El Cuatro Pelos
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El Cuatro Pelos
EL CUATRO PELOS
Hoy he visto al cuatro pelos, estaba en el parque, y ahora es todo un señor, sin los cuatro pelos aquellos que parecían cables oxidados en su cabeza, pero bien vestido, y una mirada de honrado ciudadano.
Cuatro pelos es un testigo del pasado, un superviviente que sobrevivió a la oleada del Sida y a la marabunta de la Heroína, aunque el nunca fue drogadicto, pero si estaba metido en ese mundo para de alguna forma ganarse la vida. Le hacía de recadero a los camellos del contorno, y cuando estos iban a vender y se escondían en la esquina para no hacerse ver y delatarse, el cuatro pelos le hacía los recados.
Iba y venía con un caniche que tenía, y que le daba coartada y disimulo. Pero El Sida acabo con los clientes, y fue la Heroína quien vino a sustituir a los drogadictos en el sitio del césped, y a darle trabajo a la Parca que se quedó a vivir en el barrio. Las víctimas de la jeringuilla, llegaban fuertes y sanos al parque, y al poco eran cadáveres andantes, zombis sin voluntad, pero no dejaban de consumir, y trabajo que le daban al cuatro pelos. Pero estos, y unos tras otros, también, y camino del más allá, desaparecieron de las calles.
Luego me contaba, que se metió a trabajar en un burdel haciendo lo único que sabía hacer, de recadero de las prostitutas, y no le faltaba trabajo, y lo hacía tan bien que hasta más de una de aquellas mujeres de la vida de saldo y esquina, lo empleo en su casa en las faenas domésticas, o en el cuidado de sus hijos, y siguió viviendo por aquel empuje que te lleva la vida, y se casó con una chica de raza gitana, pero aquello no duro mucho por aquello de que ya se sabe que si el dinero no entra por la puerta el amor se va por la ventana, y al cuatro pelos solo le gustaban los trabajos cómodos y el de servir a otros.
Años después, y por amistades en el mundo de vivir a salto de mata conoció, e hizo amistad, con unos estraperlistas, y con ellos se iba cada fin de semana a Andorra en un autocar supuestamente lleno de turistas. Nunca tuvo dinero suficiente para hacerse de su propia mercancía, y se dedicaba ayudar y hacerle los recados a los que bajaban del bastión pirenaico, tabaco licor y otras hierbas, y ayudaba en todo, llevaba paquetes, los escondía pasaba escondido lo que podía por cuenta de otros, y hasta se hacía el enfermo grave y moribundo cuando veía que se cernía sobre el autocar una inspección de los guardias. Pero se hizo muy visto, y ya no confiaban en él, así que se dedicó a hacer de confidente, y cuando en el pasaje veía a esos empresarios trajeados y con cara de despacho, suponía y nunca se equivocaba, de que subían a Andorra a pasar dinero, él los fichaba y en la aduna, y con alguna excusa se bajaba y se chivaba a los civiles. Con esto no ganaba nada, solo el favor de que al bajar no le miraran mucho las bolsas que por encargo se bajaba, y así siguió hasta hoy que es un jubilado, un pensionista que sin haber trabajado nunca en ninguna empresa, cobra una pensión, pequeña, mísera, pero que al menos le salva de robar para vivir.
Saludos
Hoy he visto al cuatro pelos, estaba en el parque, y ahora es todo un señor, sin los cuatro pelos aquellos que parecían cables oxidados en su cabeza, pero bien vestido, y una mirada de honrado ciudadano.
Cuatro pelos es un testigo del pasado, un superviviente que sobrevivió a la oleada del Sida y a la marabunta de la Heroína, aunque el nunca fue drogadicto, pero si estaba metido en ese mundo para de alguna forma ganarse la vida. Le hacía de recadero a los camellos del contorno, y cuando estos iban a vender y se escondían en la esquina para no hacerse ver y delatarse, el cuatro pelos le hacía los recados.
Iba y venía con un caniche que tenía, y que le daba coartada y disimulo. Pero El Sida acabo con los clientes, y fue la Heroína quien vino a sustituir a los drogadictos en el sitio del césped, y a darle trabajo a la Parca que se quedó a vivir en el barrio. Las víctimas de la jeringuilla, llegaban fuertes y sanos al parque, y al poco eran cadáveres andantes, zombis sin voluntad, pero no dejaban de consumir, y trabajo que le daban al cuatro pelos. Pero estos, y unos tras otros, también, y camino del más allá, desaparecieron de las calles.
Luego me contaba, que se metió a trabajar en un burdel haciendo lo único que sabía hacer, de recadero de las prostitutas, y no le faltaba trabajo, y lo hacía tan bien que hasta más de una de aquellas mujeres de la vida de saldo y esquina, lo empleo en su casa en las faenas domésticas, o en el cuidado de sus hijos, y siguió viviendo por aquel empuje que te lleva la vida, y se casó con una chica de raza gitana, pero aquello no duro mucho por aquello de que ya se sabe que si el dinero no entra por la puerta el amor se va por la ventana, y al cuatro pelos solo le gustaban los trabajos cómodos y el de servir a otros.
Años después, y por amistades en el mundo de vivir a salto de mata conoció, e hizo amistad, con unos estraperlistas, y con ellos se iba cada fin de semana a Andorra en un autocar supuestamente lleno de turistas. Nunca tuvo dinero suficiente para hacerse de su propia mercancía, y se dedicaba ayudar y hacerle los recados a los que bajaban del bastión pirenaico, tabaco licor y otras hierbas, y ayudaba en todo, llevaba paquetes, los escondía pasaba escondido lo que podía por cuenta de otros, y hasta se hacía el enfermo grave y moribundo cuando veía que se cernía sobre el autocar una inspección de los guardias. Pero se hizo muy visto, y ya no confiaban en él, así que se dedicó a hacer de confidente, y cuando en el pasaje veía a esos empresarios trajeados y con cara de despacho, suponía y nunca se equivocaba, de que subían a Andorra a pasar dinero, él los fichaba y en la aduna, y con alguna excusa se bajaba y se chivaba a los civiles. Con esto no ganaba nada, solo el favor de que al bajar no le miraran mucho las bolsas que por encargo se bajaba, y así siguió hasta hoy que es un jubilado, un pensionista que sin haber trabajado nunca en ninguna empresa, cobra una pensión, pequeña, mísera, pero que al menos le salva de robar para vivir.
Saludos
Última edición por daniel el Dom Ene 30 2022, 21:51, editado 1 vez
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Tropezar una vez no es malo, encariñarse con la piedra sí.
daniel- Mensajes : 2504
Fecha de inscripción : 11/12/2020
A MagAnna, doonga y a Tomb les gusta esta publicaciòn
Re: El Cuatro Pelos
Ay, pobre el Cuatro Pelos, pues nada, ahora sopita caliente, sofá y tele.
Tomb- Mensajes : 25886
Fecha de inscripción : 07/12/2020
Edad : 34
Localización : Pandora
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