posible que en mi web lo encontréis. Allí siempre os estaré esperando.

Puede parecer extraño, y alguien se preguntará ¿pero aún hay quien escriba cartas? Supongo que millones, y entre ellos me encuentro yo. Y pese a los medios modernos, el ordenador y la impresora por ejemplo, aún las escribo con mi vieja estilográfica, aún pongo empeño en una caligrafía como mínimo clara, y aún me da satisfacción el hacerlo. Pero claro, tengo muchos años, no he perdido la costumbre, y debo ser algo rarillo.

Una carta puede ser mensajera de alegría o dolor, entusiasmo o ira, miedo o esperanza; representa toda una gama de sentimientos humanos que convierten un pedazo de papel en una especie de billete de lotería.

En otros tiempo se ha escrito mucho acerca del aspecto que deben tener para causar el efecto deseado, como también se ha escrito acerca de los aspectos puramente formularios de la misma, como son el papel que se debe usar, la letra, el encabezamiento y otros.

Se han publicado muchísimas cartas famosas de tiempos pasados. El género epistolar es uno de los más interesantes del mundo y no solamente por constituir cada carta un documento vivo del corazón humano, sino porque refleja fielmente la vida en sí.

Si alguien ha leído las encantadoras cartas que el joven Félix Mendelssohn-Bartholdy escribió en los años 1830-32 desde Italia, comprobadas con las vulgares tarjetas postales que nos mandan nuestros amigos (y hoy ya ni eso) desde este país o desde cualquier otro, tendremos que reconocer que los tiempos modernos han atrofiado muestra capacidad de observación. Y también han destruido el don de escribir cartas.

¡Qué lástima que semejante enfermedad sea tan contagiosa! La verdad es que nunca carecemos de tiempo para escribir cartas, pero lo malgastamos en cosas sin importancia. Vamos al cine, resolvemos crucigramas, perdemos el tiempo en conversaciones insustanciales o nos asomamos a la ventana para ver pasar la gente, o escribimos en un Foro y en ocasiones sin ningún estilo personal, sin pensar que en ese rato podríamos haber escrito, por lo menos, una carta interesante. No es, por tanto, la falta de tiempo lo que nos impide escribir cartas, es una escusa absurda, sino las ganas de hacerlo, o lo que es peor, el desconocimiento del cómo, la desaparición del hábito si alguna vez lo tuvimos, y la poca importancia que hoy se les da. Otra pérdida más, otra pena que añadir.

El labrador de más aire

El poeta alicantino Miguel Hernández, muerto en la cárcel de esta ciudad mediterránea una primaveral mañana de marzo de 1942, víctima del odio que todo conflicto entre hermanos genera, entre otras grandes obras escribió el drama teatral “El labrador de más aire”.

Escrita en 1936 fue publicada un año más tarde y junto a su otra obra “Los hijos de la piedra”, eran claras denuncias de la situación de las gentes de su tiempo, especialmente las gentes campesinas que, Hernández, como cabrero en su juventud, tanto conocía.

Miguel Hernández, afiliado al Partido Comunista de España, fue encarcelado por la dictadura franquista acabada la contienda, y dejado morir en la lúgubre cárcel al caer enfermo terminal sin un mínimo de misericordia humana.

Estas dos obras de denuncia pudo verlas publicadas antes de su encarcelamiento, y de las dos, “El labrador de más aire”, es la más crítica.

Se da la circunstancia que en esa época, tanto Miguel como otros autores escribían obras con temas similares como el destino trágico y el amor, siendo este el caso de “La casa de Bernarda Alba” de Federico García Lorca. Obras todas ellas de temática localista pero que se han hecho universales, pues universales son las tragedias que el ellas nos narran.

En el mismo año que escribió “El labrador de más aire”, Hernández se alistó al Ejército Popular de la República siendo nombrado Comisario de Cultura. Participó en diversas batallas, actuando más como poeta que como soldado. Durante la guerra hace un paréntesis y se traslada a la ciudad alicantina de Orihuela para casarse con la que fuera su mujer, Josefina Manresa, y aprovecha para publicar sus obras, tales como Viento del pueblo, Poesía en la guerra, Teatro en la guerra y El labrador de más aire

A pesar de que “El labrador de más aire” se publicó en 1937, no se estrenó en los escenarios hasta el otoño de 1972. En esta obra dramática, Miguel expone una temática amorosa con un carácter eminentemente crítico, donde nos describe los graves problemas sociales relacionados con la época del momento que le tocó vivir, tales como el deseo de poder de un líder autoritario y la pobreza de ciudadanos inocentes

Es incuestionable la influencia de Lope de Vega en Miguel Hernández, y compone esta obra teatral, escrita en verso, con un lenguaje fácil de entender, muy entretenida, y edscribiendo temas como el amor campesino, y todo ello enmascarado con una intencionalidad crítica.

