Propuesta de nuevo juego: ¿creamos un sainete?
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Propuesta de nuevo juego: ¿creamos un sainete?
¿Creamos un sainete?
Es una propuesta de entretenimiento para este verano. Consiste en pertenecer a ella, no como lo que somos, sino que nos inventemos un personaje, hombre o mujer, niño o niña, y tomemos parte en los diálogos. Al inicio, deberíamos decir el sexo, la edad, el oficio, y detalles para el personaje de ficción que vamos a crear y representar.
Es una lástima que los hilos se cierren, que no queden abiertos para cada intervención, y poder insertar diálogos y no hacerlo larguísimo, pero si gustan lo intentamos
Como inicio coloco la escena en una corrala madrileña
que viene a ser lo que podríamos decir un patio de vecindad. En ocasiones, en los bajos, existían pequeños talleres artesanales. O sea, que también cabe alguien de un oficio determinado.
El sainete lo voy a situar a principios del siglo pasado Yo lo inicio únicamente como esposo y padre, cuyos otros papeles no interpretaré, por si alguien le apetece cogerlos como propios y los desarrolla. Somos libre de insertar textos explicativos, además de lo importante: EL DIÁLOGO.
Tomo el nombre de Álvaro, hombre de 50 años de edad, esposo de Juana y con una hija de 18 llamada Violeta.
En la continuación al hilo daré el pistoletazo de salida ¿se apuntan? Al menos comenten algo, que los veo muy apagados ¿cosa de las calores quizás?
.
EL POSTIGUET- Mensajes : 6448
Fecha de inscripción : 24/06/2021
Edad : 88
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ESCENA PRIMERA
INICIO DEL SAINETE
Título “La Nueva Corrala”
La escena tiene lugar en una corrala madrileña. Está amaneciendo, y desde una ventana vemos que se enciende una luz. Al poco, por las escaleras de acceso a los pisos superiores, Álvaro, un hombre de 50 años, casado con Juana, y padre de una guapa moza de unos veinte años llamada Victoria, empleada en una sombrerería de la calle Fuencarral, sale en dirección a su trabajo, es conductor de tranvías municipales. Habla para sí mismo y en voz alta:
ALVARO:
—¡Otro día más, y cansan!, no hay manera de progresar, de dejar este duro oficio de tranviario, cambiarme a otra casa, aunque modesta mejor que la de ahora que los escalones matan mis maltrechas piernas..., y ver si mi Victorilla tuviera suerte, conociera a un buen hombre, y se olvidara del cantamañanas de Roberto, que nunca encuentra trabajo pero no dice si alguna vez lo busca.
Mientas Álvaro se va quejando en dirección a la salida, otro vecino se asoma al patio de vecindad.
NUEVO VECINO (aún sin nombre, le corresponde a usted)
…..
¿Quieren seguirlo? ¿se atreven a imaginar otro personaje y “darle vida”? ¿lo añaden y le responden a Álvaro? ¿Iniciamos esta pequeña comedia?
.
********
Nota. Para darle más dinamismo, cada autor puede crear si lo desea 2 personajes.
Tratándose de una comedia en una corrala madrileña, castiza, convendría conocer y colocar en sus gentes palabras y frases propias de ese “Madriz”
He aquí una cuantas y su definición al castellano:
Jeta = cara
Napia = nariz
Húmeda = lengua
Piños = dientes
Limones = pechos
Muy = boca
Bato/a = padre/madre
Bateo = bautizo
Bastes = dedos
Contraria = suegra
Beata, leandra, pela = la desaparecida peseta
Cangrejo = billete
Gayumbos = calzoncillos
Baranda = jefe
Trena = calabozo
Chipén, dabute, fetén, chachi, chachipén = bueno
Abur = adiós
Nasti = nada.
Menda = yo
Chupa = chaqueta
Alares = pantalones
Gorra = parpusa
Safo = pañuelo
Gabriel = chaleco
Limpia = camisa
Babosa = camisa bordada
Calcos = zapatos de charol
Pañosa = capa españolas
Peluco = reloj
Sobar = dormir
Piltra = cama
Keli = casamiento
Buga = coche
Tequi = taxi
Tambarrina, tabuco, garito = tasca
Baba, tajada, torrija, melopea = borrachera
Última edición por MagAnna el Vie Jul 08 2022, 20:04, editado 1 vez (Razón : Nota añadida)
EL POSTIGUET- Mensajes : 6448
Fecha de inscripción : 24/06/2021
Edad : 88
Re: Propuesta de nuevo juego: ¿creamos un sainete?
Gabriela :
(es nueva vecina, no vecino )
Buenos dias Don Alvaro!
Va temprano Ud como todas las mañanas. Disculpe el atrevimiento, pero salí al patio para recordarle lo que hablamos ayer.
Estoy segura que Victoria tiene muchas posibilidades en el Teatro Municipal, tiene mucho carisma y es una niña tan bonita que valdria la pena que uds la apoyen.
Cuando yo decidí venir a Madrid desde mi adorada Argentina, mis padres me apoyaron.
Y apenas tengo 2 años más que Victoria!
Que me dice Don Alvaro?
