Hilo para dar los buenos días
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Re: Hilo para dar los buenos días
Tomb- Mensajes : 26231
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Re: Hilo para dar los buenos días
Estoy en Tenerife. Dentro de poco iré a Bélgica y estaré unos dìas; allì hace mucho menos calor.Violetta escribió:Gracias, Doritos.
Ahora en qué país estás? Hoy aquí y mañana allá.
Sufro con el calor, no sabes cuánto. Y a esta edad donde mis hormonas están bien alocadas solo es sudar, sentirme melcochosa y me empiezo a enfadar, bueno, poquito. Por eso en primavera y verano debo estar en refrigeración jajaja
Te mando un abrazote!
Yo con la edad ya no tengo problemas, ya pase la valla asì que no me siento melcochoso. Esta sì que es nueva.... "melcochosa".
Un abrazo de oso también a ti.
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No pretendo cambiar el mundo, pero en el pedacito que me tocò pretendo hacer la diferencia.
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Dorogoi- Mensajes : 5148
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Re: Hilo para dar los buenos días
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Re: Hilo para dar los buenos días
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«Thou wilt keep him in perfect peace, whose mind is stayed on thee: because he trusteth in thee.» – Isaiah 26:3
MagAnna- Mensajes : 8281
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Re: Hilo para dar los buenos días
MagAnna escribió:Buenos días a tutti!!
En un rato, vendrán a cambiar la antena Wimax por otra más potente (de 50 a 100 Mb).
Espero que todo furule bien!
Casi toda la calle tiene casas con esa antenita. Pues es el único lugar del pueblo al que no le llega la fibra.
Qué cosas.
Bueno, pues a esperar toca.
Esto de las señales, ya sean de cualquier naturaleza, tiene sus misterios. Mis hijos han viajado por todo el mundo, y a sitios recónditos y lejanos, y nos hemos llamado sin problemas; sin embargo, cuando llamo a uno que vive en un pueblo cerca de Barcelona, a unos 40 Km, y con el enorme repetidor del Tibidabo cuya antena en lo alto de la montaña de la Rebassada, que sobresale del todo el paisaje de los alrededores, ¡¡No hay cobertura!! ¡¡jejejeje! Es para mearse. O sea, que si grito mucho hasta me oyen en ese pueblo, pero con el móvil no hay nada que hacer.
He pensado subirme a la azotea y hacer una fogata para enviarles señales de humo.
No somos na
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Alain Deneault: "Los excesos de la izquierda llevan a la gente a la extrema derecha"
barakarlofi- Mensajes : 3467
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Re: Hilo para dar los buenos días
Con respecto a las antenas tendremos que llevarla encima, jaja.
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Re: Hilo para dar los buenos días
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Giordano Bruno de Nola- Mensajes : 37762
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Re: Hilo para dar los buenos días
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Re: Hilo para dar los buenos días
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MagAnna- Mensajes : 8281
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Re: Hilo para dar los buenos días
Tomb escribió:
Aquí todavía no hace falta pijama.
Buenos días, Mag, ahora ya buenas tardes.
Cá buenos días y yo a punto de entrar de nuevo a una asesoría.
Saludos Tomb
Giordano Bruno de Nola- Mensajes : 37762
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Re: Hilo para dar los buenos días
Aguantaré todo lo que pueda ya que las casas no tienen calefacciòn instalada....
Buenos dìas gente linda!!!!
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Re: Hilo para dar los buenos días
Dan mucha agua para toda la noche! Qué bien!!
Después de tanto tiempo a secas y con más de 40º, hasta miramos los charcos con cariño, jajajaa...
Feliz domingo! Y pronto...
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MagAnna- Mensajes : 8281
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Re: Hilo para dar los buenos días
Buenos Días Feliz Domingo.
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De la vida no quiero mucho.
Quiero apenas saber que intenté todo lo que quise,
tuve todo lo que pude,
amé lo que valía la pena
y perdí apenas lo que nunca fue mío.
Pablo Neruda
Hamol- Mensajes : 2776
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Re: Hilo para dar los buenos días
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Re: Hilo para dar los buenos días
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Dorogoi- Mensajes : 5148
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Re: Hilo para dar los buenos días
El tiempo va que vuela y se acerca el momento de comer chuches y dar/recibir sustos!
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MagAnna- Mensajes : 8281
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Re: Hilo para dar los buenos días
MagAnna escribió:Buenos días a tutti!!
El tiempo va que vuela y se acerca el momento de comer chuches y dar/recibir sustos!
Otra de las costumbres importada de USA, que no se entiende que a los niños se le divierta con sangre, sustos, muertos y apariciones, ¿será eso bueno para su desarrollo psitico,? No confundirán el divertirse con hacer daños, chupar sangre y todo eso, Y si un niño quiere de vampiro, como se le enseña, se puede hacer que vaya mordiendo manzanas, que coma sangre frita, y mucha sangría sin alcohol, más tarde y cuando ya tenga los colmillos de leche desarrollados, y para hacer prácticas, llevarlo a una residencia de ancianos para que muerda y disfrute a todo viejo achacoso, pero no querrá, porque esos cuellos tiene muchos pellejos, están correosos, y además la sangre suele estar caducada y sabe a medicamentos.
Pero se le puede llevar a un hospital y que pruebe la sangre de las extracciones venosas, pero allí no podría morder y solo beber sangre con una pajita, y eso es una deshonra para un vampiro que se precie.
Por último, y como pasa el tiempo y los colmillos, se le caen por aquello del cambio de dientes, y cuando querrá morder, solo hará cosquillas en los cuellos, y las gentes se le reirá en la cara, y entonces se cansara de querer ser vampiro, y ya solo se conformará con morderle a los juguetes carnoso, a los gatos y peros del barrio, más que nada para no perder la costumbre, porque ahora solo se le llena la boca de serrín y de pelos.
No somos na.
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barakarlofi- Mensajes : 3467
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Re: Hilo para dar los buenos días
barakarlofi escribió:MagAnna escribió:Buenos días a tutti!!
El tiempo va que vuela y se acerca el momento de comer chuches y dar/recibir sustos!
Otra de las costumbres importada de USA, que no se entiende que a los niños se le divierta con sangre, sustos, muertos y apariciones, ¿será eso bueno para su desarrollo psitico,? No confundirán el divertirse con hacer daños, chupar sangre y todo eso, Y si un niño quiere de vampiro, como se le enseña, se puede hacer que vaya mordiendo manzanas, que coma sangre frita, y mucha sangría sin alcohol, más tarde y cuando ya tenga los colmillos de leche desarrollados, y para hacer prácticas, llevarlo a una residencia de ancianos para que muerda y disfrute a todo viejo achacoso, pero no querrá, porque esos cuellos tiene muchos pellejos, están correosos, y además la sangre suele estar caducada y sabe a medicamentos.
Pero se le puede llevar a un hospital y que pruebe la sangre de las extracciones venosas, pero allí no podría morder y solo beber sangre con una pajita, y eso es una deshonra para un vampiro que se precie.
Por último, y como pasa el tiempo y los colmillos, se le caen por aquello del cambio de dientes, y cuando querrá morder, solo hará cosquillas en los cuellos, y las gentes se le reirá en la cara, y entonces se cansara de querer ser vampiro, y ya solo se conformará con morderle a los juguetes carnoso, a los gatos y peros del barrio, más que nada para no perder la costumbre, porque ahora solo se le llena la boca de serrín y de pelos.
No somos na.
Jajjaa...
Ná. Habría que entretenerlos con misas, cementerios, ramos y rosarios. Mejor así?
Noo??
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MagAnna- Mensajes : 8281
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Re: Hilo para dar los buenos días
Tomb- Mensajes : 26231
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Re: Hilo para dar los buenos días
Tomb escribió:Buenos días, foro!!
Félix domingo, motera de las cosas claras.
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barakarlofi- Mensajes : 3467
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Re: Hilo para dar los buenos días
Este fin de semana está repletico de movimientos, por todos los sombríos rincones menos visitados.
Gente con coloridos perfumes, paños, escobas y demás, limpian y revisten piedras y mármoles, en las que leen y releen lo inscrito en ellas.
Nunca es tarde para recordar a sus seres queridos.
Siempre en sus corazones y en sus pensamientos, y con cuidados esmerados.
Al menos, una vez al año...
Pasen un excelente domingo!
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MagAnna- Mensajes : 8281
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Re: Hilo para dar los buenos días
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Dorogoi- Mensajes : 5148
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Re: Hilo para dar los buenos días
MagAnna escribió:Buenos días de domingo, a tutti!!
Este fin de semana está repletico de movimientos, por todos los sombríos rincones menos visitados.
Gente con coloridos perfumes, paños, escobas y demás, limpian y revisten piedras y mármoles, en las que leen y releen lo inscrito en ellas.
Nunca es tarde para recordar a sus seres queridos.
Siempre en sus corazones y en sus pensamientos, y con cuidados esmerados.
Al menos, una vez al año...
Pasen un excelente domingo!
Hace años visitaba mucho los campos santos, entonces no tenía a nadie allí, y me distraía, visitándolos, paseando y leyendo la dedicatoria, además de ir observando las fotos descoloridas por el Sol de años, y hasta una vez que murió un compañero
de trabajo, me fui al cementerio a las seis y media de la madrugada, cuando salí del trabajo, y gracias a que las puertas de entrada estaban en obras pude entrar.
