Tres palabras.

Érase una vez en un lugar, muy alejado de la Mancha quijotesca, sin mosas candorosas, un lugar paradisíaco, bucólico, apacible, luminoso. Pero, seamos cuidadosos, en cualquier momento aparecerá el horrible síndrome: 'la/felicidad/aplazada', esa cosa que no deja dormir, ese bichito que se remueve cuando se agita frenéticamente al ritmo de quien lo marca como una cumbia colombiana bien agarradita con sus dos patitas. De repente se oyeron jadeos de dos personas en armonioso dueto de tres patas ante la atónita

Érase una vez en un lugar, muy alejado de la Mancha quijotesca, sin mosas candorosas, un lugar paradisíaco, bucólico, apacible, luminoso. Pero, seamos cuidadosos, en cualquier momento aparecerá el horrible síndrome: 'la/felicidad/aplazada', esa cosa que no deja dormir, ese bichito que se remueve cuando se agita frenéticamente al ritmo de quien lo marca como una cumbia colombiana bien agarradita con sus dos patitas. De repente se oyeron jadeos de dos personas en armonioso dueto de tres patas ante la atónita mirada de varios

Érase una vez en un lugar, muy alejado de la Mancha quijotesca, sin mosas candorosas, un lugar paradisíaco, bucólico, apacible, luminoso. Pero, seamos cuidadosos, en cualquier momento aparecerá el horrible síndrome: 'la/felicidad/aplazada', esa cosa que no deja dormir, ese bichito que se remueve cuando se agita frenéticamente al ritmo de quien lo marca como una cumbia colombiana bien agarradita con sus dos patitas. De repente se oyeron jadeos de dos personas en armonioso dueto de tres patas ante la atónita mirada de varios toros que habían

Érase una vez en un lugar, muy alejado de la Mancha quijotesca, sin mosas candorosas, un lugar paradisíaco, bucólico, apacible, luminoso. Pero, seamos cuidadosos, en cualquier momento aparecerá el horrible síndrome: 'la/felicidad/aplazada', esa cosa que no deja dormir, ese bichito que se remueve cuando se agita frenéticamente al ritmo de quien lo marca como una cumbia colombiana bien agarradita con sus dos patitas. De repente se oyeron jadeos de dos personas en armonioso dueto de tres patas ante la atónita mirada de varios toros que habían perdido el norte.

Érase una vez en un lugar, muy alejado de la Mancha quijotesca, sin mosas candorosas, un lugar paradisíaco, bucólico, apacible, luminoso. Pero, seamos cuidadosos, en cualquier momento aparecerá el horrible síndrome: 'la/felicidad/aplazada', esa cosa que no deja dormir, ese bichito que se remueve cuando se agita frenéticamente al ritmo de quien lo marca como una cumbia colombiana bien agarradita con sus dos patitas. De repente se oyeron jadeos de dos personas en armonioso dueto de tres patas ante la atónita mirada de varios toros que habían perdido el norte.
Partimos hacia el

Érase una vez en un lugar, muy alejado de la Mancha quijotesca, sin mosas candorosas, un lugar paradisíaco, bucólico, apacible, luminoso. Pero, seamos cuidadosos, en cualquier momento aparecerá el horrible síndrome: 'la/felicidad/aplazada', esa cosa que no deja dormir, ese bichito que se remueve cuando se agita frenéticamente al ritmo de quien lo marca como una cumbia colombiana bien agarradita con sus dos patitas. De repente se oyeron jadeos de dos personas en armonioso dueto de tres patas ante la atónita mirada de varios toros que habían perdido el norte.
Partimos hacia el 'Dorado de Oropel'

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Partimos hacia el 'Dorado de Oropel', lugar donde crecieron

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Partimos hacia el 'Dorado de Oropel', lugar donde crecieron las tres brujas

]Érase una vez en un lugar, muy alejado de la Mancha quijotesca, sin mosas candorosas, un lugar paradisíaco, bucólico, apacible, luminoso. Pero, seamos cuidadosos, en cualquier momento aparecerá el horrible síndrome: 'la/felicidad/aplazada', esa cosa que no deja dormir, ese bichito que se remueve cuando se agita frenéticamente al ritmo de quien lo marca como una cumbia colombiana bien agarradita con sus dos patitas. De repente se oyeron jadeos de dos personas en armonioso dueto de tres patas ante la atónita mirada de varios toros que habían perdido el norte.
Partimos hacia el 'Dorado de Oropel', lugar donde crecieron las tres brujas con escobas recortadas

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Partimos hacia el 'Dorado de Oropel', lugar donde crecieron las tres brujas con escobas recortadas y balas plateadas

Érase una vez en un lugar, muy alejado de la Mancha quijotesca, sin mosas candorosas, un lugar paradisíaco, bucólico, apacible, luminoso. Pero, seamos cuidadosos, en cualquier momento aparecerá el horrible síndrome: 'la/felicidad/aplazada', esa cosa que no deja dormir, ese bichito que se remueve cuando se agita frenéticamente al ritmo de quien lo marca como una cumbia colombiana bien agarradita con sus dos patitas. De repente se oyeron jadeos de dos personas en armonioso dueto de tres patas ante la atónita mirada de varios toros que habían perdido el norte.
Partimos hacia el 'Dorado de Oropel', lugar donde crecieron las tres brujas con escobas recortadas y balas plateadas, aunque todos creían

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Érase una vez en un lugar, muy alejado de la Mancha quijotesca, sin mosas candorosas, un lugar paradisíaco, bucólico, apacible, luminoso. Pero, seamos cuidadosos, en cualquier momento aparecerá el horrible síndrome: 'la/felicidad/aplazada', esa cosa que no deja dormir, ese bichito que se remueve cuando se agita frenéticamente al ritmo de quien lo marca como una cumbia colombiana bien agarradita con sus dos patitas. De repente se oyeron jadeos de dos personas en armonioso dueto de tres patas ante la atónita mirada de varios toros que habían perdido el norte.
Partimos hacia el 'Dorado de Oropel', lugar donde crecieron las tres brujas con escobas recortadas y balas plateadas, aunque todos creían que el mandinga era un postre

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Partimos hacia el 'Dorado de Oropel', lugar donde crecieron las tres brujas con escobas recortadas y balas plateadas, aunque todos creían que el mandinga era un postre, siendo un malulo.

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* https://www.youtube.com/watch?v=C7uyG5Rb3hQ

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* https://www.youtube.com/watch?v=HpjeBjNwYyA

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Esa misma noche

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Esa misma noche me invitó a

Esa misma noche me invitó a compartir aquella cosa