(es nueva vecina, no vecino )
Buenos dias Don Alvaro!
Va temprano Ud como todas las mañanas. Disculpe el atrevimiento, pero salí al patio para recordarle lo que hablamos ayer.
Estoy segura que Victoria tiene muchas posibilidades en el Teatro Municipal, tiene mucho carisma y es una niña tan bonita que valdria la pena que uds la apoyen.
Cuando yo decidí venir a Madrid desde mi adorada Argentina, mis padres me apoyaron.
Y apenas tengo 2 años más que Victoria!
Que me dice Don Alvaro?
_________________
La vida es realmente simple, pero insistimos en complicarla.
Zulita- Mensajes : 1419
Fecha de inscripción : 25/06/2022
Localización : Allá lejos y hace tiempo....
Re: Propuesta de nuevo juego: ¿creamos un sainete?
Mientras hablan, Diego, marchante de arte propietario de un pequeño taller bajo las viviendas y una preciosa sala en su propia vivienda, a la que se puede acceder desde el taller, la cual ha acondicionado como galería de arte, se topa con ellos.
- Buenos días, dice con ese aire tan propio de los bohemios, una mañana espléndida! señorita Gabriela, está uds. tan magnifica como siempre, don Álvaro, cambie uds. el semblante hombre, que el día promete…
- Buenos días, dice con ese aire tan propio de los bohemios, una mañana espléndida! señorita Gabriela, está uds. tan magnifica como siempre, don Álvaro, cambie uds. el semblante hombre, que el día promete…
Nadie- Mensajes : 1930
Fecha de inscripción : 05/05/2022
Re: Propuesta de nuevo juego: ¿creamos un sainete?
Sainete en creación por diversos foreros
Título
LA NUEVA CORRALA
Personajes por orden de aparición en escena y entre paréntesis sus autores sus autores
ALVARO (Padre de Victoria y esposo de Juana, autor: El Postiguet)
GABRIELA (Vecina de la corrala oriunda de Argentina - autor Zulita)
DIEGO (Marchante de arte con estudio en la corrala, y bohemio - autor Nadie)
VICTORIA (Hija de Álvaro y Juana - autor: El Postiguet)
ESCENA I
La escena tiene lugar en una corrala madrileña. Está amaneciendo, y desde una ventana vemos que se enciende una luz. Al poco, por las escaleras de acceso a los pisos superiores, Álvaro, un hombre de 50 años, casado con Juana, y padre de una guapa moza de unos veinte años llamada Victoria, empleada en una sombrerería de la calle Fuencarral, sale en dirección a su trabajo, es conductor de tranvías municipales. Habla para sí mismo y en voz alta:
ALVARO
—¡Otro día más, y cansan!, no hay manera de progresar, de dejar este duro oficio de tranviario, cambiarme a otra casa, aunque modesta mejor que la de ahora que los escalones matan mis maltrechas piernas..., y ver si mi Victorilla tuviera suerte, conociera a un buen hombre, y se olvidara del cantamañanas de Roberto, que nunca encuentra trabajo pero no dice si alguna vez lo busca.
Mientas Álvaro se va quejando en dirección a la salida, otro vecino se asoma al patio de vecindad. Se trata de Gabriela, una joven argentina instalada desde hace poco en el edificio.
GABRIELA
—¡Buenos días, don Álvaro! Va temprano Ud. como todas las mañanas. Disculpe el atrevimiento, pero salí al patio para recordarle lo que hablamos ayer. Estoy segura que Victoria tiene muchas posibilidades en el Teatro Municipal, tiene mucho carisma y es una niña tan bonita que valdría la pena que Uds. la apoyen. Cuando yo decidí venir a Madrid desde mi adorada Argentina, mis padres me apoyaron. Y apenas tengo 2 años más que Victoria! ¿Qué me dice Don Álvaro?
ALVARO
—¡Hola Gabriela! Para ti sean buenos también y mejores. He pensado con la parienta lo que nos dijiste sobre el teatro para Victoria, pero nos da miedo, ya sabes que de la farándula se comentan tantos excesos... Y ella lo valdría, que tiene mucho arte, pero… no queremos exponerla. ¿Has comentado algo con ella sobre ésto?
Mientras hablan, aparece Diego en escena que entra en conversación.
DIEGO
—Buenos días. Una mañana espléndida, señorita Gabriela, está usted tan magnífica como siempre. Don Álvaro, cambie usted el semblante hombre, que el día promete…
ALVARO
—¡Promete, promete!… menudo follón se está armando en las cocheras. Parece que hoy quieren huelga para que nuestros pírricos salarios los aumente la municipalidad, pero el alcalde no está por la labor… ¡Como él vive mejor que el rey! al resto que nos den… Y yo no estoy para muchos trotes.
Por el pasillo de las primeras viviendas se asoma al patio interior Vitoria, llamando a gritos a su padre.
VITORIA
—¡Padre! ¿Pero dónde va usted? Se ha dejado en la mesa de la cocina el hatillo de la comida del mediodía. ¿De qué va a comer cuando toque?
