¿Dónde está la dignidad?

Por dignidad se entiende la cualidad del ser humano que se hace valer como persona, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás, y no deja que lo humillen ni degraden

Pero la dignidad se pierde cuando existe la hipocresía, fuente de tantos valores negativos en el ser humano, o esa dos varas de medir cuando lo mismo ocurre cerca nuestra, dentro de nosotros mismos, o en la parte del otro.

Y, aunque posiblemente (no lo creo aunque reconozco que perfecto no lo soy) yo haya caído alguna vez en esa negatividad o trampa, hoy quiero comentar algo sobre tanto como se ha dicho de la conducta de los catalanes en cuanto al dirigirse a ellos, en su propia Catalunya, en castellano, llegando a leer en este mismo Foro, cosas incomprensible, a las que he mostrado mi repugnancia aunque me haya costado creerlas.

Me ha costado creelas porque conociendo el alma comercial y mercantil catalana, que un señor venda helados, hamburguesas, zapatos, violines o corbatas, y desatienda la venta porque alguien se lo pida en castellano, es un absurdo que me sorprende, pero como insensatos, locos, irracionales (por no colocar otros términos más duros) los hay en todas partes (ya saben lo de cocer habas) he de creerlo, y lo creo sin conocerlo, al conocer ayer, en persona, lo que voy a narrar (jamás pensé ver algo así en mi tierra) y no es que yo lo haya oído, o me lo haya contado el amigo de mi vecino, es que me ha pasado a mi. Y por lo tanto, daré todos los datos.

Anteayer 30 de junio, en el Recinto Cultural “Las Cigarreras” (antigua fábrica de tabacos de Alacant) intervenían unas orquestas musicales con cánticos casi medievales, y textos en catalán, en una manifestación artística veraniega. Acudí con unos amigos, todos ellos mucho más jóvenes, pero con inquietudes culturales y lingüísticas valencias o catalanas, que a la postre es lo mismo con sus propias variantes.

Este recinto está situado en la barriada de Sant Antón, en la parroquia de Ntra. Señora de la Misericordia. Acabado el mismo decidimos entrar en un pequeño bar restaurante a tomar unas cervezas y picar algo ¡nunca lo hubiésemos hecho!…

Los ocho amig@s pasamos al interior, un pequeño patio, y como hablantes de valenciano, y en nuestra propia Comunidad Valenciana (no estábamos en Lugo, Burgos o Marbella) pedimos “unes cerveses i per favor diga'ns què té per a picar” Nada más. El camarero, o dueño, en una actitud violenta y amenazante, así nos respondió: “O me habláis en español o os marcháis de mi casa, estoy hasta los cojones de valencianos y catalanes de mierda”. Ni más ni menos, no añado ni una coma.

Nuestra actitud fue de grave sorpresa, por las palabras que no veían a cuento, y la agresividad empleada. Tras el primer impacto de incredibilidad por lo que acabábamos de escuchar, uno de los jóvenes intentó responderle, pero la agresividad en el camarero aumentó, gritando Arriba España y Viva Franco… y salimos respondiéndole también en catalán: “ No es preocupe i adeu”, ni una palabra ni un gesto añadido.




Pero como yo no me ando con chiquitas, este establecimiento, sito frente de la iglesia mencionada, se llama “El Bigotes” (creo que el nombre ya indica algo) y está situado en la Plaza del Hospital Viejo, 3, de Alacant y además dejo una foto de su fachada. Y no me escondo, ya que si miento, y tiene constancia de mi escrito, que me busque y denuncie, pero sabe que es verdad, que somos varios los insultados, y que había otras personas en el establecimiento que se quedaron asombradas. Esa conducta incivil no es propia de alguien que vive del público, y que en ningún momento le respondimos como se merecía. Nuestro desprecio a semejante individuo, fue lo mejor. Nuestra dignidad personal y de grupo no podíamos colocarla a su bajísimo nivel incivil, fascista y antidemocrático, y algo de xenofobia si nos consideraba “extranjeros” en nuestra propia casa. ¡Ver para creer!