Aparque en el silencioso y desierto aparcamiento, y me dispuse a esperar, llovía a cántaros, y con el agua cayendo, la oscuridad era todavía más espesa. Pero cuando empezó a ser de día, y por estirar las piernas, me fui por aquellas calles de paredes altas, llenas de nichos como para pasar el tiempo, y a esto que en la distancia, la suave brisa me traía escuchaba, como un tintineo y ruidos, así que intrigado subí por la tétrica calle hasta una especie de explanada rodeada de nichos nuevos, y guiados por aquel ruido llegue al punto de donde salían aquellos extraños sonidos, y claro, los producía una señora al parecer viuda reciente por su luto, que había madrugado igual que yo, toda vestida de negro que aseaba, limpiaba con esmero la tumba seguramente de su esposo.
Menos mal que nunca he sido miedoso, y esto de los muertos y las apariciones, no me inquietan, será porque nunca me ha ocurrido nada extraño.
PD Tengo por algún sitio un relato corto que se llama "Amor mortal" que si lo encuentro, y porque va bien para estas fechas lo traeré
Última edición por barakarlofi el Dom Oct 29 2023, 08:01, editado 1 vez
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Re: Hilo para dar los buenos días
barakarlofi escribió:MagAnna escribió:Buenos días de domingo, a tutti!!
Este fin de semana está repletico de movimientos, por todos los sombríos rincones menos visitados.
Gente con coloridos perfumes, paños, escobas y demás, limpian y revisten piedras y mármoles, en las que leen y releen lo inscrito en ellas.
Nunca es tarde para recordar a sus seres queridos.
Siempre en sus corazones y en sus pensamientos, y con cuidados esmerados.
Al menos, una vez al año...
Pasen un excelente domingo!
Hace años visitaba mucho los campos santos, entonces no tenía a nadie allí, y me distraía, visitándolos, paseando y leyendo la dedicatoria, además de ir observando las fotos descoloridas por el Sol de años, y hasta una vez que murió un compañero
de trabajo, me fui al cementerio a las seis y media de la madrugada, cuando salí del trabajo, y gracias a que las puertas de entrada al, cementerio estaban en obras pude entrar, aparque en el silencioso y desierto aparcamiento, y me dispuse a esperar, llovía a cántaros, y la oscuridad era todavía más espesa. Pero cuando empezó a ser de día, y por estirar las piernas, me fui por aquellas calles de paredes altas, llenas de nichos como para pasar el tiempo, y a esto que en la distancia, la suave brisa me traía escuchaba, como un tintineo y ruidos, así que intrigado subí por la tétrica calle hasta una especie de explanada rodeada de nichos nuevos, y guiados por aquel ruido llegue al punto de donde salina aquellos extraños sonidos, y claro, era una señora al parecer viuda por su luto que había madrugado igual que yo, toda vestida de negro que aseaba, limpiaba con esmero la tumba seguramente de su esposo.
Menos mal que nunca he sido miedoso, y esto de los muertos y las apariciones, no me inquietan sera porque nunca me ha ocurrido nada extraño.
PD Tengo por algún sitio un relato corto que se llama "Amor mortal" que si lo encuentro porque va bien para estas fechas lo traeré
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MagAnna- Mensajes : 8281
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Re: Hilo para dar los buenos días
MagAnna escribió:barakarlofi escribió:
Hace años visitaba mucho los campos santos, entonces no tenía a nadie allí, y me distraía, visitándolos, paseando y leyendo la dedicatoria, además de ir observando las fotos descoloridas por el Sol de años, y hasta una vez que murió un compañero
de trabajo, me fui al cementerio a las seis y media de la madrugada, cuando salí del trabajo, y gracias a que las puertas de entrada al, cementerio estaban en obras pude entrar, aparque en el silencioso y desierto aparcamiento, y me dispuse a esperar, llovía a cántaros, y la oscuridad era todavía más espesa. Pero cuando empezó a ser de día, y por estirar las piernas, me fui por aquellas calles de paredes altas, llenas de nichos como para pasar el tiempo, y a esto que en la distancia, la suave brisa me traía escuchaba, como un tintineo y ruidos, así que intrigado subí por la tétrica calle hasta una especie de explanada rodeada de nichos nuevos, y guiados por aquel ruido llegue al punto de donde salina aquellos extraños sonidos, y claro, era una señora al parecer viuda por su luto que había madrugado igual que yo, toda vestida de negro que aseaba, limpiaba con esmero la tumba seguramente de su esposo.
Menos mal que nunca he sido miedoso, y esto de los muertos y las apariciones, no me inquietan sera porque nunca me ha ocurrido nada extraño.
PD Tengo por algún sitio un relato corto que se llama "Amor mortal" que si lo encuentro porque va bien para estas fechas lo traeré
AMOR MORTAL
Se había acostumbrado y casi lo tenía como normalidad, vivir en la soledad diaria y continua. Su existir, era un alejamiento progresivo y continuo de la compañía de los demás, y del ruido de la ciudad. Cuando sus padres, única familia por las que estaba obligado a su diaria compañía, murieron, sus treinta y cinco años se vieron libres de lo que para el había representado una penosa tarea, y entonces, libre al fin de la obligada compañía. Ya pudo hacer lo que tanto deseaba, huir de aquellas calles, llenas siempre de gentes, de coches.
Se trasladó a un grupo de casas unifamiliares, recién edificadas en la ladera de una montaña, en donde, con el dinero de la venta de la casa de sus progenitores, se compró una de aquellas casitas apartadas de las demás, que estaba como las otras, repartidas por la suave pendiente montañosa, y rodeada de un pequeño jardín, además de un silencio denso y reconfortante. Desde allí, desde su porche, podía verla en toda su amplitud. La ciudad que a lo lejos se agazapaba bajo la densa capa de humo, con el infinito horizonte del Mar al fondo, y con lejana aparición, las tapias del Cementerio. Lugar al que acudía, ahora con más frecuencia que nunca.
En el Campo Santo encontraba una paz que necesitaba, pero era cuando caía la noche, cuando se encontraba en los mejores momentos de su vida. Desde que vivía en aquella casa, de vecinos tan alejados, y desconocidos que nunca veía, y quizás, porque su trabajo nocturno le había viciado el cuerpo,. Acostumbraba a salir, a pasear por las noches, cuando sabía que no podía encontrarse con nadie. Era feliz entonces, desplazándose por entre árboles y maleza desiertas, en medio de la noche, en medio de un enorme silencio, con sus pasos crujientes que involuntariamente sobresaltaba, a confiados animalitos del bosque, 0 a parejas de enamorados, que creyéndole una aparición, o un espectro del más allá, salían huyendo despavoridos al verle, sin que él, tuviera el más mínimo deseo de molestar a nada ni a nadie. Nunca se lo había preguntado, pero aquello que le ocurría, ¿sería una extraña enfermedad? No le preocupaba, su manera de ser y de vivir, había sido siempre así y le gustaba ser, como era, una sombra silenciosa, anónimamente alejado de los demás y estar lo mas ignorante posible de toda relación humana. La sola presencia de un ser vivo, aunque este fuese solo un animal, le inquietaba. Mientras, pasaban los días y los años, y cada vez se alejaba mas, y se perdía mas su relación con las vidas de sus semejantes. Durante el día no conseguía la tranquilidad plena que tanto necesitaba, se encerraba en sus cuatro paredes, ansiando que llegara las sombras de la noche, para que, cuando estas asomaban por la puerta, hiciera el tiempo que hiciera, perderse caminando en la oscuridad, y vagar como una sombra.
La comida la pedía por encargo, procurando no ver a nadie, ni relacionarse con nadie. Su paz interior, su ilusión por la vida, la encontraba por las solitarias y oscuras calles, y en los recovecos y rincones aislados de la montaña, y fue por este tiempo cuando empezó a frecuentar el Cementerio.
Ese placer mórbido, innatos que lo animaba, lo descubrió en el entierro de los restos, de un antiguo compañero de trabajo. Aquella mañana llovía torrencialmente, y aun así, como era su costumbre, se fue caminando bajo su viejo paraguas hasta el Camposanto, llego allí muy temprano, era invierno y tardaba mucho en amanecer. Las puertas del tétrico recinto, al encontrarse este en obras, aparecían desmontadas, y caídas en el suelo. No obstante, entro, y se dedicó a pasear de un lado para otro, por las callejuelas vacías, con paredes llenas de nichos, esforzándose en lentos paseos, y en la completa oscuridad de aquella noche tormentosa, en ver los nombres y dedicatorias de los difuntos. Desde aquel día se acostumbró, a esta macabra distracción, y cada madrugada encontraba la manera de entrar allí, y pasear una y otra vez por aquel silencio y aquella paz, que tanto le gustaba. Y fue en una de aquellas negras madrugadas cuando la conoció. Ella estaba sentada tranquilamente en las escalinatas de la subida a las terrazas superiores, a la que rodeaba un pequeño jardín.