No contaré el argumento, porque prefiero que ustedes la lean si tiene la oportunidad, pero sí me permitiré transcribir los versos finales. Encarnación gime ante el cuerpo sin vida de Juan, mientras dice:

[…]
Quiero quitarme esta pena,
y vestirme la mortaja,
y esparcirme como arena,
y aventarme como paja.
Molerme como semilla,
perderme en el polvo vago,
y al borde de tu mejilla
morirme de un sólo trago.
Deja tu boca en mi apoyo,
¡ay, no te la lleves, no!
Que no se la coma el hoyo
y que me la coma yo.
No mereces ser desecho
por el gusano cruel;
¡que hagan un hoyo en mi pecho
y que te entierren en él!
No quiero que hierba sea
tu cuerpo, tu corazón
fundido en una pelea
de un trueno con un león.
De amapola en amapola
iban, y de beso en beso,
tus ojos de carne sola,
tu boca de carne y hueso.
Recogeré tu saliva
espumosa y colmenera,
y la pondré mientras viva
en mi corazón de cera.
Viento que no bebe viento,
nido despoblado, nido
polvoriento, polvoriento,
ido para siempre, ido.
Gime mi garganta, gime…
Ven a mi regazo, ven…
Dime, primo, hermano, dime
quién te ha malherido, quién,
Rebrota en sangre, rebrota
fuerte como el olmo fuerte,
poco a poco, gota a gota,
vida a vida, muerte a muerte.
Puerto has encontrado, puerto,
navío, dulce navío,
muerto ante mis ojos, muerto,
frío para siempre, frío.
Me acomete una desgana
mortal, amor, porque sé
que te buscaré mañana
y ya no te encontraré.
¡Ha muerto Juan, el airoso
de voz y de movimiento,
y al quedar él en reposo
se quedó el aire sin viento!

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No me digan, amigos, que no es hermoso lo que dice Encarnación, y no me digan que no es dramático el momento y su congoja. Así termina “El labrador de más aire”, y así, dramáticamente, y por la maldad de un dictador, murió un hombre bueno. Tanto si él creía como no, tanto si hay Dios como si no lo hay, que Dios lo tenga en la gloria.

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Hay momentos de la vida del hombre que éste se siente tan sumamente desgraciado como el Segismundo de “La vida es sueño” de Calderón de la Barca.

—¡Oh, mísero de mí, oh infeliz!— exclama al darse cuenta que al salir precipitadamente de casa, y caminar por la calle, se ha olvidado la dentadura postiza dentro del vaso de agua y las lentes sobre la mesilla de noche.

¡Qué poca cosa es el hombre, en periodo de desintegración, sin la dentadura o sin las gafas!

El hombre, en su fatal declive, puede atreverse a enfrentarse al resto de la humanidad sin bufanda, sin sombrero o sin calcetines… Es suficiente que tenga confianza en sí mismo, presencia y osadía, con el fin de que su alma resista cualquier prueba sin acobardarse. Pero ¡ay, de aquél que intente continuar desenvolver su actividad social sin dentadura o sin gafas!

A los sesenta años, o antes, el hombre comienza a descubrir que los libros se imprimen con un cuerpo de letra más pequeño y que los vagones de los ferrocarriles, del metro o del autobús, cada día están peor iluminados. Hecha esta observación, descubre, finalmente, que los filetes de ternera cada día son más duros. Esta falta de intensidad en la luz artificial y de que la ternera es menos tierna le preocupa durante un largo tiempo, se acostumbra a leer únicamente los títulos que encabezan los artículos de los diarios (ya lo leeré en casa, se dice así mismo), y sustituye la carne por el pescado o las verduras.

Vive durante mucho tiempo engañado, creyendo que mientras funciona el motor no hay necesidad de preocuparse por la carrocería; pero la carrocería se va deteriorando y, cuando alguien le advierte: “tiene un diente que le baila como una campana; seguro lo perderá”, se da cuenta de la realidad de los acontecimientos.