ALVARO
—¡Qué cabeza la mía! Subo a por ello, hija mía, que cada día voy para atrás, como los cangrejos…
VITORIA
—¿De subir usted, nada, padre! Bajo yo a entregársela… ¡faltaría más! Aguarde y no se me vaya, que usted es capaz de todo...
Vuelve al patio Gabriela que se habia ausentado intempestivamente sin contestar a Alvaro ni a Diego.
Gabriela:
- Disculpe Don Alvaro que lo deje sin respuesta, es que ví que salia humo de mi cocina y recordé que puse los trapos a secar.
Antes que llegue Victoria a traerle la comida, le digo que no hable nada con ella aún, no quiero pasar por sobre su autoridad y darle falsas espectativas!
Pero no seria yo misma si no le insisto Don Alvaro, ella tiene cualidades para actuar!!!
Dirigiendose a Diego que seguia por allí, en las nubes de úbeda...
- Buenos dias Diego, gracias por el cumplido.
Una hace lo que puede ( hace mohines en clara manifestacion de seducción)
Nota: No manejo mucho las costumbres de principio de siglo pero quiero suponer que una corrala es como un conventillo verdad?
Título
LA NUEVA CORRALA
Personajes por orden de aparición en escena y entre paréntesis sus autores sus autores
ALVARO (Padre de Victoria y esposo de Juana, autor: El Postiguet)
GABRIELA (Vecina de la corrala oriunda de Argentina - autor Zulita)
DIEGO (Marchante de arte con estudio en la corrala, y bohemio - autor Nadie)
VICTORIA (Hija de Álvaro y Juana - autor: El Postiguet)
ESCENA I
La escena tiene lugar en una corrala madrileña. Está amaneciendo, y desde una ventana vemos que se enciende una luz. Al poco, por las escaleras de acceso a los pisos superiores, Álvaro, un hombre de 50 años, casado con Juana, y padre de una guapa moza de unos veinte años llamada Victoria, empleada en una sombrerería de la calle Fuencarral, sale en dirección a su trabajo, es conductor de tranvías municipales. Habla para sí mismo y en voz alta:
ALVARO
—¡Otro día más, y cansan!, no hay manera de progresar, de dejar este duro oficio de tranviario, cambiarme a otra casa, aunque modesta mejor que la de ahora que los escalones matan mis maltrechas piernas..., y ver si mi Victorilla tuviera suerte, conociera a un buen hombre, y se olvidara del cantamañanas de Roberto, que nunca encuentra trabajo pero no dice si alguna vez lo busca.
Mientas Álvaro se va quejando en dirección a la salida, otro vecino se asoma al patio de vecindad. Se trata de Gabriela, una joven argentina instalada desde hace poco en el edificio.
GABRIELA
—¡Buenos días, don Álvaro! Va temprano Ud. como todas las mañanas. Disculpe el atrevimiento, pero salí al patio para recordarle lo que hablamos ayer. Estoy segura que Victoria tiene muchas posibilidades en el Teatro Municipal, tiene mucho carisma y es una niña tan bonita que valdría la pena que Uds. la apoyen. Cuando yo decidí venir a Madrid desde mi adorada Argentina, mis padres me apoyaron. Y apenas tengo 2 años más que Victoria! ¿Qué me dice Don Álvaro?
ALVARO
—¡Hola Gabriela! Para ti sean buenos también y mejores. He pensado con la parienta lo que nos dijiste sobre el teatro para Victoria, pero nos da miedo, ya sabes que de la farándula se comentan tantos excesos... Y ella lo valdría, que tiene mucho arte, pero… no queremos exponerla. ¿Has comentado algo con ella sobre ésto?
Mientras hablan, aparece Diego en escena que entra en conversación.
DIEGO
—Buenos días. Una mañana espléndida, señorita Gabriela, está usted tan magnífica como siempre. Don Álvaro, cambie usted el semblante hombre, que el día promete…
ALVARO
—¡Promete, promete!… menudo follón se está armando en las cocheras. Parece que hoy quieren huelga para que nuestros pírricos salarios los aumente la municipalidad, pero el alcalde no está por la labor… ¡Como él vive mejor que el rey! al resto que nos den… Y yo no estoy para muchos trotes.
Por el pasillo de las primeras viviendas se asoma al patio interior Vitoria, llamando a gritos a su padre.
VITORIA
—¡Padre! ¿Pero dónde va usted? Se ha dejado en la mesa de la cocina el hatillo de la comida del mediodía. ¿De qué va a comer cuando toque?
ALVARO
—¡Qué cabeza la mía! Subo a por ello, hija mía, que cada día voy para atrás, como los cangrejos…
VITORIA
—¿De subir usted, nada, padre! Bajo yo a entregársela… ¡faltaría más! Aguarde y no se me vaya, que usted es capaz de todo...
Vuelve al patio Gabriela que se habia ausentado intempestivamente sin contestar a Alvaro ni a Diego.
Gabriela:
- Disculpe Don Alvaro que lo deje sin respuesta, es que ví que salia humo de mi cocina y recordé que puse los trapos a secar.
Antes que llegue Victoria a traerle la comida, le digo que no hable nada con ella aún, no quiero pasar por sobre su autoridad y darle falsas espectativas!
