¿Queréis saber del duende misterioso?

por jrma1992 Dom Ene 03 2021, 00:51

¿Queréis saber del duende misterioso? ¿Queréis saber de todas sus trastadas? ¿Queréis que os lo describa? Pues atentos: el duende misterioso es saltimbanqui y alcanza a sorprendernos por completo, pues siempre está moviéndose a su antojo. Parece un danzarín y es incesante su raro repertorio, pues no para, corriendo y revolviendo cuanto puede.

¿Que no lo podéis ver? Eso es corriente: el duende misterioso, aunque travieso, no deja que lo vean los humanos. Su espíritu es tan tímido que nunca podréis hallar sus raras carcajadas, sino es cuando se esconde en algún sitio. No quiere que lo vean, tiene miedo, después de ser el rey del alboroto, pues gusta del jolgorio el muy granuja.

¿Que no lo visteis nunca? Pero existe. ¡Si acaso yo os dijera que procede de bosques muy distintos de los nuestros! ¿Y cómo hallar los bosques donde habita? Son esos que camina cada tarde la gente que pasea con vosotros. Pero él vive en un plano diferente: los árboles que mira son los mismos, pero él tan solo ve lo que es espíritu.

Pensad que hay en los árboles espíritu, que el bosque no es la suma de los árboles, que el alma de los árboles es bosque. También vosotros sois parte del bosque, también cuaja en vosotros la energía que brota donde brotan los espíritus. Y yo, que soy espíritu y soy carne, contando la verdad de estos lugares os hablo de este duende que no para.

El duende misterioso es un amigo que sabe relatar historias raras que solo pueden ser una quimera. El duende, con piruetas y risillas, se muestra muy burlesco cuando dice las cosas que curioso le pregunto. Él no es una mascota, pues los duendes son dueños de sí mismos y trastean según lo mande un día su capricho.

Tal vez en mi locura lo imagino, mas dice que es normal que no lo vea la gente a la que cuento su existencia. Amigo de los trasgos y los mouros, no ignora donde quedan viejos cuélebres, si es cierto que murieron los más viejos. Él sabe que ese mundo nos fascina, me dice lo que esconde cada niebla y explica quién habita cada noche.

¿Queréis hablar del duende saltimbanqui, de todas sus leyendas y romances, de todos sus relatos y mentiras? Un día apareció de entre las sombras con ese rostro feo y sus orejas, enormes si se piensa su estatura. Su gorro colorado y aquel traje lo hacían un payaso cuyo gesto mostraba lo grotesco de estos seres.

El duende saltimbanqui y misterioso, burlándose de mí, sin detenerse, me dijo si quería conocerlo. Me supo prometer esa enseñanza que ofrecen a los locos las criaturas que vienen de los bosques olvidados. Y yo no me negué, quise seguirlo, saber lo que ofrecía, conocerlo, poder aprender de él lo necesario.

El duende misterioso me habló entonces:

-No puedes tener miedo, si me sigues,

Y yo quise seguirle, pese a todo.

Le dije que podría acompañarlo, que estaba bien dispuesto, y, en la noche, pusimos rumbo al bosque de eucaliptos.

-Yo sé -me dijo el duende- que ese bosque te llena de placer, cuando paseas, buscando los secretos de la vida.

El duende misterioso, con su genio, no ignora, sin embargo, que nosotros también necesitamos la paciencia. Mostrar a los humanos los secretos que sabe pide siempre de paciencia, y el duende fue paciente como pocos. Pensad que lo que él sabe y lo que piensa no cabe nuestra mente, pues los duendes lo entienden con su lógica distinta.

Y me preguntaréis cómo es posible que yo hable con los duendes de los bosques que pueblan castañares y eucaliptos. Quizás me lo regala la arboleda, si quiere estar en prosas que yo escribo, poblar los versos raros que discurro. Y os digo que es posible y es posible: el duende se os esconde, pero anida quizás lo más profundo de vosotros igual que a mí me habita y me conoce.

El duende misterioso me lo dijo.

2020 (C) José Ramón Muñiz Álvarez

"Los bosques de los duendes misteriosos"