En su silueta negra, de impermeable, brillante y distante, destacaba, como un punto de luz en la noche, la diminuta brasa de un cigarrillo. El amante de la noche, se fue acercando, movido por la enorme curiosidad que le despertaba la presencia de la mujer en aquel sitio, y en aquella hora tan desacostumbrada, y a la vez, el que no conocía el miedo, y sabía de las apariciones, y las leyendas que se cuentan, que pasan por los Cementerios, y para asegurarse de si aquella visión, era real y no una macabra alucinación. Lo primero que vio de ella, al aproximarse, fue una de sus manos, fina, cuidada, ce dedos largos y elegantes. Fumaba, y el humo que se espesaba por la humedad del aire, se enroscaba en su abundante melena negra que le caía adornando una cara, serena, ausente de intranquilidad 0 de miedo. Había dejado de llover, y las estrellas de un cielo limpio se dejaban ver en el firmamento -j Hola, Buenas noches...
-;¿Espera a alguien.- ;Le ocurre algo?
La joven, que aparentaba veintitantos años, pareció no sorprenderse, ni por la llegada del hombre, ni por aquellas palabras que resonaron fuertes, en el desolado y silencioso recinto, y que hicieron eco por entre las lápidas de las tumbas cercanas. La mujer ni siquiera se movió para mirarle, solo se limitó a recibirlo con la indiferente mirada de unos ojos negros, profundos, y hermosos como la noche que les rodeaba, pero carentes de ningún sentimiento.
Mientras el hombre terrninaba por llegar y estar junto a ella. Iba recordando,
sus tristes experiencias sexuales con las vulgares prostituiutas, carentes de
sentimientos, y movidas solo por el interes del dinero. Nunca habia conocido en
profundidad a una chica. Su peculiar forrna de Vida le habia alejado de las
mujeres, y ahora tenia a su iado, una que era realmente hermosa y elegante, y
que parecia compartir con el, sus extravagantes distracciones.
Como si la actitud silenciosa y serena de ella le invitara a sentarse, asi lo hizo, y
empezo una amigable charla que duro varias horas justo, hasta que las primeras
luces de un amanecer cercano, aparecieron en la lejania. Entonces fue ella la
primera que se levanto con la intencion de despedirse.
.-jVolvere a verte por aqui.-j..- Si claro.- dijo ella...
Moviendo para decir eso, unos labios gordonzuelos y sensuales enseñando, al
hacerlo, una vez mas su perfecm dentadura de dientes perfectos, anacarados y
brillantes.
.- Por estas fechas tengo tanto trabajo, que incluso me tengo que quedar aqui,
por las noches, para no tener que madrugar tanto..-
Era verdad,1aluz de las pequeña oficinas cercanas que estaban al otro lado de
aquel reducido jardin, permanecian encendidas, Entonces, cuando se incorporo,
se pudo ver lo alta y esbelta que era, y como se movia en la noche, con
movimentos felinos y sin osnido.
.-Hasta mañana entonces, estaras por aqui.-
.-j Si seguro, de eso no te quepa la menor duda.j.-
Espero a que ella entrara en su lugar de trabajo, apagara la luz, y saliera, para
sin decir nada, acompañarla hasta la salida, alli se separaron. Ella desaparecio
en la oscuridad de la carretera que bajaba a la ciudad, y el se quedo mirandola
como lentamente se difurninaba en la lejania, hasta desaparecer, en la distancia.
El hombre amante de la noche se habia enamorado, y ya no dejo de pensar en
ella.
Enigmatica, misteriosa, segura de si rnisrna, valiente, era lo que siempre esperaba
encontrar en una mujer, y la recien conocida parecia tener todas esas
cualidades. Sentia que pertenecia a aquella mujer, desde el momento que la
conocio, que él ie pertenecia, y se consideraba suyo. Aquella era la rnujer de su
vida.
Las horas les iueron eternas y lentas hasta la noche siguiente. Ahora esperaba la
oscuridad, con una ansiedad acuciaste, corno si en ello le fuera el resto de su
vida. Por eso cuando de nuevo su esbelta figura se recorto en la difusa claridad
del mamol blanco de las escalinatas, el corazon le dio un vuelco. Hablo,
hablaron pero los ojos de él estuvieron pendientes de la enigmatica mujer corno
si no le importara otra cosa en la vida, que aquellos ojos oscuros y misteriosos.
Hasta que sin decir ninguna palabra, en un gesto involuntario, le cogio la, mano y la estrecho con vehemencia. La sintio fria, desagradable pero al hombre no aparecio importarle. Ella mientras sin imutarse, le miraba desde aquella distancia e indiferencia de siempre, como desde muy lejos. Como desde otro lugar. Entonces ella lo abrazó, se pego a él con fuerza, con una fuerza extraña, impropia de aquel cuerpo, y le paso unos brazos como tentaculos por la espalda. Antes de que sus labios se juntaran, el hombre de la noche sintio que se perdia en el algo que no sabia entender. Su corazon empezo a latir con fuerzas, mientras un rayo de Luna reflejada en la cara de su amor le hizo removerse de espanto. Ella se estaba desfigurandd por momentos, ella. Se estaba descomponiendo a su vista. Su melena antes abundante se estaba convirtiendo en unos pelos hirsutos y descoloridos. El cuerpo hermoso de ella se escapaba de sus brazos, desaparecia como por encanto, su volumen d~ carnes prietas Su corazon mientras parecia enloquecer, sus latidos fuetes como punzadas de un dolor que aumentaba, le hacian daño en la garganta.
Ella mientras reia, reia a carcajadas con una voz siniestra como de ultratumba, que parecia venir de muy lejos, repitiendo.
:-.jajajajaja,. Me buscabas, me buscabas tanto. Por eso he venido a llevarte comnigo jajaja ]a]a.-
.De repente, la mano delicada de ella, que ahora era una garra de acero penetro como una saeta en su pecho y le aferro el corazon con tanta fuerza que el se moria de dolor y de asfixia. Se moria, y antes de caer al suelo muerto definitivamente, aum pudo ver la macabra realidad, del amor que creyo encontrar. La mujer, ya no era si no un esqueleto descarnado, una fea calavera pelada de toda piel, con la cuenca de sus ojos negras y un enorme agujero de una boca sin dientes. Habia conocido y encontrado a la Muerte. Su amor era la misma Muerte, la Parca que una noche vino a su encuentro. La Muerte que se alegraba de su nueva conquista, riendose, burlandose del mortal, cuyos ecos aun resonaba en sus oidos como una macabra cantinela, cuando por al final perdio el Mundo de vista. Un infarto, uno mas, de los que matan cada dia a cientos de ciudadanos anonimos. Eso dijo el forense, cuando levantaron el cadaver, de las escalinatas que subian, al as terrazas superiores del Cementerio.
l Rocinante 11/12/20 -.... Todos los derechos reservados
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Re: Hilo para dar los buenos días
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Fue bonito estar con ustedes
Mag, Tomb, Esquizo...
Y a todos los que me tuvieron en alta estima...
Gina- Mensajes : 2108
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Re: Hilo para dar los buenos días
barakarlofi escribió:
AMOR MORTAL
Se había acostumbrado y casi lo tenía como normalidad, vivir en la soledad diaria y continua. Su existir, era un alejamiento progresivo y continuo de la compañía de los demás, y del ruido de la ciudad. Cuando sus padres, única familia por las que estaba obligado a su diaria compañía, murieron, sus treinta y cinco años se vieron libres de lo que para el había representado una penosa tarea, y entonces, libre al fin de la obligada compañía. Ya pudo hacer lo que tanto deseaba, huir de aquellas calles, llenas siempre de gentes, de coches.
Se trasladó a un grupo de casas unifamiliares, recién edificadas en la ladera de una montaña, en donde, con el dinero de la venta de la casa de sus progenitores, se compró una de aquellas casitas apartadas de las demás, que estaba como las otras, repartidas por la suave pendiente montañosa, y rodeada de un pequeño jardín, además de un silencio denso y reconfortante. Desde allí, desde su porche, podía verla en toda su amplitud. La ciudad que a lo lejos se agazapaba bajo la densa capa de humo, con el infinito horizonte del Mar al fondo, y con lejana aparición, las tapias del Cementerio. Lugar al que acudía, ahora con más frecuencia que nunca.
En el Campo Santo encontraba una paz que necesitaba, pero era cuando caía la noche, cuando se encontraba en los mejores momentos de su vida. Desde que vivía en aquella casa, de vecinos tan alejados, y desconocidos que nunca veía, y quizás, porque su trabajo nocturno le había viciado el cuerpo,. Acostumbraba a salir, a pasear por las noches, cuando sabía que no podía encontrarse con nadie. Era feliz entonces, desplazándose por entre árboles y maleza desiertas, en medio de la noche, en medio de un enorme silencio, con sus pasos crujientes que involuntariamente sobresaltaba, a confiados animalitos del bosque, 0 a parejas de enamorados, que creyéndole una aparición, o un espectro del más allá, salían huyendo despavoridos al verle, sin que él, tuviera el más mínimo deseo de molestar a nada ni a nadie. Nunca se lo había preguntado, pero aquello que le ocurría, ¿sería una extraña enfermedad? No le preocupaba, su manera de ser y de vivir, había sido siempre así y le gustaba ser, como era, una sombra silenciosa, anónimamente alejado de los demás y estar lo mas ignorante posible de toda relación humana. La sola presencia de un ser vivo, aunque este fuese solo un animal, le inquietaba. Mientras, pasaban los días y los años, y cada vez se alejaba mas, y se perdía mas su relación con las vidas de sus semejantes. Durante el día no conseguía la tranquilidad plena que tanto necesitaba, se encerraba en sus cuatro paredes, ansiando que llegara las sombras de la noche, para que, cuando estas asomaban por la puerta, hiciera el tiempo que hiciera, perderse caminando en la oscuridad, y vagar como una sombra.