Pero no seria yo misma si no le insisto Don Alvaro, ella tiene cualidades para actuar!!!
Dirigiendose a Diego que seguia por allí, en las nubes de úbeda...
- Buenos dias Diego, gracias por el cumplido.
Una hace lo que puede ( hace mohines en clara manifestacion de seducción)
Nota: No manejo mucho las costumbres de principio de siglo pero quiero suponer que una corrala es como un conventillo verdad?
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Zulita- Mensajes : 1419
Fecha de inscripción : 25/06/2022
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Re: Propuesta de nuevo juego: ¿creamos un sainete?
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Sainete en creación por diversos foreros
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LA NUEVA CORRALA
Personajes por orden de aparición en escena y entre paréntesis sus autores sus autores
ALVARO (Padre de Victoria y esposo de Juana, autor: El Postiguet)
GABRIELA (Vecina de la corrala oriunda de Argentina - autor Zulita)
DIEGO (Marchante de arte con estudio en la corrala, y bohemio - autor Nadie)
VICTORIA (Hija de Álvaro y Juana, autor: El Postiguet)
ESCENA I
La escena tiene lugar en una corrala madrileña. Está amaneciendo, y desde una ventana vemos que se enciende una luz. Al poco, por las escaleras de acceso a los pisos superiores, Álvaro, un hombre de 50 años, casado con Juana, y padre de una guapa moza de unos veinte años llamada Victoria, empleada en una sombrerería de la calle Fuencarral, sale en dirección a su trabajo, es conductor de tranvías municipales. Habla para sí mismo y en voz alta:
ALVARO
—¡Otro día más, y cansan!, no hay manera de progresar, de dejar este duro oficio de tranviario, cambiarme a otra casa, aunque modesta mejor que la de ahora que los escalones matan mis maltrechas piernas..., y ver si mi Victorilla tuviera suerte, conociera a un buen hombre, y se olvidara del cantamañanas de Roberto, que nunca encuentra trabajo pero no dice si alguna vez lo busca.
Mientas Álvaro se va quejando en dirección a la salida, otro vecino se asoma al patio de vecindad. Se trata de Gabriela, una joven argentina instalada desde hace poco en el edificio.
GABRIELA
—¡Buenos días, don Álvaro! Va temprano Ud. como todas las mañanas. Disculpe el atrevimiento, pero salí al patio para recordarle lo que hablamos ayer. Estoy segura que Victoria tiene muchas posibilidades en el Teatro Municipal, tiene mucho carisma y es una niña tan bonita que valdría la pena que Uds. la apoyen. Cuando yo decidí venir a Madrid desde mi adorada Argentina, mis padres me apoyaron. Y apenas tengo 2 años más que Victoria! ¿Qué me dice Don Álvaro?
ALVARO
—¡Hola Gabriela! Para ti sean buenos también y mejores. He pensado con la parienta lo que nos dijiste sobre el teatro para Victoria, pero nos da miedo, ya sabes que de la farándula se comentan tantos excesos... Y ella lo valdría, que tiene mucho arte, pero… no queremos exponerla. ¿Has comentado algo con ella sobre ésto?
Mientras hablan, aparece Diego en escena que entra en conversación.
DIEGO
—Buenos días. Una mañana espléndida, señorita Gabriela, está usted tan magnífica como siempre. Don Álvaro, cambie usted el semblante hombre, que el día promete…
ALVARO
—¡Promete, promete!… menudo follón se está armando en las cocheras. Parece que hoy quieren huelga para que nuestros pírricos salarios los aumente la municipalidad, pero el alcalde no está por la labor… ¡Como él vive mejor que el rey! al resto que nos den… Y yo no estoy para muchos trotes.
Por el pasillo de las primeras viviendas se asoma al patio interior Vitoria llamando a su padre.
VITORIA
—¡Padre! ¿Pero dónde va usted? Se ha dejado en la mesa de la cocina el hatillo de la comida del mediodía. ¿De qué va a comer cuando toque?
ALVARO
—¡Qué cabeza la mía! Subo a por ello, hija mía, que cada día voy para atrás, como los cangrejos…
VITORIA
—¿De subir usted, nada, padre! Bajo yo a entregársela… ¡faltaría más! Aguarde y no se me vaya, que es capaz de todo…
Vuelve al patio Gabriela que se había ausentado intempestivamente sin contestar a Álvaro ni a Diego porque salia humo de su cocina.
GABRIELA
—Disculpe don Alvaro que lo deje sin respuesta, es que vi que salia humo de mi cocina y recordé que puse los trapos a secar. Antes que llegue Victoria a traerle la comida, le digo que no hable nada con ella aún, no quiero pasar por sobre su autoridad y darle falsas expectativas. Pero no sería yo misma si no le insisto don Alvaro, ella tiene cualidades para actuar.
GABRIELA
Dirigiéndose a Diego que seguía por allí, en las nubes de Úbeda…
—Buenos días Diego, gracias por el cumplido. Una hace lo que puede (y hace mohines en clara manifestación de seducción)
ALVARO
(En respuesta a Gabriela)
—Amiga mía, sé que lo dice de buen corazón, y en favor del porvenir de me hija, pero es la única que tenemos, no nos gustaría perderla por esos mundos del teatro. La queremos ver feliz lo más cerca de nosotros, pero entendemos la Juana y yo, que la vida es como es y un día querrá vivir la suya lejos de este par de viejos que ya vamos siendo...