Por lo general, el hombre se resigna y se consuela viendo el gran número de personas que usan lentes y dentaduras postizas. Y, lentamente, se va habituando al uso de estos accesorios; y, al acostumbrarse, ya no puede prescindir de ellos.

—¿Dónde va tan rápido, señor Manuel?

—Es que me he dejado la dentadura en casa y hoy he quedado para comer en un restaurante con un cliente.

Si uno piensa en los tiempos de Enrique V, cuando todavía no se había inventado las lentes y las dentaduras postizas, el suplicio de aquellos cortesanos de edad madura, sufriendo ante aquellas piernas de cordero que decían ¡cómeme!, nos daremos cuenta de la ganga que representa haber nacido en este siglo.

Entre nosotros, lo más importante radica en conservar la memoria, con el fin de no olvidarnos de unas piezas tan importantes en el vaso de agua o la mesilla de noche. O bien, llevarlas sujetas con un cordoncillo como antiguamente llevaban los monóculos los consumidores de rapé del pasado siglo.

Creo —pero igual estoy equivocado— estar rodeado de gente muy joven en este lugar; joven, se entiende, si comparo sus edades (que me figuro) con la mía, entonces, aunque todos no ignoramos que la muerte la podemos tener al doblar una esquina, no deben contemplarla cerca. Yo tampoco por salud, que gracias a quien sea me mantengo sano y fuerte, pero sí por edad, pues la vida del ser humano es muy corta, al menos para quien ya ha consumida tanta.

Y la vida me gusta, pese a que hayan días como hoy me que avergüenzo como humano al saber que unos padres desnaturalizados e indeseables han arrojado a su niño de diez días, vivo, a un contenedor de basura. ¡Terrible! Es un día que me tiene dolorido, de verdad, pero como el mundo gira y gira y no se detiene, mañana seguramente lo habré olvidado, y bien unas deseables buenas noticias ocupen su puesto. O quizás otras peores: las hambrunas y las miserias de tantas gentes que se utilizan para engordar las riquezas de otras. O las injusticias, o la violencia, o las guerras, o la repugnante pederastia... Nos creemos —¡qué imbéciles!— que al otro mundo (del que no creo su existencia) vamos a llevarnos lo atesorado, y es la imbecilidad más grande de las muchas que el hombre tiene.

Sin embargo, pienso que si pudiera vender eso que llaman alma, que no sé de qué se trata en realidad, y con la entrega de la misma vivir hasta cien años más, la vendería, pero no para mantener la belleza física como Dorian Gray (cosa de la que por cierto creo carecer) sino porque con sus penas y alegrías, la vida, esta vida nuestra, es maravillosa... Sí, yo lo haría, no lo duden; lo que no sé es si ustedes harían algo semejante o creen que la vida no vale tanto como para alargarla.

Si les parece bien responder, háganlo. Es bueno saber cómo pensamos cada uno. Quizás al saberlo nos haga cambiar de idea.

Que Alacant es una provincia en su mayor parte de secano, es cosa sabida, no obstante los hombres y mujeres de estas zonas han sabido sacarle a la tierra durante siglos su rendimiento, ya por medio de los almendros, olivos, higueras, algarrobos etcétera, pero hoy las cosas cambian, y las necesidades de la sociedad son otras. Los pueblos de estas comarcas han sabido ir cambiando su condición de agricultores a empresarios y fabricantes, así los turroneros en Xixona venden sus productos por todo el mundo, o la industria juguetera, que en la llamada Foia de Castalla, una comarca natural, con poblaciones como Ibi, Castalla, Tibi y Biar, concentran la mayor parte de los juguetes fabricados en España, y que se exportan a todas partes. Y no digamos de la industria zapatera y de calzado deportivo. O el turismo, pongo también por caso...

Pues bien, esas parcelas de almendros, algarrobos y olivos, que necesitan de mucho esfuerzo humano para dar riqueza, hoy van transformándose en grandes instalaciones de placas solares con las cuales sacar mayores beneficios e ir modificando la necesidad de productos caros, contaminantes y foráneos para crear una nueva energía limpia, lo cual servirá también para mejora para la salud. Bueno, eso al menos es lo que se espera: salud y riqueza.

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Salvo que esté poco informado, que puedo no estarlo, la llegada masiva de varios centenares de jovencillos, procedentes de Marruecos, a Ceuta, son niños. Vienen en busca de un mejor porvenir, y llegan de un país, Marruecos, donde el paro juvenil está en un 22%, a España, donde el mismo alcanza el 38%, y en las regiones del Sur mucho más...

