Rincón filatélico para coleccionistas

El sello de hoy, futurista (por lo que pueda venir) nos hace recordar la necesidad de imponer el 25% del idioma castellano en las escuelas catalanas, ya que dicen que los alumnos catalanes no saben escribir la o ni con un canuto, pero, ante la posibilidad de que el señor Feijóo entregue un cercano día vicepresidencia a Vox, y en esta agrupación de nostalgias fascistas guste de ver a los infantes cantando, con flores a María en mayo, y el resto del año el Himno Nacional, posiblemente ese escaso 25% respecto al himno haya que estudiarlo mejor, porque ¿cuántos “lo, lo, lo, lo”, hemos de quitarle al himno? Yo lo he intentado cantar al 100% y, sinceramente, es muy repetitivo, mucho “lo” para tan larga sinfonía, pero con el 25%, queda un “lo, lo, lo” pobre, pobrísimo diría yo, y no es que intentemos ganarle protagonismo a “La Marsellesa”, vecina nuestra, es que mejor no hacer el ridículo. Hay veces que el refranero español, nacido del pueblo llano (de los españolitos para que nos entendamos)  es muy acertado, por ejemplo cuando nos hace saber que “con boca cerrada no entran moscas”.

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Las caídas suelen traer graves consecuencias, de ahí que mediante este sello de correos y una gran campaña publicitaria, se intente concienciar a la población para procurar pisar sobre seguro.

Grandes caídas por la pendiente hemos visto recientemente en esa agrupación de muchachos y muchachas de carácter alegre y festivo llamados “Ciudadanos”, como la jerezana Arrimadas al sol que más calienta, que un día creyeron tocar el cielo porque la cámara fotográfica la habían colocado al revés. Lo que han tocado es el asfalto, y al parecer se han quedado pegados a él.

Otra agrupación política, en este caso la morada, si bien en su intento de asaltar los cielos, según el botarate de su líder Iglesias, no lo han conseguido, al menos, aun restándole sueño al señor Sánchez,  al limbo sí han llegado, tocando pasta gansa a millones, que eso mola cantidad. Pero, tal cual los naranjitos, parece ser que van de capa caída, y las caídas suelen ser peligrosas si caen de mala postura.

Dicen que más dura será la caída en cuanto más alto se llegue, y con toda seguridad lo que le ha pasado a los naranjitos, lo que le está ocurriendo a los morados, le ocurrirá a los verdes, o sea, a los ayer camisas azules mahón con flechas que tú bordaste en rojo ayer.

Así es que de caía a caída, como en el juego de la oca, y caigo porque me toca.


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Dicen los poseedores de bola de cristal que sí, que llegará, mientras otros hacen cruces para que no llegue. Puede ser que no por él, sino por sus compañías: los de Vox, los narcos… Dice el viejo refrán, que sabe mucho, “dime con quien andas y te diré quien eres”.

Pero esto, con ser un problema gordo, que puede solucionarse, España no puede llevar, otra vez, a Europa, un representante que no sepa inglés. Y el señor Feijóo, que dicen va directo a la Moncloa, ha de hacer un cursillo acelerado del idioma de Shakespeare para no dejarnos en ridículo como con ocurrió Casado, Rajoy y Aznar, aunque con este último estaba algo disimulado gracias su mujer, con lo de “relaxing cup of café con leche” que dejó boquiabierto a medio mundo...

En el PP debieran pensar que cuando haya de reunirse Feijóo con los líderes europeos, su francés, que dicen lo habla pero a un nivel escolar, no sirve, y el traductor simultáneo del móvil lo dejaría muy mal visto. Otra vez a la esquina de pensar o sacar el córner se nos avecina, vecina, y así España no avanza. ¿Y de quién es la culpa? Se lo digo yo: de Puigdemont.

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Moderar, divina palabra que a veces significa danzar sobre ideas muy contrarias, con la obligación de hacerlo con destreza, y en ocasiones con rapidez, solo está al alcance de muy pocos. Se necesita mano de hierro enfundada en guante de seda, cuando los participantes carecen, o quieren carecer, del mínimo respeto del uno hacia el otro.

Moderar, pues, en un lugar como este nuestro, donde priva el anonimato y la realidad personal se esconde bajo nombres que no dicen nada, o muy poco, es ardua tarea, poco recomendable a personas carentes de ecuanimidad y hasta paciencia al alto nivel de Job.

En este Día Mundial para elogiar esta actitud, elegido el día 28 de diciembre de cada año, día de la inocencia por excelencia, cuando llegue el próximo, no olvidemos a los que aquí ejercen esa ingrata labor: Tomb, MagAnna y Gabin.

Desde la FN de Moneda y Timbre, se lanza este sello para la gran colección filatélica y para el recuerdo.