La comida la pedía por encargo, procurando no ver a nadie, ni relacionarse con nadie. Su paz interior, su ilusión por la vida, la encontraba por las solitarias y oscuras calles, y en los recovecos y rincones aislados de la montaña, y fue por este tiempo cuando empezó a frecuentar el Cementerio.
Ese placer mórbido, innatos que lo animaba, lo descubrió en el entierro de los restos, de un antiguo compañero de trabajo. Aquella mañana llovía torrencialmente, y aun así, como era su costumbre, se fue caminando bajo su viejo paraguas hasta el Camposanto, llego allí muy temprano, era invierno y tardaba mucho en amanecer. Las puertas del tétrico recinto, al encontrarse este en obras, aparecían desmontadas, y caídas en el suelo. No obstante, entro, y se dedicó a pasear de un lado para otro, por las callejuelas vacías, con paredes llenas de nichos, esforzándose en lentos paseos, y en la completa oscuridad de aquella noche tormentosa, en ver los nombres y dedicatorias de los difuntos. Desde aquel día se acostumbró, a esta macabra distracción, y cada madrugada encontraba la manera de entrar allí, y pasear una y otra vez por aquel silencio y aquella paz, que tanto le gustaba. Y fue en una de aquellas negras madrugadas cuando la conoció. Ella estaba sentada tranquilamente en las escalinatas de la subida a las terrazas superiores, a la que rodeaba un pequeño jardín.
En su silueta negra, de impermeable, brillante y distante, destacaba, como un punto de luz en la noche, la diminuta brasa de un cigarrillo. El amante de la noche, se fue acercando, movido por la enorme curiosidad que le despertaba la presencia de la mujer en aquel sitio, y en aquella hora tan desacostumbrada, y a la vez, el que no conocía el miedo, y sabía de las apariciones, y las leyendas que se cuentan, que pasan por los Cementerios, y para asegurarse de si aquella visión, era real y no una macabra alucinación. Lo primero que vio de ella, al aproximarse, fue una de sus manos, fina, cuidada, ce dedos largos y elegantes. Fumaba, y el humo que se espesaba por la humedad del aire, se enroscaba en su abundante melena negra que le caía adornando una cara, serena, ausente de intranquilidad 0 de miedo. Había dejado de llover, y las estrellas de un cielo limpio se dejaban ver en el firmamento -j Hola, Buenas noches...
-;¿Espera a alguien.- ;Le ocurre algo?
La joven, que aparentaba veintitantos años, pareció no sorprenderse, ni por la llegada del hombre, ni por aquellas palabras que resonaron fuertes, en el desolado y silencioso recinto, y que hicieron eco por entre las lápidas de las tumbas cercanas. La mujer ni siquiera se movió para mirarle, solo se limitó a recibirlo con la indiferente mirada de unos ojos negros, profundos, y hermosos como la noche que les rodeaba, pero carentes de ningún sentimiento.
Mientras el hombre terrninaba por llegar y estar junto a ella. Iba recordando,
sus tristes experiencias sexuales con las vulgares prostituiutas, carentes de
sentimientos, y movidas solo por el interes del dinero. Nunca habia conocido en
profundidad a una chica. Su peculiar forrna de Vida le habia alejado de las
mujeres, y ahora tenia a su iado, una que era realmente hermosa y elegante, y
que parecia compartir con el, sus extravagantes distracciones.
Como si la actitud silenciosa y serena de ella le invitara a sentarse, asi lo hizo, y
empezo una amigable charla que duro varias horas justo, hasta que las primeras
luces de un amanecer cercano, aparecieron en la lejania. Entonces fue ella la
primera que se levanto con la intencion de despedirse.
.-jVolvere a verte por aqui.-j..- Si claro.- dijo ella...
Moviendo para decir eso, unos labios gordonzuelos y sensuales enseñando, al
hacerlo, una vez mas su perfecm dentadura de dientes perfectos, anacarados y
brillantes.
.- Por estas fechas tengo tanto trabajo, que incluso me tengo que quedar aqui,
por las noches, para no tener que madrugar tanto..-
Era verdad,1aluz de las pequeña oficinas cercanas que estaban al otro lado de
aquel reducido jardin, permanecian encendidas, Entonces, cuando se incorporo,
se pudo ver lo alta y esbelta que era, y como se movia en la noche, con
movimentos felinos y sin osnido.
.-Hasta mañana entonces, estaras por aqui.-
.-j Si seguro, de eso no te quepa la menor duda.j.-
Espero a que ella entrara en su lugar de trabajo, apagara la luz, y saliera, para
sin decir nada, acompañarla hasta la salida, alli se separaron. Ella desaparecio
en la oscuridad de la carretera que bajaba a la ciudad, y el se quedo mirandola
como lentamente se difurninaba en la lejania, hasta desaparecer, en la distancia.
El hombre amante de la noche se habia enamorado, y ya no dejo de pensar en
ella.
Enigmatica, misteriosa, segura de si rnisrna, valiente, era lo que siempre esperaba
encontrar en una mujer, y la recien conocida parecia tener todas esas
cualidades. Sentia que pertenecia a aquella mujer, desde el momento que la
conocio, que él ie pertenecia, y se consideraba suyo. Aquella era la rnujer de su
vida.
Las horas les iueron eternas y lentas hasta la noche siguiente. Ahora esperaba la
oscuridad, con una ansiedad acuciaste, corno si en ello le fuera el resto de su
vida. Por eso cuando de nuevo su esbelta figura se recorto en la difusa claridad
del mamol blanco de las escalinatas, el corazon le dio un vuelco. Hablo,
hablaron pero los ojos de él estuvieron pendientes de la enigmatica mujer corno
si no le importara otra cosa en la vida, que aquellos ojos oscuros y misteriosos.
Hasta que sin decir ninguna palabra, en un gesto involuntario, le cogio la, mano y la estrecho con vehemencia. La sintio fria, desagradable pero al hombre no aparecio importarle. Ella mientras sin imutarse, le miraba desde aquella distancia e indiferencia de siempre, como desde muy lejos. Como desde otro lugar. Entonces ella lo abrazó, se pego a él con fuerza, con una fuerza extraña, impropia de aquel cuerpo, y le paso unos brazos como tentaculos por la espalda. Antes de que sus labios se juntaran, el hombre de la noche sintio que se perdia en el algo que no sabia entender. Su corazon empezo a latir con fuerzas, mientras un rayo de Luna reflejada en la cara de su amor le hizo removerse de espanto. Ella se estaba desfigurandd por momentos, ella. Se estaba descomponiendo a su vista. Su melena antes abundante se estaba convirtiendo en unos pelos hirsutos y descoloridos. El cuerpo hermoso de ella se escapaba de sus brazos, desaparecia como por encanto, su volumen d~ carnes prietas Su corazon mientras parecia enloquecer, sus latidos fuetes como punzadas de un dolor que aumentaba, le hacian daño en la garganta.
Ella mientras reia, reia a carcajadas con una voz siniestra como de ultratumba, que parecia venir de muy lejos, repitiendo.
:-.jajajajaja,. Me buscabas, me buscabas tanto. Por eso he venido a llevarte comnigo jajaja ]a]a.-
.De repente, la mano delicada de ella, que ahora era una garra de acero penetro como una saeta en su pecho y le aferro el corazon con tanta fuerza que el se moria de dolor y de asfixia. Se moria, y antes de caer al suelo muerto definitivamente, aum pudo ver la macabra realidad, del amor que creyo encontrar. La mujer, ya no era si no un esqueleto descarnado, una fea calavera pelada de toda piel, con la cuenca de sus ojos negras y un enorme agujero de una boca sin dientes. Habia conocido y encontrado a la Muerte. Su amor era la misma Muerte, la Parca que una noche vino a su encuentro. La Muerte que se alegraba de su nueva conquista, riendose, burlandose del mortal, cuyos ecos aun resonaba en sus oidos como una macabra cantinela, cuando por al final perdio el Mundo de vista. Un infarto, uno mas, de los que matan cada dia a cientos de ciudadanos anonimos. Eso dijo el forense, cuando levantaron el cadaver, de las escalinatas que subian, al as terrazas superiores del Cementerio.
l Rocinante 11/12/20 -.... Todos los derechos reservados
Habría que guardar este relato para que lo lean más usuarios!! Podríamos abrir un hilo con él, en el subforo de nuestro Parzival/Literatura...
@barakarlofi ! Baraka!!! Ábrelo!
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«Thou wilt keep him in perfect peace, whose mind is stayed on thee: because he trusteth in thee.» – Isaiah 26:3
MagAnna- Mensajes : 8281
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Localización : Pero qué alcahuete es esto!!
