LGTBIQ+ en el arte.

Si bien el colectivo LGTBIQ+ obtiene cada vez más visibilidad, no siempre ha sido así. Sesenta y nueve años atrás, durante la dictadura franquista, se modificaba la Ley de Vagos y Maleantes (15 de julio de 1954), incluyendo como "un peligro contaminante para la moral sexual" a la homosexualidad. Esta modificación, que no sería suprimida hasta la muerte de Franco en 1978, ha dejado marca hasta nuestros días (cuarenta y cinco años después).

Actualmente, gracias a la aparición de un 'nuevo' arte pionero, el Arte Contemporáneo (1970 - actualidad), se manifiesta más abiertamente y sin tapujos una obra donde la orientación sexual y de género quedan en un segundo plano para dar lugar al verdadero significado de la obra. Aún así, no es la primera vez que el/la artista camufla un concepto LGTBIQ+ con el fin de obtener la posibilidad de reproducir una escena controversial a la época, ya lo hacía Caravaggio en obras como "La muerte de Jacinto" , de inspiración griega. A través de este cuadro se da a conocer el amor entre los dos jóvenes mediante el lamento de Apolo tras matar a Jacinto accidentalmente con un disco. El mito relata que tras la catástrofe, Apolo apoya el cuerpo de Jacinto en su regazo y de la mezcla de sus lágrimas y la sangre brota el jacinto, es por ello que actualmente atribuimos el luto a esta flor. Otras obras como el "San Sebastían" de Guido Reni (1620-1625) descontextualizan la 'masculinidad' atribuyendo a la figura del santo una pose en forma de 'S' atractiva y desvinculada de la firmeza habitual en la figura masculina.
Regresando a la actualidad, artistas como Janne Saville (Cambridge, Reino Unido) o Cao Kall (Valencia), sacan a la luz la existencia de los cuerpos y las relaciones trans   .

A menos de un mes del día internacional contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia (17 de mayo), el colectivo LGTIBQ+ era, y sigue siendo, discriminado más allá de nuestras propias e individuales fronteras. El 'mapamundi de la homofobia' reune nueve países donde ser homosexual conlleva pena de muerte y más de diez en los que la condena oscila hasta ocho años de prisión. Es por ello que aún queda un largo camino por recorrer.