GABRIELA
- Pero Don Alvaro, otra vez perdone mi atrevimiento, pero al paso que vamos uds perderan a Victoria no en el mundo del teatro sino en este mismito si sigue su romance con ese tal Roberto, que a mí no me cae nada bien!
Hable con Doña Juana, hagale caso a sus opiniones, ella va saber lo mejor para su hija!
Abur! como dicen uds!
Me voy al Teatro, Don Alvaro.
Mira para todos lados, corroborando la ausencia de Diego.
Y Diego? se piantó como decimos en Argentina!
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GABRIELA (Vecina de la corrala oriunda de Argentina - autor Zulita)
DIEGO (Marchante de arte con estudio en la corrala, y bohemio - autor Nadie)
VICTORIA (Hija de Álvaro y Juana, autor: El Postiguet)
ESCENA I
La escena tiene lugar en una corrala madrileña. Está amaneciendo, y desde una ventana vemos que se enciende una luz. Al poco, por las escaleras de acceso a los pisos superiores, Álvaro, un hombre de 50 años, casado con Juana, y padre de una guapa moza de unos veinte años llamada Victoria, empleada en una sombrerería de la calle Fuencarral, sale en dirección a su trabajo, es conductor de tranvías municipales. Habla para sí mismo y en voz alta:
ALVARO
—¡Otro día más, y cansan!, no hay manera de progresar, de dejar este duro oficio de tranviario, cambiarme a otra casa, aunque modesta mejor que la de ahora que los escalones matan mis maltrechas piernas..., y ver si mi Victorilla tuviera suerte, conociera a un buen hombre, y se olvidara del cantamañanas de Roberto, que nunca encuentra trabajo pero no dice si alguna vez lo busca.
Mientas Álvaro se va quejando en dirección a la salida, otro vecino se asoma al patio de vecindad. Se trata de Gabriela, una joven argentina instalada desde hace poco en el edificio.
GABRIELA
—¡Buenos días, don Álvaro! Va temprano Ud. como todas las mañanas. Disculpe el atrevimiento, pero salí al patio para recordarle lo que hablamos ayer. Estoy segura que Victoria tiene muchas posibilidades en el Teatro Municipal, tiene mucho carisma y es una niña tan bonita que valdría la pena que Uds. la apoyen. Cuando yo decidí venir a Madrid desde mi adorada Argentina, mis padres me apoyaron. Y apenas tengo 2 años más que Victoria! ¿Qué me dice Don Álvaro?
ALVARO
—¡Hola Gabriela! Para ti sean buenos también y mejores. He pensado con la parienta lo que nos dijiste sobre el teatro para Victoria, pero nos da miedo, ya sabes que de la farándula se comentan tantos excesos... Y ella lo valdría, que tiene mucho arte, pero… no queremos exponerla. ¿Has comentado algo con ella sobre ésto?
Mientras hablan, aparece Diego en escena que entra en conversación.
DIEGO
—Buenos días. Una mañana espléndida, señorita Gabriela, está usted tan magnífica como siempre. Don Álvaro, cambie usted el semblante hombre, que el día promete…
ALVARO
—¡Promete, promete!… menudo follón se está armando en las cocheras. Parece que hoy quieren huelga para que nuestros pírricos salarios los aumente la municipalidad, pero el alcalde no está por la labor… ¡Como él vive mejor que el rey! al resto que nos den… Y yo no estoy para muchos trotes.
Por el pasillo de las primeras viviendas se asoma al patio interior Vitoria llamando a su padre.
VITORIA
—¡Padre! ¿Pero dónde va usted? Se ha dejado en la mesa de la cocina el hatillo de la comida del mediodía. ¿De qué va a comer cuando toque?
ALVARO
—¡Qué cabeza la mía! Subo a por ello, hija mía, que cada día voy para atrás, como los cangrejos…
VITORIA
—¿De subir usted, nada, padre! Bajo yo a entregársela… ¡faltaría más! Aguarde y no se me vaya, que es capaz de todo…
Vuelve al patio Gabriela que se había ausentado intempestivamente sin contestar a Álvaro ni a Diego porque salia humo de su cocina.
GABRIELA
—Disculpe don Alvaro que lo deje sin respuesta, es que vi que salia humo de mi cocina y recordé que puse los trapos a secar. Antes que llegue Victoria a traerle la comida, le digo que no hable nada con ella aún, no quiero pasar por sobre su autoridad y darle falsas expectativas. Pero no sería yo misma si no le insisto don Alvaro, ella tiene cualidades para actuar.
GABRIELA
Dirigiéndose a Diego que seguía por allí, en las nubes de Úbeda…
—Buenos días Diego, gracias por el cumplido. Una hace lo que puede (y hace mohines en clara manifestación de seducción)
ALVARO
(En respuesta a Gabriela)
—Amiga mía, sé que lo dice de buen corazón, y en favor del porvenir de me hija, pero es la única que tenemos, no nos gustaría perderla por esos mundos del teatro. La queremos ver feliz lo más cerca de nosotros, pero entendemos la Juana y yo, que la vida es como es y un día querrá vivir la suya lejos de este par de viejos que ya vamos siendo...
