¿Sorprendente?

¿SORPRENDENTE?

Yo no diría tanto, conociendo el civismo de la ciudadanía alicantina, tan dada a las grandes concentraciones multitudinarias y la facilidad para deshacerlas con orden.

Alacant es una ciudad pequeña que no sobrepasa los 400.000 habitantes, y esta semana grande de “Les Fogueres de Sant Joan”, ha llegado a la cifra de 1.500.000 personas entre ciudadanos de los pueblos limítrofes, provincias cercanas como Murcia o València, y los turistas extranjeros, pues el aeropuerto internacional Miguel Hernández ha trabajado a tope. Y ante tanta concentración de ciudadanos, apenas 30 casos se han detectado de asistencia sanitaria, y de ellas solo una como consecuencia de los grandes espectáculos de las mascletàs, quema de hogueras, fuegos artificiales, y curiosamente ha sido la de un trabajador pirotécnico por negligencia, pero sin mayor importancia. El servicio de ambulancias sanitarias, por lo que pudiese ocurrir, está garantizado

La seguridad de quienes asisten a presenciarlos es tan grande por parte de policía local, protección civil, etcétera, y el civismo ciudadano en general; se puede asistir a estos estruendosos espectáculos sin problemas, es más, no se tiene noticia de robos de carteras, móviles, como suele ocurrir en otras concentraciones. La seguridad es muy importante si queremos que cada año sea mayor el número de personas que nos visitan.



El mayor espectáculo de fuegos y el correspondiente final, el terratrémol (terremoto) es el que concentra mayor número de espectadores, al margen de la propia quema de las Hogueras. Dejo una foto de una de las cuatro avenidas que dan a la plaza circular de "Les Esteles", donde se dan las mascletàs, que como verán ha estado a tope de gente. Eso sí, si alguna vez viene a verlas no lo hagan sin sombrero, aunque diversa firmas comerciales suelen regalarlos ya que el sol a las 2 del mediodía aprieta de lo lindo, otras suelen obsequiar con el típico anisete con agua helada para refrescarse.



Y fin, hasta el año próximo que nuevos monumentos alegrarán las calles a la espera de ser pasto de las llamas. El fuego, sin duda, tiene una gran atracción para el ser humano desde su descubrimiento, lo que hay que saber es controlarlo y respetarlo.
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