¡Que vienen los rusos!...

¡QUE VIENEN LOS RUSOS!...

¡Cachis en la mar!, al parecer el invento de la “trama rusa” en el procés, no cuaja. Un buen invento sin duda para, amnistías aparte, encarcelar a Puigdemont, aunque solo fuera unas horas, porque de que se ha enriquecido debido a la misma (otro invento con la misma finalidad) nada de nada, tampoco cuaja… Algo más serio y consistente habrá que inventar, porque lo que faltaba para que a algunos le dé un telele, es que Puigdemont volviera a ser presidente de Catalunya. Con tal de ver la cara que pondría alguna, valdría la pena de intentarlo.



La trama rusa vinculada al proceso de independencia catalán no se la cree ni el juez Manuel García-Castellón. Hoy las defensas de los investigados en el juzgado de instrucción n.º 1 de Barcelona en esta pieza separada del caso Vólkhov que se obstina continuar Joaquín Aguirre, han accedido a una documentación que desmonta de arriba abajo las tesis de este juez. Es la respuesta que a final de marzo dio García-Castellón a la petición de colaboración que le había hecho llegar semanas antes Aguirre para que le trasladara todas las informaciones relativas a la trama rusa que había visto publicadas en algunos diarios españoles; unos artículos que hablaban de la supuesta presencia de espías rusos en Catalunya el 2017. Que los jueces crean en las novelas del 007, es para pensar cómo han llegado a la judicatura.

La respuesta del magistrado de la Audiencia española fue que en la causa abierta contra el Tsunami Democrático no existía constancia de nada de esto y se remitía a los argumentos con que en julio de 2020 había cerrado unas diligencias abiertas por una supuesta injerencia rusa en el proceso que él mismo había descartado.

De forma que García-Castellón dijo a Aguirre, en marzo pasado, que ya hacía casi cuatro años que él había descartado la trama rusa, cuando constató que toda la información que le hacía llegar la policía española mediante las declaraciones de un testigo protegido no se aguantaba de ninguna forma. “Fuera de la declaración, poco o nada aporta aquello que decía la policía, de forma que los individuos mencionados no tienen antecedentes y toda la información que se ofrece es recogida en medios de comunicación. Que sean perfiles de personas afines a las tesis independentistas no quiere decir que un hecho pueda ser objeto de investigación.

Sobre el hecho que hubiera emisarios rusos que querían desestabilizar el Estado español, observaba: “Las indicaciones que sean, o no, miembros de un servicio secreto solo aparecen en medios periodísticos, y este hecho por sí mismo no tiene relevancia penal”, y concluía: “Si no hay nada, salvo opiniones, sobre las cuales establecer una instrucción se deriva la inexistencia, en este momento procesal concreto, de datos relevantes que nos permitan de continuarla”. Esto decía García-Castellón el julio de 2020 y lo arreciaba en marzo de este año, respondiendo a la petición de colaboración que le hacía el juez Aguirre.

Pero García-Castellón le respondió que en la causa del Tsunami, todavía abierta, “no consta ningún informe policíaco relativo a la información solicitada ni hay emitida ninguna comisión rogatoria ni ninguna orden europea de investigación en Alemania ni en el Reino Unido” Y se remitía en todo caso a las diligencias previas 86/2019, archivadas en julio de 2020, donde se argumentaba la inconsistencia de la investigación sobre una trama rusa relacionada con el proceso de independencia catalán.

Dos meses después, Joaquín Aguirre comprobaba cómo la Audiencia de Barcelona le anulaba las prórrogas que había hecho el verano del año pasado y en enero de este año para continuar la investigación por un delito de traición contra dirigentes y ciudadanos independentistas, entre los cuales encabezaba el presidente Carles Puigdemont. El argumento es que alargaba una causa sin cimentación, sin haber conseguido nada de nuevo, vulnerando el derecho de defensa de los investigados. Y, a pesar de todo, con la ley de amnistía ya en vigor, Aguirre insistía en continuar investigando la trama rusa del proceso, y todavía añadiendo entre los investigados dos periodistas, Carles Porta y Natàlia Boronat.

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