Cosas, bulos, rumores, creencias y hasta leyendas urbanas

COSAS, BULOS, RUMORES, CREENCIAS Y HASTA LEYENDAS URBANAS

En mis tiempos jóvenes, el mundo era tan nuevo que las cosas aun no tenían nombre y había que señalarlas con el dedo ( De la novela “100 años de soledad” de Gabriel Garcia M,).

En esos tiempos corrían entre la gente dicha, remedios caseros, y soluciones que se escapaban a toda ciencia médica o lógica, y que basaba todo en la naturaleza, o en la supuesta inteligencia de quien se la invento.

Estas recomendaciones o consejos de los pueblos sencillo y llano, corría y se transmitía de generación en generación hasta nuestros días, en donde una mayor cultura los ha desterrado del convencimiento popular.

Se decía que si un niño tenía una hemorragia por la nariz ( antes pasaba mucho) si se le ponía una llave, o algo de hierro en la cara, sobre ella, se le cortaba la hemorragia, no era verdad porque después de estar largo rato echado en la cama, boca arriba con una llave de esas antiguas, de un palmo de largo y que pesaba  lo suyo, la sangre no se cortaba, y si lo hacía, era por el discurrir natural de que la sangre tiende a coagularse, y que los hematíes taponan la herida, o la salida de la misma.

Cambien se decía que si a un niño le dolía el oído, echándole dentro un poco de leche de una mujer que estuviera criando, se quitaba el dolor. Falso porque más de una vez que tuve dolor de, oídos y si me echaban un dedal de leche en el mismo no se me quitaba, y era peor el remedio, porque la  leche fría en la inflamación del oído aumentaba el dolor.

SE decía también que cuando se tenía una herida, sobre todo en las rodillas, que los niños siempre la teníamos en carne viva de las caídas y los porrazos que nos dábamos, que si nos lamía un perro en ellas, se curaban porque según decían la saliva de los perros era cicatrizante y curaban, porque ellos mismos se curaban lamiéndose.  Era mentira porque me deje muchas veces que los erros me lamieran y las  pupas no se curaban antes, sino que el perro lamia los restos de sangre y nos llenaba de babas las piernas, pero de curar nada.

Decían además de que si tenías las manos agrietadas por el trabajo, o por el frío, que si te meabas en ellas sé té curaban, falso, yo solo hice alguna vez y aquello además de guarro y antihigiénico, no remediaban nada.

Luego estaban las leyendas del campo, en la que se decía si te meabas en el agujero de un grillo, este salía todo mojado y ya no cantaba más, falso primero el grillo no salía de su escondite y por la noche cantaba más que nunca.

O que si cogías a un alacrán y le hacías alrededor un círculo
de fuego, el mismo se clavaban el aguijón y moria. Falso, si se hace eso, el alacrán muere del calor del fuego, y se encoge tanto que parece que se clava el aguijón.

El dicho popular decía que si te picaba una garrapata, o
se te metía en un pliego de la piel, que echándole  una gota de aceite de oliva, sé salia sola. No se  a quien le daría resultado ese truco, porque ami se me metió una en el pabellón de la oreja, y ni aceite ni gasolina, me la tuvieron que sacar de donde se había metido, a trocitos.

Luego los chavales decían aunque nunca lo vi, que si coges a una rana y con pajita le metes aire por el culillo se hincha y cuando la dejas en el agua ya no puede nadar. O que si a una lagartija se le corta la cola con el tiempo le sale de nuevo, y la que se corta se empieza a mover insultando a la familia de quien se la ha cortado. O que si aun camaleón le das de fumar este se pone borracho y empieza bailar y abrir la boca. Al Alcaudón para que no te pique una vez cazado porque es un pájaro de presa que cuelga lo que caza en las espinas de las acacias, se le pone una pluma entre los orificios de la nariz y ya no muerde. El lagarto cuando te muerde ya no te suelta el bocado y hay que llevarlo enganchado a que te lo suelten.

Maldades de los niños contra los pobres animalitos de la naturaleza, y a los que antes se les hacía mucho daño.
Dios nos perdone, porque no somos na.