Re: Hilo para dar los buenos días
Es decir, ese hombre vio en un dìa la transformaciòn de su mujer que los otros vemos en 25 o 30 años. Quizàs es mejor asì...barakarlofi escribió:MagAnna escribió:
AMOR MORTAL
Se había acostumbrado y casi lo tenía como normalidad, vivir en la soledad diaria y continua. Su existir, era un alejamiento progresivo y continuo de la compañía de los demás, y del ruido de la ciudad. Cuando sus padres, única familia por las que estaba obligado a su diaria compañía, murieron, sus treinta y cinco años se vieron libres de lo que para el había representado una penosa tarea, y entonces, libre al fin de la obligada compañía. Ya pudo hacer lo que tanto deseaba, huir de aquellas calles, llenas siempre de gentes, de coches.
Se trasladó a un grupo de casas unifamiliares, recién edificadas en la ladera de una montaña, en donde, con el dinero de la venta de la casa de sus progenitores, se compró una de aquellas casitas apartadas de las demás, que estaba como las otras, repartidas por la suave pendiente montañosa, y rodeada de un pequeño jardín, además de un silencio denso y reconfortante. Desde allí, desde su porche, podía verla en toda su amplitud. La ciudad que a lo lejos se agazapaba bajo la densa capa de humo, con el infinito horizonte del Mar al fondo, y con lejana aparición, las tapias del Cementerio. Lugar al que acudía, ahora con más frecuencia que nunca.
En el Campo Santo encontraba una paz que necesitaba, pero era cuando caía la noche, cuando se encontraba en los mejores momentos de su vida. Desde que vivía en aquella casa, de vecinos tan alejados, y desconocidos que nunca veía, y quizás, porque su trabajo nocturno le había viciado el cuerpo,. Acostumbraba a salir, a pasear por las noches, cuando sabía que no podía encontrarse con nadie. Era feliz entonces, desplazándose por entre árboles y maleza desiertas, en medio de la noche, en medio de un enorme silencio, con sus pasos crujientes que involuntariamente sobresaltaba, a confiados animalitos del bosque, 0 a parejas de enamorados, que creyéndole una aparición, o un espectro del más allá, salían huyendo despavoridos al verle, sin que él, tuviera el más mínimo deseo de molestar a nada ni a nadie. Nunca se lo había preguntado, pero aquello que le ocurría, ¿sería una extraña enfermedad? No le preocupaba, su manera de ser y de vivir, había sido siempre así y le gustaba ser, como era, una sombra silenciosa, anónimamente alejado de los demás y estar lo mas ignorante posible de toda relación humana. La sola presencia de un ser vivo, aunque este fuese solo un animal, le inquietaba. Mientras, pasaban los días y los años, y cada vez se alejaba mas, y se perdía mas su relación con las vidas de sus semejantes. Durante el día no conseguía la tranquilidad plena que tanto necesitaba, se encerraba en sus cuatro paredes, ansiando que llegara las sombras de la noche, para que, cuando estas asomaban por la puerta, hiciera el tiempo que hiciera, perderse caminando en la oscuridad, y vagar como una sombra.
La comida la pedía por encargo, procurando no ver a nadie, ni relacionarse con nadie. Su paz interior, su ilusión por la vida, la encontraba por las solitarias y oscuras calles, y en los recovecos y rincones aislados de la montaña, y fue por este tiempo cuando empezó a frecuentar el Cementerio.
Ese placer mórbido, innatos que lo animaba, lo descubrió en el entierro de los restos, de un antiguo compañero de trabajo. Aquella mañana llovía torrencialmente, y aun así, como era su costumbre, se fue caminando bajo su viejo paraguas hasta el Camposanto, llego allí muy temprano, era invierno y tardaba mucho en amanecer. Las puertas del tétrico recinto, al encontrarse este en obras, aparecían desmontadas, y caídas en el suelo. No obstante, entro, y se dedicó a pasear de un lado para otro, por las callejuelas vacías, con paredes llenas de nichos, esforzándose en lentos paseos, y en la completa oscuridad de aquella noche tormentosa, en ver los nombres y dedicatorias de los difuntos. Desde aquel día se acostumbró, a esta macabra distracción, y cada madrugada encontraba la manera de entrar allí, y pasear una y otra vez por aquel silencio y aquella paz, que tanto le gustaba. Y fue en una de aquellas negras madrugadas cuando la conoció. Ella estaba sentada tranquilamente en las escalinatas de la subida a las terrazas superiores, a la que rodeaba un pequeño jardín.
En su silueta negra, de impermeable, brillante y distante, destacaba, como un punto de luz en la noche, la diminuta brasa de un cigarrillo. El amante de la noche, se fue acercando, movido por la enorme curiosidad que le despertaba la presencia de la mujer en aquel sitio, y en aquella hora tan desacostumbrada, y a la vez, el que no conocía el miedo, y sabía de las apariciones, y las leyendas que se cuentan, que pasan por los Cementerios, y para asegurarse de si aquella visión, era real y no una macabra alucinación. Lo primero que vio de ella, al aproximarse, fue una de sus manos, fina, cuidada, ce dedos largos y elegantes. Fumaba, y el humo que se espesaba por la humedad del aire, se enroscaba en su abundante melena negra que le caía adornando una cara, serena, ausente de intranquilidad 0 de miedo. Había dejado de llover, y las estrellas de un cielo limpio se dejaban ver en el firmamento -j Hola, Buenas noches...
-;¿Espera a alguien.- ;Le ocurre algo?
La joven, que aparentaba veintitantos años, pareció no sorprenderse, ni por la llegada del hombre, ni por aquellas palabras que resonaron fuertes, en el desolado y silencioso recinto, y que hicieron eco por entre las lápidas de las tumbas cercanas. La mujer ni siquiera se movió para mirarle, solo se limitó a recibirlo con la indiferente mirada de unos ojos negros, profundos, y hermosos como la noche que les rodeaba, pero carentes de ningún sentimiento.
Mientras el hombre terrninaba por llegar y estar junto a ella. Iba recordando,
sus tristes experiencias sexuales con las vulgares prostituiutas, carentes de
sentimientos, y movidas solo por el interes del dinero. Nunca habia conocido en
profundidad a una chica. Su peculiar forrna de Vida le habia alejado de las
mujeres, y ahora tenia a su iado, una que era realmente hermosa y elegante, y
que parecia compartir con el, sus extravagantes distracciones.
Como si la actitud silenciosa y serena de ella le invitara a sentarse, asi lo hizo, y
empezo una amigable charla que duro varias horas justo, hasta que las primeras
luces de un amanecer cercano, aparecieron en la lejania. Entonces fue ella la
primera que se levanto con la intencion de despedirse.
.-jVolvere a verte por aqui.-j..- Si claro.- dijo ella...
Moviendo para decir eso, unos labios gordonzuelos y sensuales enseñando, al
hacerlo, una vez mas su perfecm dentadura de dientes perfectos, anacarados y
brillantes.
.- Por estas fechas tengo tanto trabajo, que incluso me tengo que quedar aqui,
por las noches, para no tener que madrugar tanto..-
Era verdad,1aluz de las pequeña oficinas cercanas que estaban al otro lado de
aquel reducido jardin, permanecian encendidas, Entonces, cuando se incorporo,
se pudo ver lo alta y esbelta que era, y como se movia en la noche, con
movimentos felinos y sin osnido.
.-Hasta mañana entonces, estaras por aqui.-
.-j Si seguro, de eso no te quepa la menor duda.j.-
Espero a que ella entrara en su lugar de trabajo, apagara la luz, y saliera, para
sin decir nada, acompañarla hasta la salida, alli se separaron. Ella desaparecio
en la oscuridad de la carretera que bajaba a la ciudad, y el se quedo mirandola
como lentamente se difurninaba en la lejania, hasta desaparecer, en la distancia.
El hombre amante de la noche se habia enamorado, y ya no dejo de pensar en
ella.
Enigmatica, misteriosa, segura de si rnisrna, valiente, era lo que siempre esperaba
encontrar en una mujer, y la recien conocida parecia tener todas esas
cualidades. Sentia que pertenecia a aquella mujer, desde el momento que la
conocio, que él ie pertenecia, y se consideraba suyo. Aquella era la rnujer de su
vida.
Las horas les iueron eternas y lentas hasta la noche siguiente. Ahora esperaba la
oscuridad, con una ansiedad acuciaste, corno si en ello le fuera el resto de su
vida. Por eso cuando de nuevo su esbelta figura se recorto en la difusa claridad
del mamol blanco de las escalinatas, el corazon le dio un vuelco. Hablo,
hablaron pero los ojos de él estuvieron pendientes de la enigmatica mujer corno
si no le importara otra cosa en la vida, que aquellos ojos oscuros y misteriosos.