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Con la cantidad de problemas que tiene la sociedad andaluza, como toda la sociedad en general, con el trabajo que debieran asumir los políticos andaluces en la dirección de resolverlos, con la necesidad que tienen los andaluces de ver que se les ofrece posibilidades para el cambio de situación, en especial el económico, la falta de trabajo, la mísera retribución de la mayoría de los trabajos existentes, el encarecimiento de la cesta de la compra… los politiquillos andaluces (al igual que los de las demás regiones) utilizan argumentos para desprestigiarse unos a otros. Pero ahora, lo más chocante, es que utilizan la fobia anti catalana (anti separatista dicen algunos para engañar aún más si cabe) para enredarse en rifirrafes carentes de sentido común ante las necesidades, perentorias en ocasiones, que la sociedad andaluza, ya campesina, obrera, trabajadores autónomos, etcétera padece.

Partido Popular, Ciudadanos y Vox, repitiendo la estrategia de 2018, arremeten con discursos incendiarios en contra de Catalunya, ya que al parecer les fue bien, bien a ellos, porque el ciudadano andaluz, que engañado les votó, no ve ninguna mejora en economía, educación, sanidad ni en el futuro inmediato, es más, puede que vaya en desmejora, pero ha caído en esas redes de intoxicación y le ofrecen más dosis de lo mismo.

Con el fin de seguir restando votos a la izquierda, el presidente señor Moreno acusa a Pedo Sánchez de ceder ante el “chantaje separatista”, cuando lo lógico y normal (para él, supongo,) es que cediera ante el chantaje pepero, que también lo hay, por ejemplo no recordándole públicamente toda la inmensa corrupción económica y moral que hay dentro de las filas peperas, que ni Casado supo resolver, y que Feijóo parece no tener solución, ni quererla.

Que este sello filatélico, solo editado para el coleccionismo, sirva como recuerdo de estas estrategias políticas de engaño y zafiedad.

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Un país (del francés pays) es un territorio con características geográficas y culturales propias que puede, o no, constituir un Estado o una entidad política dentro de un Estado. Sin duda el antiguo reino de València, hoy Comunidad Autónoma, el principado de Catalunya y las Islas Baleares, son tres países que se caracterizan por tener la misma lengua, gran parte de la misma cultura así como de su Historia.

Llamar a este conjunto de países Països Catalans en base cultural y lingüística, es algo incontestable.

Representantes de las Consellerías de Cultura de los tres países catalanes, han asistido hoy al acto institucional conmemorativo del centenario del nacimiento de Joan Fuster, que ha tenido lugar en el “Espacio Joan Fuster” de Sueca.

Después del encuentro, los tres consellers han explicado la voluntad de concretar la Declaración de Palma y constituir grupos de trabajo por todos los ámbitos culturales. Se ha subrayado la importancia de hacer este acto de manera conjunta los tres gobiernos, catalán, valenciano y balear. A Fuster se le ha definido como uno de los grandes intelectuales europeos del siglo XX y se ha destacado el gran alcance temático de su obra. Así mismo, se ha recordado “el compromiso cívico y  la defensa de la lengua y la cultura catalanas” que caracterizaron a Joan Fuster.

La celebración del Año Fuster no es tan solo de las instituciones en cada uno de sus territorios, sino también de toda la red investigadora, cultural y social de manera conjunta, que se ha añadido organizando actividades durante todo el año.

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No es el tenis deporte que me atraiga, de hecho no he visto en directo nunca ninguno, de ningún nivel, aunque ahora sí me gustaría ver alguno donde Rafa Nadal tome parte. Lo intentaré.

Pero no gustándome como digo, no habiendo asistido a ninguno, e, incluso, no viéndolo por televisión desde el cómodo sillón, salvo pequeños momentos, no resta para que en esta colección de sellos incluya uno a uno de los mejores deportistas del momento, pero, en realidad, no lo hago por su extraordinaria trayectoria tenista solamente, sino además por esa condición humana excelente que lo caracteriza. Su conducta en la pista, o fuera de ella, es digna de resaltar, nunca se le ha visto engreído, vanidoso, sino correcto, respetuoso con el adversario, educado, y que si es así como desearía que todo personaje público lo fuera si de alguna manera nos ha de representar.

Gracias Nadal por ser como eres. Aquí dejo mi pequeñísimo e insignificante homenaje, que te lo mereces sin duda. Y mi aplauso hoy, por ese nuevo triunfo que aún te aupa más en la historia de ese deporte por ti elegido.

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Para alguien, como yo, que por las vicisitudes de una incivil guerra, y determinadas consecuencias derivadas de la misma que hoy no me apetece narrar, pues antes mejor olvidar, no pude pasar de los primeros estudios ante la necesidad de contribuir a salir de la pobreza impuesta por los verdugos vencedores, ha sido el libro el mayor tesoro que encontré para ilustrarme. Ciertamente libros existen muchos, y aunque poseo centenares, mi capacidad de comprensión no es tanta como tanta sabiduría me ofrecen.

Fue tal mi descubrimiento de lo importante que podrían ser para mí —y lo han sido—, que ya desde casi un niño acudía a comprar, con el poco dinero que podía conseguir, uno de ellos, y que aún los conservo 70 años después, en gran estima y cariño. A veces, ya releídos, tocar el viejo papel amarillento, oler el perfume que desprenden, me llena de felicidad.