Resulta, ya de entrada, que menores de edad y casi niños de 12 o 13 años vengan con esa idea, se expongan a varios peligros, y acudan a un país extraño, dejen familia y amigos, y además lo hagan agrupados en esa cantidad que me parece enorme. No, aquí hay “gato encerrado”. Esto no nace de la espontaneidad juvenil.

Marruecos no cejará nunca de reclamar las ciudades de Ceuta y Melilla, de lo cual puede tener razón o no, no estoy al tanto histórico del tema, y el actual monarca, con la experiencia de su padre al conseguir adueñarse de la provincia española de Sáhara, con la marcha verde, creo que utiliza otra forma de invasión teniendo en cuenta que, por la edad de esos niños, el devolverlos a su país de origen trae problemas hasta de orden internacional.

Posiblemente piense que si para adueñarse de la provincia española del Sáhara, no tuvo que emplear el ejército, aquí puede conseguir lo mismo.

Yo creo que estos niños deben ser bien tratados a su llegada sin duda, atendidos si necesitan ayuda sanitaria, y ser devueltos a sus padres, los cuales no creo que estén muy conformes ante esa huida masiva de sus retoños.

Por otra parte ¿qué pasa con las niñas marroquíes?  ¿No desean una vida mejor? ¿no tiene espíritu aventurero y llegar aquí con sus compañeros masculinos?

No nos engañemos, esto huele a raro, lo miremos por donde lo miremos y los políticos, en vez de echare los trastos a la cabeza, mejor sería tomar las decisiones entre todos, que no perjudique a esos pequeños, pero que regresen con sus familias. Si han de llegar alguna vez a España, si hace falta su concurso que pudiera ser cuando las circunstancias y el trabajo mejore, deberán hacerlo reglamentariamente, y, sin duda, las mujeres también tendrán cabida y respeto; que no tengan tanto miedo de traerlas, que aquí no nos comemos a ninguna.

Esta mañana, en la playa, un matrimonio marroquí estaban sobre la arena y bañándose. El padre con un bañador normal tipo meyba, el niño de unos 8 años también con un bañador similar. La niña de 10 años seguramente, se bañaba con un camisón, pero la madre, una mujer que debía ser muy joven, toda tapada, debajo de la sombrilla y sin quitarse la mascarilla y con gafas oscuras. Una estampa que llamaba la atención cuando cerca de ellos, unas mujeres españolas, tomaban el sol sin sujetador. Yo creo que para estas personas el donde fueres haz como vieres nunca lo respetarán. Estando entre nosotros crearán un gueto; y eso no me gustaría. La libertad también se la ofrecemos, y debieran aceptarla y usarla.

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La dignidad, en el sentido más esencial, es lo que hace al ser humano titular de derechos inalienables y perdurables, sin importar cuales sean sus circunstancias; derechos inherentes al hombre o la mujer como personas.

Bajo otro punto de vista, el pragmático, la dignidad es también la forma de conducirse el hombre conforme con esos derechos que arriba he expresado: tanto los propios como los ajenos. Con respecto a estos últimos —en realidad también respecto a los propios— emanan además unos deberes inexcusables. La dignidad humana, así entendida, entraña un arrojo necesario en la defensa de la justicia y un requiere un saber estar a la altura de las circunstancias y exigencias del entorno.

En el segundo sentido, la dignidad puede perderse, pero no así, jamás, en el primero. Es más, yo insisto en que aquel quien deja de respetar la dignidad de su prójimo, en su sentido esencial, y sean cuales sean las circunstancias, deja al propio tiempo de conducirse dignamente.

Como ejemplo, quien utiliza a los demás, actúa de manera, por decirlo en palabras de Kant, «como mero medio». Las personas son «fines en sí mismas», de modo que es una ruindad instrumentalizarlas. Como principio práctico de actuación, el imperativo categórico queda enunciado así:

«Obra de tal modo
que te relaciones con la humanidad,
tanto en tu persona como
en la de cualquier otro,
siempre como un fin,
y nunca sólo como un medio»
(Kant, “Fundamentación de la metafísica de las costumbres”)

Aproximándonos aún más a las batallas presentes, sería conveniente recordar las palabras de un hombre que demostró dignidad a la hora de combatir las suyas. A los ingleses que dominaban su país, la India, les dijo en un momento dado algo que hoy, sin duda alguna, debiéramos decir a nuestros actuales opresores (políticos sin escrúpulos, banqueros avarientos, magnates especuladores, etc....):

«No somos nosotros los que
debemos hacer lo que queréis,
sino vosotros lo que nosotros queremos»
(Gandhi).