GABRIELA
- Pero Don Alvaro, otra vez perdone mi atrevimiento, pero al paso que vamos uds perderan a Victoria no en el mundo del teatro sino en este mismito si sigue su romance con ese tal Roberto, que a mí no me cae nada bien!
Hable con Doña Juana, hagale caso a sus opiniones, ella va saber lo mejor para su hija!
Abur! como dicen uds!
Me voy al Teatro, Don Alvaro.
Mira para todos lados, corroborando la ausencia de Diego.
Y Diego? se piantó como decimos en Argentina!
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Zulita- Mensajes : 1419
Fecha de inscripción : 25/06/2022
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Re: Propuesta de nuevo juego: ¿creamos un sainete?
Perdónenme ustedes por mi desiste, algo se me olvida y me es imposible recordar qué, no les pasa a ustedes? esa sensación de desasosiego, a mi se me enconó el alma y soy incapaz de prestar atención.
Nadie- Mensajes : 1930
Fecha de inscripción : 05/05/2022
Re: Propuesta de nuevo juego: ¿creamos un sainete?
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LA NUEVA CORRALA
Personajes por orden de aparición en escena y entre paréntesis sus autores sus autores
ALVARO (Padre de Victoria y esposo de Juana, autor: El Postiguet)
GABRIELA (Vecina de la corrala oriunda de Argentina - autor Zulita)
DIEGO (Marchante de arte con estudio en la corrala, y bohemio - autor Nadie)
VICTORIA (Hija de Álvaro y Juana, autor: El Postiguet)
La escena tiene lugar en una corrala madrileña. Está amaneciendo, y desde una ventana vemos que se enciende una luz. Al poco, por las escaleras de acceso a los pisos superiores, Álvaro, un hombre de 50 años, casado con Juana, y padre de una guapa moza de unos veinte años llamada Victoria, empleada en una sombrerería de la calle Fuencarral, sale en dirección a su trabajo, es conductor de tranvías municipales. Habla para sí mismo y en voz alta:
ALVARO
—¡Otro día más, y cansan!, no hay manera de progresar, de dejar este duro oficio de tranviario, cambiarme a otra casa, aunque modesta mejor que la de ahora que los escalones matan mis maltrechas piernas..., y ver si mi Victorilla tuviera suerte, conociera a un buen hombre, y se olvidara del cantamañanas de Roberto, que nunca encuentra trabajo pero no dice si alguna vez lo busca.
Mientas Álvaro se va quejando en dirección a la salida, otro vecino se asoma al patio de vecindad. Se trata de Gabriela, una joven argentina instalada desde hace poco en el edificio.
GABRIELA
—¡Buenos días, don Álvaro! Va temprano Ud. como todas las mañanas. Disculpe el atrevimiento, pero salí al patio para recordarle lo que hablamos ayer. Estoy segura que Victoria tiene muchas posibilidades en el Teatro Municipal, tiene mucho carisma y es una niña tan bonita que valdría la pena que Uds. la apoyen. Cuando yo decidí venir a Madrid desde mi adorada Argentina, mis padres me apoyaron. Y apenas tengo 2 años más que Victoria! ¿Qué me dice Don Álvaro?
ALVARO
—¡Hola Gabriela! Para ti sean buenos también y mejores. He pensado con la parienta lo que nos dijiste sobre el teatro para Victoria, pero nos da miedo, ya sabes que de la farándula se comentan tantos excesos... Y ella lo valdría, que tiene mucho arte, pero… no queremos exponerla. ¿Has comentado algo con ella sobre ésto?
Mientras hablan, aparece Diego en escena que entra en conversación.
DIEGO
—Buenos días. Una mañana espléndida, señorita Gabriela, está usted tan magnífica como siempre. Don Álvaro, cambie usted el semblante hombre, que el día promete…
ALVARO
—¡Promete, promete!… menudo follón se está armando en las cocheras. Parece que hoy quieren huelga para que nuestros pírricos salarios los aumente la municipalidad, pero el alcalde no está por la labor… ¡Como él vive mejor que el rey! al resto que nos den… Y yo no estoy para muchos trotes.
Por el pasillo de las primeras viviendas se asoma al patio interior Vitoria llamando a su padre.
VITORIA
—¡Padre! ¿Pero dónde va usted? Se ha dejado en la mesa de la cocina el hatillo de la comida del mediodía. ¿De qué va a comer cuando toque?
ALVARO
—¡Qué cabeza la mía! Subo a por ello, hija mía, que cada día voy para atrás, como los cangrejos…
VITORIA
—¿De subir usted, nada, padre! Bajo yo a entregársela… ¡faltaría más! Aguarde y no se me vaya, que es capaz de todo…
Vuelve al patio Gabriela que se había ausentado intempestivamente sin contestar a Álvaro ni a Diego porque salia humo de su cocina.