Hasta que sin decir ninguna palabra, en un gesto involuntario, le cogio la, mano y la estrecho con vehemencia. La sintio fria, desagradable pero al hombre no aparecio importarle. Ella mientras sin imutarse, le miraba desde aquella distancia e indiferencia de siempre, como desde muy lejos. Como desde otro lugar. Entonces ella lo abrazó, se pego a él con fuerza, con una fuerza extraña, impropia de aquel cuerpo, y le paso unos brazos como tentaculos por la espalda. Antes de que sus labios se juntaran, el hombre de la noche sintio que se perdia en el algo que no sabia entender. Su corazon empezo a latir con fuerzas, mientras un rayo de Luna reflejada en la cara de su amor le hizo removerse de espanto. Ella se estaba desfigurandd por momentos, ella. Se estaba descomponiendo a su vista. Su melena antes abundante se estaba convirtiendo en unos pelos hirsutos y descoloridos. El cuerpo hermoso de ella se escapaba de sus brazos, desaparecia como por encanto, su volumen d~ carnes prietas Su corazon mientras parecia enloquecer, sus latidos fuetes como punzadas de un dolor que aumentaba, le hacian daño en la garganta.
Ella mientras reia, reia a carcajadas con una voz siniestra como de ultratumba, que parecia venir de muy lejos, repitiendo.
:-.jajajajaja,. Me buscabas, me buscabas tanto. Por eso he venido a llevarte comnigo jajaja ]a]a.-
.De repente, la mano delicada de ella, que ahora era una garra de acero penetro como una saeta en su pecho y le aferro el corazon con tanta fuerza que el se moria de dolor y de asfixia. Se moria, y antes de caer al suelo muerto definitivamente, aum pudo ver la macabra realidad, del amor que creyo encontrar. La mujer, ya no era si no un esqueleto descarnado, una fea calavera pelada de toda piel, con la cuenca de sus ojos negras y un enorme agujero de una boca sin dientes. Habia conocido y encontrado a la Muerte. Su amor era la misma Muerte, la Parca que una noche vino a su encuentro. La Muerte que se alegraba de su nueva conquista, riendose, burlandose del mortal, cuyos ecos aun resonaba en sus oidos como una macabra cantinela, cuando por al final perdio el Mundo de vista. Un infarto, uno mas, de los que matan cada dia a cientos de ciudadanos anonimos. Eso dijo el forense, cuando levantaron el cadaver, de las escalinatas que subian, al as terrazas superiores del Cementerio.
l Rocinante 11/12/20 -.... Todos los derechos reservados
Muy lindo tu modo de relatar Baraka, como siempre... Especial para Jàlogüin...
Un abrazo.
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No pretendo cambiar el mundo, pero en el pedacito que me tocò pretendo hacer la diferencia.
.
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!
Dorogoi- Mensajes : 5148
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Re: Hilo para dar los buenos días
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Giordano Bruno de Nola- Mensajes : 37762
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Re: Hilo para dar los buenos días
MagAnna escribió:barakarlofi escribió:
AMOR MORTAL
Se había acostumbrado y casi lo tenía como normalidad, vivir en la soledad diaria y continua. Su existir, era un alejamiento progresivo y continuo de la compañía de los demás, y del ruido de la ciudad. Cuando sus padres, única familia por las que estaba obligado a su diaria compañía, murieron, sus treinta y cinco años se vieron libres de lo que para el había representado una penosa tarea, y entonces, libre al fin de la obligada compañía. Ya pudo hacer lo que tanto deseaba, huir de aquellas calles, llenas siempre de gentes, de coches.
Se trasladó a un grupo de casas unifamiliares, recién edificadas en la ladera de una montaña, en donde, con el dinero de la venta de la casa de sus progenitores, se compró una de aquellas casitas apartadas de las demás, que estaba como las otras, repartidas por la suave pendiente montañosa, y rodeada de un pequeño jardín, además de un silencio denso y reconfortante. Desde allí, desde su porche, podía verla en toda su amplitud. La ciudad que a lo lejos se agazapaba bajo la densa capa de humo, con el infinito horizonte del Mar al fondo, y con lejana aparición, las tapias del Cementerio. Lugar al que acudía, ahora con más frecuencia que nunca.
En el Campo Santo encontraba una paz que necesitaba, pero era cuando caía la noche, cuando se encontraba en los mejores momentos de su vida. Desde que vivía en aquella casa, de vecinos tan alejados, y desconocidos que nunca veía, y quizás, porque su trabajo nocturno le había viciado el cuerpo,. Acostumbraba a salir, a pasear por las noches, cuando sabía que no podía encontrarse con nadie. Era feliz entonces, desplazándose por entre árboles y maleza desiertas, en medio de la noche, en medio de un enorme silencio, con sus pasos crujientes que involuntariamente sobresaltaba, a confiados animalitos del bosque, 0 a parejas de enamorados, que creyéndole una aparición, o un espectro del más allá, salían huyendo despavoridos al verle, sin que él, tuviera el más mínimo deseo de molestar a nada ni a nadie. Nunca se lo había preguntado, pero aquello que le ocurría, ¿sería una extraña enfermedad? No le preocupaba, su manera de ser y de vivir, había sido siempre así y le gustaba ser, como era, una sombra silenciosa, anónimamente alejado de los demás y estar lo mas ignorante posible de toda relación humana. La sola presencia de un ser vivo, aunque este fuese solo un animal, le inquietaba. Mientras, pasaban los días y los años, y cada vez se alejaba mas, y se perdía mas su relación con las vidas de sus semejantes. Durante el día no conseguía la tranquilidad plena que tanto necesitaba, se encerraba en sus cuatro paredes, ansiando que llegara las sombras de la noche, para que, cuando estas asomaban por la puerta, hiciera el tiempo que hiciera, perderse caminando en la oscuridad, y vagar como una sombra.
La comida la pedía por encargo, procurando no ver a nadie, ni relacionarse con nadie. Su paz interior, su ilusión por la vida, la encontraba por las solitarias y oscuras calles, y en los recovecos y rincones aislados de la montaña, y fue por este tiempo cuando empezó a frecuentar el Cementerio.
Ese placer mórbido, innatos que lo animaba, lo descubrió en el entierro de los restos, de un antiguo compañero de trabajo. Aquella mañana llovía torrencialmente, y aun así, como era su costumbre, se fue caminando bajo su viejo paraguas hasta el Camposanto, llego allí muy temprano, era invierno y tardaba mucho en amanecer. Las puertas del tétrico recinto, al encontrarse este en obras, aparecían desmontadas, y caídas en el suelo. No obstante, entro, y se dedicó a pasear de un lado para otro, por las callejuelas vacías, con paredes llenas de nichos, esforzándose en lentos paseos, y en la completa oscuridad de aquella noche tormentosa, en ver los nombres y dedicatorias de los difuntos. Desde aquel día se acostumbró, a esta macabra distracción, y cada madrugada encontraba la manera de entrar allí, y pasear una y otra vez por aquel silencio y aquella paz, que tanto le gustaba. Y fue en una de aquellas negras madrugadas cuando la conoció. Ella estaba sentada tranquilamente en las escalinatas de la subida a las terrazas superiores, a la que rodeaba un pequeño jardín.
En su silueta negra, de impermeable, brillante y distante, destacaba, como un punto de luz en la noche, la diminuta brasa de un cigarrillo. El amante de la noche, se fue acercando, movido por la enorme curiosidad que le despertaba la presencia de la mujer en aquel sitio, y en aquella hora tan desacostumbrada, y a la vez, el que no conocía el miedo, y sabía de las apariciones, y las leyendas que se cuentan, que pasan por los Cementerios, y para asegurarse de si aquella visión, era real y no una macabra alucinación. Lo primero que vio de ella, al aproximarse, fue una de sus manos, fina, cuidada, ce dedos largos y elegantes. Fumaba, y el humo que se espesaba por la humedad del aire, se enroscaba en su abundante melena negra que le caía adornando una cara, serena, ausente de intranquilidad 0 de miedo. Había dejado de llover, y las estrellas de un cielo limpio se dejaban ver en el firmamento -j Hola, Buenas noches...
-;¿Espera a alguien.- ;Le ocurre algo?
La joven, que aparentaba veintitantos años, pareció no sorprenderse, ni por la llegada del hombre, ni por aquellas palabras que resonaron fuertes, en el desolado y silencioso recinto, y que hicieron eco por entre las lápidas de las tumbas cercanas. La mujer ni siquiera se movió para mirarle, solo se limitó a recibirlo con la indiferente mirada de unos ojos negros, profundos, y hermosos como la noche que les rodeaba, pero carentes de ningún sentimiento.
Mientras el hombre terrninaba por llegar y estar junto a ella. Iba recordando,
sus tristes experiencias sexuales con las vulgares prostituiutas, carentes de
sentimientos, y movidas solo por el interes del dinero. Nunca habia conocido en
profundidad a una chica. Su peculiar forrna de Vida le habia alejado de las
mujeres, y ahora tenia a su iado, una que era realmente hermosa y elegante, y
que parecia compartir con el, sus extravagantes distracciones.
Como si la actitud silenciosa y serena de ella le invitara a sentarse, asi lo hizo, y
empezo una amigable charla que duro varias horas justo, hasta que las primeras
luces de un amanecer cercano, aparecieron en la lejania. Entonces fue ella la
primera que se levanto con la intencion de despedirse.
.-jVolvere a verte por aqui.-j..- Si claro.- dijo ella...
Moviendo para decir eso, unos labios gordonzuelos y sensuales enseñando, al
hacerlo, una vez mas su perfecm dentadura de dientes perfectos, anacarados y
brillantes.