Aun hoy, incluso sabiendo que no los podré leer todos a mi mucha edad, y por mi preferencia a los antiguos, acudo a las pocas librería de lance aún existentes en mi ciudad a compralos, o bien cuando se monta la feria del Libro de Ocasión, a recorrer sus stands o a la plaza del Ayuntamiento buscando uno o varios entre los ofertados cada domingo.

Y ahí están en la biblioteca. Esperando que los coja y ojee, que vaya pasando sus páginas suavemente, como una caricia, y sin hablar, ya que son mudos para emitir sonidos, pero dicen tanto…, te regalan tanta sabiduría y enseñanza, que en esto sí soy avaro en poseerlos cuantos más mejor. No me canso. Ni ellos se cansan de mí cuando los tengo en mis manos, porque formamos la pareja ideal.

Un sello de nuestra colección particular, se lo tiene bien ganado, ¿no lo cree usted así?

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El poder judicial, en un Estado de derecho, interpreta la ley y la aplica, pero ésta corresponde redactarla al poder legislativo y ejecutivo. Para que el primero sea mínimamente justo, forzosamente debiera ser independiente de los otros poderes estatales, gozando de la máxima imparcialidad a la hora de aplicar sus dictámenes. No obstante, la interpretación de la ley, (que dicen es ciega y vendados los ojos nos la presentan) cuando se redacta de manera confusa, genera demasiados conflictos en la sociedad, dando a entender que el problema, aparentemente, radica en que no siempre hay coincidencia entra la justicia legal y la justicia ética. Innegable, por tanto, resulta comprobar que sentencias “legalmente” emitidas por el juez, en aplicación de leyes existentes, deben ser acatadas, pero hay algo que se debería tenerse en cuenta, que la razón última del derecho NO ES LA LEY, sino LA JUSTICIA, o sea, la exigencia ética de lo justo.

Que “la ley es la ley”, frase tan cacareada, es indiscutible, cosa que me recuerda a una película cómica italiana, de 1958, del mismo título, interpretada por Totó y Fernandel. Pero la ley es una norma dictada por el hombre, y el hombre, al no ser perfecto, no está capacitado para la perfección total que de su conducta debiera surgir, así tenemos actualmente, en algunos lugares, leyes espantosas, capaces de llevar a un ser humano a la ejecución porque los redactores consideran que tal o cual condición no es legal, algo que hemos tenido en nuestra sociedad no hace mucho tiempo, y era ley, y se le llamaba ley...

Por supuesto que la ley es necesaria, sin ella la sociedad sería una selva donde el más poderoso sería el rey, aunque si miramos ciertas sociedades en este aspecto, y no hay que alejarse mucho, podemos llamarlas “selvas civilizadas” ya que el más poderoso, en este caso por medio de “don dinero”, el arma más poderosa en la actualidad, o desde siempre, puede gobernar, puede legislar, puede interpretar las leyes a su conveniencia, puede hacer cuanto le venga en gana, y si no lo hace directamente, tiene sus vasallos, los políticos para el trabajo sucio... Posiblemente no haya que mirar a la ley con ojos enamorados llenos de embobamiento, sino con ojos críticos y el afán, sino no es éticamente justa, de cambiarla. Acatamiento significa sometimiento, subordinación, servilismo, sujeción… y eso nunca debe exigirlo una ley justa, y más sabiendo que justa no puede ser por nacer de seres imperfectos.

Por sernos necesaria y de utilidad la ley, si es justa, emitimos este sello para nuestra colección, sin valor postal.

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La ley puede ser justa o injusta, de ahí que me sorprende cuando se defiende la ley como tal por encima de la justicia. Tú tienes una treintena de años, casi una niña a mi lado, y seguramente sabrás que en otros tiempos la ley no te permitía, por ejemplo, tener una cuenta corriente en un banco, o no te consideraba, por mujer, apta para emitir un voto político, o no se te permitía el acceso a un sin fin de lugares si no ibas acompañada de un hombre, padre, hermano o esposo. Y no digamos de los lugares que le ley impiden a la mujer elegir al hombre con quien desean vivir, sino que ha de elegirlos otros por ella. Y es por la existencia de una ley en ocasiones escrita y en otras por tradición. Por eso, un día, no hace mucho, estimada Tomb, cuando me respondiste a un comentario mío acerca de que la ley no permitía tal cosa y que había de acatarla sin más, me sorprendió esa defensa de la misma. Ya he dicho que la ley, y el conjunto de normas establecidas, son necesarias para una mejor sociedad, pero por encima de la ley, o del imperio de la ley como dijera Suárez, debe prevalecer LA JUSTICIA. Son cosas que no debemos confundir ni pensar que forman una unidad. La JUSTICIA siempre lo será, porque de no serlo nunca podremos darle este maravilloso nombre y sentido; la ley será ley siempre, pero puede que no sea justa.

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