GABRIELA
—Disculpe don Alvaro que lo deje sin respuesta, es que vi que salia humo de mi cocina y recordé que puse los trapos a secar. Antes que llegue Victoria a traerle la comida, le digo que no hable nada con ella aún, no quiero pasar por sobre su autoridad y darle falsas expectativas. Pero no sería yo misma si no le insisto don Alvaro, ella tiene cualidades para actuar.
GABRIELA
Dirigiéndose a Diego que seguía por allí, en las nubes de Úbeda…
—Buenos días Diego, gracias por el cumplido. Una hace lo que puede (y hace mohines en clara manifestación de seducción)
GABRIELA
De nuevo hacia don Álvaro
—Pero Don Alvaro, otra vez perdone mi atrevimiento, pero al paso que vamos ustedes perderán a Victoria no en el mundo del teatro sino en este mismito, si sigue su romance con ese tal Roberto, que a mí no me cae nada bien. Hable con doña Juana, hágale caso a sus opiniones, ella va saber lo mejor para su hija. ¡Abur! como dicen ustedes. Me voy al Teatro, don Alvaro.
Mira para todos lados, corroborando la ausencia de Diego.
—¿Y Diego? se piantó como decimos en Argentina…
ALVARO
(Dirige su mirada hacia su hija, que con el hatillo de la comida de su padre en la mano, accede al patio para entregárselo)
—¡No cabe duda! Esta argentina, sabe lo que dice, porque hay que ver a mi hija, parece toda una verdadera estrella del teatro.
VITORIA
(que entra en escena)
—Aquí tiene su comida, y no deje de comer, que cada día lo noto más desmejorado.
(dirigiéndose a Gabriela)
—Hola, Gabriela, buenos días, te veo muy elegante ¿que tal los ensayos de la nueva obra que vais a representar?
(dirigiéndose a Diego que hace el mutis de ir hacia su estudio)
—Y usted, Diego, no se nos escape ¿no nos dice nada en esta mañana tan agradable?
DIEGO
(algo azorado)
—Perdónenme ustedes por mi despiste, algo se me olvida y me es imposible recordar qué, ¿no les pasa a ustedes? esa sensación de desasosiego, a mi se me enconó el alma y soy incapaz de prestar atención…
ALVARO
—Pues la compaña de ustedes me es muy agradable, pero tengo obligaciones tranviarias, y el tranvía me espera, aunque más los usuarios, que si no lo encamino, y no lo agarran, llegarán tarde a sus trabajos, o no llegarán. Nos vemos en la tarde.
(Alvaro hace el amago de marcharse)
(Los demás hacen el movimiento de ir cada uno a su lugar, cuando desde una de las viviendas del piso superior, se oye un grito desgarrador de mujer. Se quedan como paralizados, y levantan la cabeza hacia el lugar de donde ha salido)
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Sainete en creación por diversos foreros
Título
LA NUEVA CORRALA
Personajes por orden de aparición en escena y entre paréntesis sus autores sus autores
ALVARO (Padre de Victoria y esposo de Juana, autor: El Postiguet)
GABRIELA (Vecina de la corrala oriunda de Argentina - autor Zulita)
DIEGO (Marchante de arte con estudio en la corrala, y bohemio - autor Nadie)
VICTORIA (Hija de Álvaro y Juana, autor: El Postiguet)
ESCENA I
La escena tiene lugar en una corrala madrileña. Está amaneciendo, y desde una ventana vemos que se enciende una luz. Al poco, por las escaleras de acceso a los pisos superiores, Álvaro, un hombre de 50 años, casado con Juana, y padre de una guapa moza de unos veinte años llamada Victoria, empleada en una sombrerería de la calle Fuencarral, sale en dirección a su trabajo, es conductor de tranvías municipales. Habla para sí mismo y en voz alta:
ALVARO
—¡Otro día más, y cansan!, no hay manera de progresar, de dejar este duro oficio de tranviario, cambiarme a otra casa, aunque modesta mejor que la de ahora que los escalones matan mis maltrechas piernas..., y ver si mi Victorilla tuviera suerte, conociera a un buen hombre, y se olvidara del cantamañanas de Roberto, que nunca encuentra trabajo pero no dice si alguna vez lo busca.
Mientas Álvaro se va quejando en dirección a la salida, otro vecino se asoma al patio de vecindad. Se trata de Gabriela, una joven argentina instalada desde hace poco en el edificio.
GABRIELA
—¡Buenos días, don Álvaro! Va temprano Ud. como todas las mañanas. Disculpe el atrevimiento, pero salí al patio para recordarle lo que hablamos ayer. Estoy segura que Victoria tiene muchas posibilidades en el Teatro Municipal, tiene mucho carisma y es una niña tan bonita que valdría la pena que Uds. la apoyen. Cuando yo decidí venir a Madrid desde mi adorada Argentina, mis padres me apoyaron. Y apenas tengo 2 años más que Victoria! ¿Qué me dice Don Álvaro?
ALVARO
—¡Hola Gabriela! Para ti sean buenos también y mejores. He pensado con la parienta lo que nos dijiste sobre el teatro para Victoria, pero nos da miedo, ya sabes que de la farándula se comentan tantos excesos... Y ella lo valdría, que tiene mucho arte, pero… no queremos exponerla. ¿Has comentado algo con ella sobre ésto?