Palabras éstas que por sí solas reflejan dignidad práctica. La hace más explícita el gran libertador hindú cuando afirma:

«Desde que un hombre comprende
que es contrario a su dignidad
el obedecer a los injustos,
ninguna tiranía puede esclavizarle».

Es interesante comprobar el énfasis que pone Gandhi en la comprensión más que en la acción misma. De hecho, la sabiduría puede a veces aconsejar obedecer libremente a los injustos si con ello tenemos en mente un triunfo aún más importante. Algo que estaría en consonancia con las recomendaciones de otro gran hombre, Jesús de Nazaret, una de las mayores fuentes de inspiración del propio Gandhi (leer a Mateo 5: 38-48). Y con otras frases del Mahatma, quien sólo podía concebir la desobediencia civil como una «exigencia perentoria del amor», añadiendo que, «separada de un programa constructivo», esa modalidad de lucha «se convierte en un método violento».

El conflicto entre los seres humanos es algo natural y habitual, y esto ocurre tanto en el entorno familiar como en la vida en sociedad. Es más, de no existir, la vida se nos presentaría muy monótona. Debemos tener muy en cuenta que no hay dos personas que piensen, actúen y sientan del mismo modo y, puesto que cada una de ellas parte desde un punto diferente, es casi imposible evitar al completo que no exista algún tipo de conflicto por las diferencias en las características de personalidad entre los humanos.

Ahora bien, los graves problemas conflictivos, surgen cuando dejamos que estas fricciones —casi siempre al principio sencillas— se nos escapen de las manos y entren en juego las personalidades o los egos, en vez de las ideas que sería lo deseable. Y ese agravamiento del conflicto suele hacernos, por lo general, la vida muy estresante.

Las causas de las disputas entre las personas pueden ser infinitas, pero la principal parte de que cada uno quiere hacer las cosas a su manera e imponer sus criterios al otro; no obstante, para una persona de ordinario conflictiva, en ocasiones la causa puede ser lo menos importante para él, dado su tipo de desorden de personalidad.

Las características que más destacan en una persona conflictiva, generalmente son estas:

–Conflictos de personalidad.
–Competitividad, a veces excesiva.
–Frustraciones individuales.

–Malentendidos o formas distintas de ver las cosas.

–Falta de cooperación, real o imaginaria.

–Incapacidad para seguir las normas o ceñirse a los planes.

–Problemas con la autoridad.

–Deseo de asumir mayor responsabilidad.

–No querer aceptar responsabilidades.

–Desacuerdo en la forma de alcanzar las metas acordadas y discrepancia de las mismas.

Toda persona que posea la capacidad de entender el conflicto y aquello que lo conduce a él, tiene mayor posibilidad para prevenirlo o resolverlo. Sería deseable evitar los problemas, pero, como todos sabemos, no siempre es posible. Si no podemos impedir el conflicto, debiéramos intentar hallar la solución más positiva; es decir, a través de la inteligencia emocional.

Si usted que me lee, presenta algunas de las características antes señaladas, lo más recomendable sería hablar con aquellas personas en quienes pueda confiar para tener otra perspectiva al respecto.

Argumento: En un pequeño pueblo minero de Gales viven los Morgan, todos ellos mineros y orgullosos de serlo y también de respetar las tradiciones y la unidad familiar. Sin embargo, la bajada de los salarios provocará un enfrentamiento entre el padre y los hijos; porque mientras éstos están convencidos de que la unión sindical de todos los trabajadores es la única solución para hacer frente a los patronos, el cabeza de familia, en cambio, no quiere ni siquiera oír hablar de sindicatos ni de socialismo.

Película conmovedora, repleta de interés humano. Excelente la dirección de John Ford y extraordinaria  interpretación de todos sus protagonistas. La fotografía que recibió uno de los Óscar y la música no se quedan atrás. En definitiva es una gran obra para los amantes del cine

Como consecuencia de un accidente automovilístico, Juan quedó ciego. Viajaban junto a él su esposa Ángeles y su amigo Esteban, que era el conductor, los cuales, salvo magulladuras de más o menos intensidad, salieron del accidente sin graves consecuencias.

