Vinicius, el provocador provocado e irritado

VINICIUS, EL PROVOCADOR PROVOCADO E IRRITADO

Seguramente todo club de fútbol desearía tener en sus filas al brasileño Vinicius Jr. un jugador de fútbol rápido, con gol, atrevido en el área y posiblemente Balón de Oro 2023. Pero hay una parte suya muy negativa, y es que es un provocador nato, quien se burla de las aficiones contrarias cuando marca un gol. Su club, el Real Madrid, que tantos partidos gana por la condición de su jugador, lo defienda a capa y espada diciendo que a él lo insultan llamándole “negro”, que sin duda lo es, y que nadie debiera usar este término como insulto, pero la verdad no es esa, pues no hay club de primera en España (seguramente en todas sus categorías) que no tenga uno o más jugadores de piel morena, es más, hasta el Athletic de Bilbao, que se precia de que todos sus jugadores son vascos, tiene dos o tres jugadores negros, porque en España ya es normal que hayan españoles de cualquier raza o etnia.

Pero Vinicius recibe insultos (cosa mal vista por mí) por sus provocaciones, por dirigirse a las aficiones más ruidosas de los equipos contrarios y reírse y burlarse de ellos cuando marca un gol, lo que recibe (cosa que yo igual condeno) se lo busca él.

Ayer, en el Bernabéu recibió, según él, una provocación, cuando un joven jugador del FC Barcelona Gavi, le señaló con la mano cuatro dedos, que significaban los cuatro goles, como cuatro soles, de fina categoría, artísticos, que llevaron al Real Madrid, de los galácticos, de los millonarios, al ridículo. Gavi no se dirigió a la hinchada madridista, ni a sus socios, ni al palco, sino a otro jugador cuya fama de prepotente, vanidoso, provocador y buscapleitos está más que demostrado. Gavi le dio a probar su propia medicina, y él no lo pudo resistir.

Quien se pasó todo el partido llamando la atención al árbitro, provocando caídas por faltas inexistentes fruto de su imaginación, en vez de meter el balón en la portería, que es su obligación y para eso le pagan, muy bien pagado, y fallando cuando tuvo la ocasión, se sintió desbordado por una colla de niños superiores a él en juego, clase futbolística, y el sello de La Masía que los hace deportistas y hombres de valores humanos.

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