Como el cuartel de la Guardia Civil está a pocos metros (unos 100) alguien propuso ir a denunciarle, pero pensamos que no vale la pena tener contacto alguno con gente de esta miserable calaña, fascistoide, chulesca, provocadora, violenta, irrespetuosa, y no conocedora de la idiosincrasia de los alicantinos, nuestra cultura y nuestra lengua. Y viven aquí en vez de marcharse a su tierra si le molestamos, quizás aquí puedan comer y en su terruño no.

Claro que todo puede ser entendible, a pocos metros de su establecimiento, hay otro, que no diré su nombre para que no se entienda como publicidad, con nombre alicantino, con productos en valenciano, con una calificación de 9,8, y donde hablas en valenciano y  te atienden perfectamente. Eso puede ser celos, envidias, o qué se yo, pero el resultado ya lo vemos, y correremos la voz de lo que allí nos pasó. Es nuestro derecho hacerlo.

Y ahora el fondo de la cuestión:

Digo esto, con lo de la dignidad, porque aquellos foreros que aquí han dicho y manifestado que esto parecido lo han vivido en Catalunya respecto al castellano, de ser cierto pues yo no lo puedo certificar como el que comento, debieran tener la dignidad también de sentirlo como repugnante, como yo siento éste (que lo he vivido) y los otros si son verdad. La hipocresía no va conmigo, si uno es denunciable, si uno es repugnante, el otro también. Yo no tengo dos varas de medir...

¿Se atreverán, o callarán y me dejarán sentir que la hipocresía y el odio es lo que los mueven?


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Hace tiempo descubrí, pues mis andanzas sobre todo por toda Europa han sido muchas por mis negocios y visitas vacacionales, que no hay nada mejor que, presentándose ante un nativo, decir unas palabras en su idioma algo sencillo como "Disculpe que no hable su idioma...", esto te granjea simpatías, pues todos sabemos que es imposible conocer los idiomas del mundo. Creo, sinceramente, que me mejoraba, demostrando una actitud de respeto que al propio tiempo exigía.

Pero no es el caso, ya que estábamos en nuestra tierra, donde el valenciano es lengua natural, oficial y con derecho de uso. Es más, precisamente ese restaurante está en una barriada, muy pegada al centro de la ciudad, que, desde mi niñez ha sido, cultural y lingüísticamente, de las más "valencianas" De hecho, en su parroquia, en enero se celebra la fiesta de la bendición de animales, y se instala (hoy muy pocos puestos) el "Porrate de Sant Antón" lugar donde se venden productos artesanales locales, como turrones, garrapiñadas, pesadillas, frutos secos, pan de higo, arrope, miel, embutidos de la zona, etcétera. Esta festividad tuvo sus inicios en 1585 (casi nada) y Sant Antón estaba situado fuera de las murallas medievales, accediendo a él mediante el llamado “Portón” una antigua puerta que lo comunicaba, y que, curiosamente, para poder utilizarlo, había que entrar en una casa particular, pues estaba en su patio. Hoy la zona aún conserva el nombre, pero la casa no existe como tal.


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Hay mucha maldad en nuestra sociedad, estimado Gabin, algo que yo si pudiera desterraría al completo. Hace algunos años escuché de boca de una vecina, franquista y oriunda de Mieres, que en cierta ocasión a su niño de corta edad, un vendedor de helados callejero en Barcelona, no le sirvió un helado por no pedírselo en catalán. Nunca lo creí, y no lo creo... Aunque, como sabemos, descerebrados los hay en todas partes. ¿No vender a un niño un helado? ¿En qué cabeza sensata cabe? ¿Y por el idioma? Hay cosas que son difíciles de creer, aunque mi experiencia de anteayer ya me da que pensar; pero lo del niño me niego a creerlo salvo que lo hubiese visto. Y si fue verdad, mi total repugnancia a esta clase de individuos, ya sean alicantinos, catalanes, aragoneses, madrileños o parisinos. No uso dos varas distintas para medir…

Pero aún le digo más, lo que nos pasó en nuestra propia ciudad, seguro estoy que si estamos de visita en Andalucía o Galicia, se nos sirve la cena, sin importarles si hablábamos catalán, chino o neerlandés. Tropezamos con una bestia, llena de odio, y eso es lo peligroso, su aumento que lo está siendo.

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