Ángeles desde el mismo día que salió del hospital, cuidaba de su esposo de manera intensa, hasta el punto de abandonar su trabajo en la Notaría para dedicarse a él. Esteban, que siempre se atribuyó el error accidental, lo visitaba casi diariamente, en especial por las tardes cuando salía de su oficina. Los tres tomaban un té, unos dulces o un licor y comentaban sobre la actualidad, oían música o los noticiarios, en esa camaradería que siempre los había distinguido.

Juan agradecía intensamente las atenciones de su esposa y de Esteban, no obstante a veces se quejaba de lo exagerado de todo ello. Por parte de su esposa creía que lo mimaba en exceso, lo cual, así pensaba él, lo hacía más inútil que lo hacía la ceguera para un hombre que siempre fue enérgico y trabajador. A Esteban le agradecía sus visitas, era el compañero inseparable y deseado, pero le insistía en que todo fue a causa de las circunstancias atmosféricas, que la carretera estaba resbaladiza por el aguanieve, y aquel árbol cruzado en medio de ella, fruto de un desprendimiento inesperado y no señalizado fue el principal motivo de salirse de la calzada; le insistía en que no debía culparse de lo sucedido. Los tres debían olvidarlo.

En ocasiones Ángeles igual se sentaba junto a su esposo, que en el sofá de enfrente donde lo ocupaba Esteban mientras tomaban el te o charlaban. Y el tiempo, que en tanto interviene en nuestras vidas, hizo que hoy un pequeño roce al coger las tazas, una mirada furtiva o una sonrisa atractiva entre uno y otra, fue creando algo más que una amistad entre un hombre y una mujer jóvenes. Y Ángeles y Esteban se fueron enamorando.

Cuando esos roces se fueron transformando en caricias, las miradas en llamadas al amor, y algún beso silencioso ante la presencia del esposo y amigo ciego, sentían cierta culpabilidad e intentaban apartarse del salón porque la presencia de Juan les imponía. El amor fue creciendo en ellos, la necesidad de estar juntos más, pero la ceguera de Juan les hacía verse mucho más culpables de la infidelidad, incluso considerándolo un insulto o ultraje al esposo y camarada que, pérdida la visión, no veía lo que en su entorno iba ocurriendo y creciendo, y, posiblemente, por su noble carácter, no intuía nada.

En uno de sus viajes, por motivos de trabajo, que hizo Esteban a París, y por esas tardes diarias en reunirse y tomar el té, trajo de regalo un delicado juego de tres platos, tres tazas y tetera de porcelana china, con bellos detalles en oro y cada juego de taza y plato de diferente color. Ángeles jugaba con ellos y los combinaba de tal manera que no siempre servía el té a cada uno con la misma taza y plato, un día lo hacía con la taza y plato verde, otra con el juego azul o bien el blanco anacarado.

Aquella tarde desde el gran ventanal del amplio salón se veía caer una copiosa nevada. Hacía unos minutos que Esteban acababa de llegar y Ángeles preparaba el té para la reunión diaria y los comentarios, el intercambio de pareceres sobre las noticias del día y las chácharas propias de tres camaradas. Siempre servía la primera taza a Juan, escogiendo cualquier color, al azar, y hoy, llena de humánate té la taza blanca anacarada, se la acercó a su esposo para que la tomara con la mano, cuando, sorprendentemente para la mujer y Esteban, Juan le dijo: —Ángeles, hoy, por favor, no quiero la taza blanca, sírveme el té con la taza verde.

Es una idea, la que nos ofrece, muy propia de los tiempos que corremos, donde el morbo y las cosas de la infidelidad, tan llenas las pantallas televisivas están y revistas están... Pero yo le pondría otro final, y es que hay cegueras que ven. No como nosotros los colores por efecto de la luz, hay ciegos que tienen otra "vista" algo inalcanzable para los que solo usamos los ojos. ¿Y si la taza verde emitiera un sonido diferente a las otras dos al remover con la cucharilla el azúcar? Nosotros, estimada Tomb, usted y yo, que tenemos buena vista, quizás no lo distinguiríamos, y no le daríamos importancia a ese sonido que el ciego de Juan habría aprendido a diferenciar... Bueno, esto no es algo que pensé al redactar la historia, lo acabo de pensar ante su idea. ¿Qué tal le parece?