Mientras hablan, aparece Diego en escena que entra en conversación.
DIEGO
—Buenos días. Una mañana espléndida, señorita Gabriela, está usted tan magnífica como siempre. Don Álvaro, cambie usted el semblante hombre, que el día promete…
ALVARO
—¡Promete, promete!… menudo follón se está armando en las cocheras. Parece que hoy quieren huelga para que nuestros pírricos salarios los aumente la municipalidad, pero el alcalde no está por la labor… ¡Como él vive mejor que el rey! al resto que nos den… Y yo no estoy para muchos trotes.
Por el pasillo de las primeras viviendas se asoma al patio interior Vitoria llamando a su padre.
VITORIA
—¡Padre! ¿Pero dónde va usted? Se ha dejado en la mesa de la cocina el hatillo de la comida del mediodía. ¿De qué va a comer cuando toque?
ALVARO
—¡Qué cabeza la mía! Subo a por ello, hija mía, que cada día voy para atrás, como los cangrejos…
VITORIA
—¿De subir usted, nada, padre! Bajo yo a entregársela… ¡faltaría más! Aguarde y no se me vaya, que es capaz de todo…
Vuelve al patio Gabriela que se había ausentado intempestivamente sin contestar a Álvaro ni a Diego porque salia humo de su cocina.
GABRIELA
—Disculpe don Alvaro que lo deje sin respuesta, es que vi que salia humo de mi cocina y recordé que puse los trapos a secar. Antes que llegue Victoria a traerle la comida, le digo que no hable nada con ella aún, no quiero pasar por sobre su autoridad y darle falsas expectativas. Pero no sería yo misma si no le insisto don Alvaro, ella tiene cualidades para actuar.
GABRIELA
Dirigiéndose a Diego que seguía por allí, en las nubes de Úbeda…
—Buenos días Diego, gracias por el cumplido. Una hace lo que puede (y hace mohines en clara manifestación de seducción)
GABRIELA
De nuevo hacia don Álvaro
—Pero Don Alvaro, otra vez perdone mi atrevimiento, pero al paso que vamos ustedes perderán a Victoria no en el mundo del teatro sino en este mismito, si sigue su romance con ese tal Roberto, que a mí no me cae nada bien. Hable con doña Juana, hágale caso a sus opiniones, ella va saber lo mejor para su hija. ¡Abur! como dicen ustedes. Me voy al Teatro, don Alvaro.
Mira para todos lados, corroborando la ausencia de Diego.
—¿Y Diego? se piantó como decimos en Argentina…
ALVARO
(Dirige su mirada hacia su hija, que con el hatillo de la comida de su padre en la mano, accede al patio para entregárselo)
—¡No cabe duda! Esta argentina, sabe lo que dice, porque hay que ver a mi hija, parece toda una verdadera estrella del teatro.
VITORIA
(que entra en escena)
—Aquí tiene su comida, y no deje de comer, que cada día lo noto más desmejorado.
(dirigiéndose a Gabriela)
—Hola, Gabriela, buenos días, te veo muy elegante ¿que tal los ensayos de la nueva obra que vais a representar?
(dirigiéndose a Diego que hace el mutis de ir hacia su estudio)
—Y usted, Diego, no se nos escape ¿no nos dice nada en esta mañana tan agradable?
DIEGO
(algo azorado)
—Perdónenme ustedes por mi despiste, algo se me olvida y me es imposible recordar qué, ¿no les pasa a ustedes? esa sensación de desasosiego, a mi se me enconó el alma y soy incapaz de prestar atención…
ALVARO
—Pues la compaña de ustedes me es muy agradable, pero tengo obligaciones tranviarias, y el tranvía me espera, aunque más los usuarios, que si no lo encamino, y no lo agarran, llegarán tarde a sus trabajos, o no llegarán. Nos vemos en la tarde.
(Alvaro hace el amago de marcharse)
(Los demás hacen el movimiento de ir cada uno a su lugar, cuando desde una de las viviendas del piso superior, se oye un grito desgarrador de mujer. Se quedan como paralizados, y levantan la cabeza hacia el lugar de donde ha salido)
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EL POSTIGUET- Mensajes : 6448
Fecha de inscripción : 24/06/2021
Edad : 88
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Re: Propuesta de nuevo juego: ¿creamos un sainete?
Al parecer este hilo no ha funcionado como me hubiese gustado. Creo que entre unos cuantos (todos sería una multitud) podríamos haber ideado un sainete simpático, pero la poca participación me indica que debe ser cerrado.
No obstante quiero expresar mis gracias a Zulita y Nadie, que me acompañaron creando dos personajes.
Igual pasado el verano proponga algo similar que guste más y sea más atractivo. Pero bueno, el caso para mí es innovar, en este aspecto son incansable, y creo que esta idea era una buena innovación, o al menos no la he visto en ningún Foro.
Y a los que entraron a leer, gracias también.
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EL POSTIGUET- Mensajes : 6448
Fecha de inscripción : 24/06/2021
Edad : 88
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