.- Por estas fechas tengo tanto trabajo, que incluso me tengo que quedar aqui,
por las noches, para no tener que madrugar tanto..-
Era verdad,1aluz de las pequeña oficinas cercanas que estaban al otro lado de
aquel reducido jardin, permanecian encendidas, Entonces, cuando se incorporo,
se pudo ver lo alta y esbelta que era, y como se movia en la noche, con
movimentos felinos y sin osnido.
.-Hasta mañana entonces, estaras por aqui.-
.-j Si seguro, de eso no te quepa la menor duda.j.-
Espero a que ella entrara en su lugar de trabajo, apagara la luz, y saliera, para
sin decir nada, acompañarla hasta la salida, alli se separaron. Ella desaparecio
en la oscuridad de la carretera que bajaba a la ciudad, y el se quedo mirandola
como lentamente se difurninaba en la lejania, hasta desaparecer, en la distancia.
El hombre amante de la noche se habia enamorado, y ya no dejo de pensar en
ella.
Enigmatica, misteriosa, segura de si rnisrna, valiente, era lo que siempre esperaba
encontrar en una mujer, y la recien conocida parecia tener todas esas
cualidades. Sentia que pertenecia a aquella mujer, desde el momento que la
conocio, que él ie pertenecia, y se consideraba suyo. Aquella era la rnujer de su
vida.
Las horas les iueron eternas y lentas hasta la noche siguiente. Ahora esperaba la
oscuridad, con una ansiedad acuciaste, corno si en ello le fuera el resto de su
vida. Por eso cuando de nuevo su esbelta figura se recorto en la difusa claridad
del mamol blanco de las escalinatas, el corazon le dio un vuelco. Hablo,
hablaron pero los ojos de él estuvieron pendientes de la enigmatica mujer corno
si no le importara otra cosa en la vida, que aquellos ojos oscuros y misteriosos.
Hasta que sin decir ninguna palabra, en un gesto involuntario, le cogio la, mano y la estrecho con vehemencia. La sintio fria, desagradable pero al hombre no aparecio importarle. Ella mientras sin imutarse, le miraba desde aquella distancia e indiferencia de siempre, como desde muy lejos. Como desde otro lugar. Entonces ella lo abrazó, se pego a él con fuerza, con una fuerza extraña, impropia de aquel cuerpo, y le paso unos brazos como tentaculos por la espalda. Antes de que sus labios se juntaran, el hombre de la noche sintio que se perdia en el algo que no sabia entender. Su corazon empezo a latir con fuerzas, mientras un rayo de Luna reflejada en la cara de su amor le hizo removerse de espanto. Ella se estaba desfigurandd por momentos, ella. Se estaba descomponiendo a su vista. Su melena antes abundante se estaba convirtiendo en unos pelos hirsutos y descoloridos. El cuerpo hermoso de ella se escapaba de sus brazos, desaparecia como por encanto, su volumen d~ carnes prietas Su corazon mientras parecia enloquecer, sus latidos fuetes como punzadas de un dolor que aumentaba, le hacian daño en la garganta.
Ella mientras reia, reia a carcajadas con una voz siniestra como de ultratumba, que parecia venir de muy lejos, repitiendo.
:-.jajajajaja,. Me buscabas, me buscabas tanto. Por eso he venido a llevarte comnigo jajaja ]a]a.-
.De repente, la mano delicada de ella, que ahora era una garra de acero penetro como una saeta en su pecho y le aferro el corazon con tanta fuerza que el se moria de dolor y de asfixia. Se moria, y antes de caer al suelo muerto definitivamente, aum pudo ver la macabra realidad, del amor que creyo encontrar. La mujer, ya no era si no un esqueleto descarnado, una fea calavera pelada de toda piel, con la cuenca de sus ojos negras y un enorme agujero de una boca sin dientes. Habia conocido y encontrado a la Muerte. Su amor era la misma Muerte, la Parca que una noche vino a su encuentro. La Muerte que se alegraba de su nueva conquista, riendose, burlandose del mortal, cuyos ecos aun resonaba en sus oidos como una macabra cantinela, cuando por al final perdio el Mundo de vista. Un infarto, uno mas, de los que matan cada dia a cientos de ciudadanos anonimos. Eso dijo el forense, cuando levantaron el cadaver, de las escalinatas que subian, al as terrazas superiores del Cementerio.
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Habría que guardar este relato para que lo lean más usuarios!! Podríamos abrir un hilo con él, en el subforo de nuestro Parzival/Literatura...
@barakarlofi ! Baraka!!! Ábrelo!
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Re: Hilo para dar los buenos días
Dorogoi escribió:Es decir, ese hombre vio en un dìa la transformaciòn de su mujer que los otros vemos en 25 o 30 años. Quizàs es mejor asì...barakarlofi escribió:
AMOR MORTAL
Se había acostumbrado y casi lo tenía como normalidad, vivir en la soledad diaria y continua. Su existir, era un alejamiento progresivo y continuo de la compañía de los demás, y del ruido de la ciudad. Cuando sus padres, única familia por las que estaba obligado a su diaria compañía, murieron, sus treinta y cinco años se vieron libres de lo que para el había representado una penosa tarea, y entonces, libre al fin de la obligada compañía. Ya pudo hacer lo que tanto deseaba, huir de aquellas calles, llenas siempre de gentes, de coches.
Se trasladó a un grupo de casas unifamiliares, recién edificadas en la ladera de una montaña, en donde, con el dinero de la venta de la casa de sus progenitores, se compró una de aquellas casitas apartadas de las demás, que estaba como las otras, repartidas por la suave pendiente montañosa, y rodeada de un pequeño jardín, además de un silencio denso y reconfortante. Desde allí, desde su porche, podía verla en toda su amplitud. La ciudad que a lo lejos se agazapaba bajo la densa capa de humo, con el infinito horizonte del Mar al fondo, y con lejana aparición, las tapias del Cementerio. Lugar al que acudía, ahora con más frecuencia que nunca.
En el Campo Santo encontraba una paz que necesitaba, pero era cuando caía la noche, cuando se encontraba en los mejores momentos de su vida. Desde que vivía en aquella casa, de vecinos tan alejados, y desconocidos que nunca veía, y quizás, porque su trabajo nocturno le había viciado el cuerpo,. Acostumbraba a salir, a pasear por las noches, cuando sabía que no podía encontrarse con nadie. Era feliz entonces, desplazándose por entre árboles y maleza desiertas, en medio de la noche, en medio de un enorme silencio, con sus pasos crujientes que involuntariamente sobresaltaba, a confiados animalitos del bosque, 0 a parejas de enamorados, que creyéndole una aparición, o un espectro del más allá, salían huyendo despavoridos al verle, sin que él, tuviera el más mínimo deseo de molestar a nada ni a nadie. Nunca se lo había preguntado, pero aquello que le ocurría, ¿sería una extraña enfermedad? No le preocupaba, su manera de ser y de vivir, había sido siempre así y le gustaba ser, como era, una sombra silenciosa, anónimamente alejado de los demás y estar lo mas ignorante posible de toda relación humana. La sola presencia de un ser vivo, aunque este fuese solo un animal, le inquietaba. Mientras, pasaban los días y los años, y cada vez se alejaba mas, y se perdía mas su relación con las vidas de sus semejantes. Durante el día no conseguía la tranquilidad plena que tanto necesitaba, se encerraba en sus cuatro paredes, ansiando que llegara las sombras de la noche, para que, cuando estas asomaban por la puerta, hiciera el tiempo que hiciera, perderse caminando en la oscuridad, y vagar como una sombra.
La comida la pedía por encargo, procurando no ver a nadie, ni relacionarse con nadie. Su paz interior, su ilusión por la vida, la encontraba por las solitarias y oscuras calles, y en los recovecos y rincones aislados de la montaña, y fue por este tiempo cuando empezó a frecuentar el Cementerio.
Ese placer mórbido, innatos que lo animaba, lo descubrió en el entierro de los restos, de un antiguo compañero de trabajo. Aquella mañana llovía torrencialmente, y aun así, como era su costumbre, se fue caminando bajo su viejo paraguas hasta el Camposanto, llego allí muy temprano, era invierno y tardaba mucho en amanecer. Las puertas del tétrico recinto, al encontrarse este en obras, aparecían desmontadas, y caídas en el suelo. No obstante, entro, y se dedicó a pasear de un lado para otro, por las callejuelas vacías, con paredes llenas de nichos, esforzándose en lentos paseos, y en la completa oscuridad de aquella noche tormentosa, en ver los nombres y dedicatorias de los difuntos. Desde aquel día se acostumbró, a esta macabra distracción, y cada madrugada encontraba la manera de entrar allí, y pasear una y otra vez por aquel silencio y aquella paz, que tanto le gustaba. Y fue en una de aquellas negras madrugadas cuando la conoció. Ella estaba sentada tranquilamente en las escalinatas de la subida a las terrazas superiores, a la que rodeaba un pequeño jardín.
