Jesús estaba convencido de que las Escrituras
venían de Dios y de que eran la mejor guía que podía haber

(Juan 17:17) Santifícalos por medio de la verdad; tu palabra es la verdad.

(Salmo 12:6) Las palabras de Jehová son puras;
son como plata refinada en un horno de barro, purificada siete veces.

(Salmo 119:151) Tú estás cerca, oh, Jehová,
y todos tus mandamientos son verdad.

(Salmo 119:160) La verdad es la propia esencia de tu palabra,
y todas tus justas sentencias duran para siempre.


Si quiere tener esa misma confianza,
lea la Biblia a diario, estúdiela y medite en lo que aprenda.
Pero no se contente con eso.
Investigue los temas sobre los que tenga dudas