En su silueta negra, de impermeable, brillante y distante, destacaba, como un punto de luz en la noche, la diminuta brasa de un cigarrillo. El amante de la noche, se fue acercando, movido por la enorme curiosidad que le despertaba la presencia de la mujer en aquel sitio, y en aquella hora tan desacostumbrada, y a la vez, el que no conocía el miedo, y sabía de las apariciones, y las leyendas que se cuentan, que pasan por los Cementerios, y para asegurarse de si aquella visión, era real y no una macabra alucinación. Lo primero que vio de ella, al aproximarse, fue una de sus manos, fina, cuidada, ce dedos largos y elegantes. Fumaba, y el humo que se espesaba por la humedad del aire, se enroscaba en su abundante melena negra que le caía adornando una cara, serena, ausente de intranquilidad 0 de miedo. Había dejado de llover, y las estrellas de un cielo limpio se dejaban ver en el firmamento -j Hola, Buenas noches...
-;¿Espera a alguien.- ;Le ocurre algo?
La joven, que aparentaba veintitantos años, pareció no sorprenderse, ni por la llegada del hombre, ni por aquellas palabras que resonaron fuertes, en el desolado y silencioso recinto, y que hicieron eco por entre las lápidas de las tumbas cercanas. La mujer ni siquiera se movió para mirarle, solo se limitó a recibirlo con la indiferente mirada de unos ojos negros, profundos, y hermosos como la noche que les rodeaba, pero carentes de ningún sentimiento.
Mientras el hombre terrninaba por llegar y estar junto a ella. Iba recordando,
sus tristes experiencias sexuales con las vulgares prostituiutas, carentes de
sentimientos, y movidas solo por el interes del dinero. Nunca habia conocido en
profundidad a una chica. Su peculiar forrna de Vida le habia alejado de las
mujeres, y ahora tenia a su iado, una que era realmente hermosa y elegante, y
que parecia compartir con el, sus extravagantes distracciones.
Como si la actitud silenciosa y serena de ella le invitara a sentarse, asi lo hizo, y
empezo una amigable charla que duro varias horas justo, hasta que las primeras
luces de un amanecer cercano, aparecieron en la lejania. Entonces fue ella la
primera que se levanto con la intencion de despedirse.
.-jVolvere a verte por aqui.-j..- Si claro.- dijo ella...
Moviendo para decir eso, unos labios gordonzuelos y sensuales enseñando, al
hacerlo, una vez mas su perfecm dentadura de dientes perfectos, anacarados y
brillantes.
.- Por estas fechas tengo tanto trabajo, que incluso me tengo que quedar aqui,
por las noches, para no tener que madrugar tanto..-
Era verdad,1aluz de las pequeña oficinas cercanas que estaban al otro lado de
aquel reducido jardin, permanecian encendidas, Entonces, cuando se incorporo,
se pudo ver lo alta y esbelta que era, y como se movia en la noche, con
movimentos felinos y sin osnido.
.-Hasta mañana entonces, estaras por aqui.-
.-j Si seguro, de eso no te quepa la menor duda.j.-
Espero a que ella entrara en su lugar de trabajo, apagara la luz, y saliera, para
sin decir nada, acompañarla hasta la salida, alli se separaron. Ella desaparecio
en la oscuridad de la carretera que bajaba a la ciudad, y el se quedo mirandola
como lentamente se difurninaba en la lejania, hasta desaparecer, en la distancia.
El hombre amante de la noche se habia enamorado, y ya no dejo de pensar en
ella.
Enigmatica, misteriosa, segura de si rnisrna, valiente, era lo que siempre esperaba
encontrar en una mujer, y la recien conocida parecia tener todas esas
cualidades. Sentia que pertenecia a aquella mujer, desde el momento que la
conocio, que él ie pertenecia, y se consideraba suyo. Aquella era la rnujer de su
vida.
Las horas les iueron eternas y lentas hasta la noche siguiente. Ahora esperaba la
oscuridad, con una ansiedad acuciaste, corno si en ello le fuera el resto de su
vida. Por eso cuando de nuevo su esbelta figura se recorto en la difusa claridad
del mamol blanco de las escalinatas, el corazon le dio un vuelco. Hablo,
hablaron pero los ojos de él estuvieron pendientes de la enigmatica mujer corno
si no le importara otra cosa en la vida, que aquellos ojos oscuros y misteriosos.
Hasta que sin decir ninguna palabra, en un gesto involuntario, le cogio la, mano y la estrecho con vehemencia. La sintio fria, desagradable pero al hombre no aparecio importarle. Ella mientras sin imutarse, le miraba desde aquella distancia e indiferencia de siempre, como desde muy lejos. Como desde otro lugar. Entonces ella lo abrazó, se pego a él con fuerza, con una fuerza extraña, impropia de aquel cuerpo, y le paso unos brazos como tentaculos por la espalda. Antes de que sus labios se juntaran, el hombre de la noche sintio que se perdia en el algo que no sabia entender. Su corazon empezo a latir con fuerzas, mientras un rayo de Luna reflejada en la cara de su amor le hizo removerse de espanto. Ella se estaba desfigurandd por momentos, ella. Se estaba descomponiendo a su vista. Su melena antes abundante se estaba convirtiendo en unos pelos hirsutos y descoloridos. El cuerpo hermoso de ella se escapaba de sus brazos, desaparecia como por encanto, su volumen d~ carnes prietas Su corazon mientras parecia enloquecer, sus latidos fuetes como punzadas de un dolor que aumentaba, le hacian daño en la garganta.
Ella mientras reia, reia a carcajadas con una voz siniestra como de ultratumba, que parecia venir de muy lejos, repitiendo.
:-.jajajajaja,. Me buscabas, me buscabas tanto. Por eso he venido a llevarte comnigo jajaja ]a]a.-
.De repente, la mano delicada de ella, que ahora era una garra de acero penetro como una saeta en su pecho y le aferro el corazon con tanta fuerza que el se moria de dolor y de asfixia. Se moria, y antes de caer al suelo muerto definitivamente, aum pudo ver la macabra realidad, del amor que creyo encontrar. La mujer, ya no era si no un esqueleto descarnado, una fea calavera pelada de toda piel, con la cuenca de sus ojos negras y un enorme agujero de una boca sin dientes. Habia conocido y encontrado a la Muerte. Su amor era la misma Muerte, la Parca que una noche vino a su encuentro. La Muerte que se alegraba de su nueva conquista, riendose, burlandose del mortal, cuyos ecos aun resonaba en sus oidos como una macabra cantinela, cuando por al final perdio el Mundo de vista. Un infarto, uno mas, de los que matan cada dia a cientos de ciudadanos anonimos. Eso dijo el forense, cuando levantaron el cadaver, de las escalinatas que subian, al as terrazas superiores del Cementerio.
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Muy lindo tu modo de relatar Baraka, como siempre... Especial para Jàlogüin...
Un abrazo.
¡¡ jejejejeje Doro, me he reido con tu comparacion, pero nada que ver porque la mujer como nosotros, envejece, y se pone gorda y fea, pero coñeeeee desfigurarse y volverse un espectro como la protagonista del relato va un abismo.
Que como te lea la rusa, te quedas sin pizza, y sin gazpacho
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Re: Hilo para dar los buenos días
Hoy, algunos comerán chuches, otros verán algunas pelis de terror, otros llorarán, otros dormirán plácidamente, otros se reirán, etc...
Yo, como tengo el día libre, tengo previsto guisotear y hacer croquetas caseras, ver alguna peli de terror, abrir la puerta a niños para darles chuches, seguir un par de videojuegos de terror con Illojuan y con Rubius, e irme a la meme!!
Qué harás tú?
Dejo un cafecito rico, que aunque sea el día de Dª Muerte, nunca falta...
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Re: Hilo para dar los buenos días
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Re: Hilo para dar los buenos días
MagAnna escribió:Buenos días a tutti!!
Buenas tardes, Mag.
Buenas tardes, foro.
MagAnna escribió:Hoy, algunos comerán chuches, otros verán algunas pelis de terror, otros llorarán, otros dormirán plácidamente, otros se reirán, etc...
Yo, como tengo el día libre, tengo previsto guisotear y hacer croquetas caseras, ver alguna peli de terror, abrir la puerta a niños para darles chuches, seguir un par de videojuegos de terror con Illojuan y con Rubius, e irme a la meme!!
Qué harás tú?
Pues yo me voy a maquillar porque esta noche de Halloween me voy de castañada y lo que surja después.
Me gusta ese terrorífico café.
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Re: Hilo para dar los buenos días
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Re: Hilo para dar los buenos días
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Re: Hilo para dar los buenos días
Tomb escribió:Buenos días foro!!
Ya has vuelto de entre los caminantes y chupasangres?!?!!
Te han convertido o sigues siendo mortal?
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Re: Hilo para dar los buenos días
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Re: Hilo para dar los buenos días
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Re: Hilo para dar los buenos días
Días lluviosos, cálidos y con viento!
Qué cosas más raras pasan con este tiempo tan cambiante.
Pero se agradecen mucho las precipitaciones!!
No soy muy amiga de los paraguas, porque suelo olvidarlos por ahí y me gusta mojarme...
También me gusta pisar charcos, jajja!
Debe ser que me acostumbré a eso desde bien chica, porque antes, allá llovía 300 días al año...
Os gusta la lluvia? Desde casa? Estar debajo?
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Re: Hilo para dar los buenos días
Buenos días, tengo un montón de años y aún me gusta chapotear en los charcos. Aquí, como en todos los sitios de este saqueado país, hace viento fuerte, tanto, que hasta le levanta los faldones a Colon.
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