El Hilo de los Refranes

Porsituquieressaber escribió:¡Ah! y obviaré lo de equiparar a la cofa con el carajo.

Haga usted lo que quiera, yo no soy de los que intentan cortar la libertad de los demás, pero ya son muchas las veces que se mete usted en mis hilos solo para incordiar, cosa que yo no he hecho nunca con los suyos, aunque creo que muy pocos abre, no sé si es que no tiene iniciativa ni creatividad, pero sí le satisface más incordiar que crear, y eso que presume de saberlo todo y estar dispuestos a enseñarnos. ¡Señor, qué cruz!

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EL POSTIGUET escribió:

Porsituquieressaber escribió:¡Ah! y obviaré lo de equiparar a la cofa con el carajo.

Haga usted lo que quiera, yo no soy de los que intentan cortar la libertad de los demás, pero ya son muchas las veces que se mete usted en mis hilos solo para incordiar, cosa que yo no he hecho nunca con los suyos, aunque creo que muy pocos abre, no sé si es que no tiene iniciativa ni creatividad, pero sí le satisface más incordiar que crear, y eso que presume de saberlo todo y estar dispuestos a enseñarnos. ¡Señor, qué cruz!

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Vuelve a estar errado y por este camino acabará herrado.

Yo no coarto su libertad, puntualizo algunos yerros. No es lo mismo la libertad de expresión que el soltar afirmaciones gratuitas.

Por cierto... le recomiendo que revise el significado del vocablo "crear" . No es lo que usted cree.

Porsituquieressaber escribió:

EL POSTIGUET escribió:



Haga usted lo que quiera, yo no soy de los que intentan cortar la libertad de los demás, pero ya son muchas las veces que se mete usted en mis hilos solo para incordiar, cosa que yo no he hecho nunca con los suyos, aunque creo que muy pocos abre, no sé si es que no tiene iniciativa ni creatividad, pero sí le satisface más incordiar que crear, y eso que presume de saberlo todo y estar dispuestos a enseñarnos. ¡Señor, qué cruz!

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Vuelve a estar errado y por este camino acabará herrado.

Yo no coarto su libertad, puntualizo algunos yerros. No es lo mismo la libertad de expresión que el soltar afirmaciones gratuitas.

Por cierto... le recomiendo que revise el significado del vocablo "crear" . No es lo que usted cree.

¿No tiene usted nada mejor que hacer? Ya estoy más que harto de sus impertinencias y provocaciones, búsquese usted a los listos, a los que todo lo saben, a los enteraos, a los de su altura intelectual... Yo no estoy en ella, mi onda es otra, más humilde, sencilla y absolutamente nada prepotente. Por lo tanto mientras en este hilo no comente sobre refranes, dejo de responderle. Para poder hacerlo me harían falta quince o veinte carreras universitarias para poder estar a su altura en cuanto al conocimiento del mundo.

Creo que estaba loco de ansiedad esperando una nueva ocasión para meterse en mis hilos e intentar desbaratarlos. Y no le mando al carajo, ni a la calle del Laurel, ya que yo no envío a nadie a ningún lugar que no le apetezca.

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El que corta el bacalao

El que corta el bacalao, es la expresión popular, es el que manda, el que decide.

Según la RAE, la expresión “cortar el bacalao” significa mandar o disponer del hecho. O sea, tener el mando, tener el control y ser el que finalmente decide. Ahora bien, no tiene por qué ser el jefe oficial, ya que muchas veces, y creo que en la política lo es, hay personas que tienen mucho más poder desde la sombra que los que mandan oficialmente y de manera pública; es el resultado de ser alguien sin necesidad de poseer un cargo oficial o de decisión público, es quien toma la última decisión de cuándo y cómo se hacen las cosas. En este punto creo que estamos muy engañados, creyendo que es quien da la cara quien manda. ¿Acaso —como un pequeño detalle—, no vemos a la presidenta de la Comunidad de Madrid, señora Ayuso, leyendo siempre todos sus discursos? Alguien debe habérselos escritos, ya que no nacen de ella. Y si ha de dar una respuesta a la oposición, la rebusca entre sus papeles.

El utilizar este excelente pescado como parte de la frase, no obliga a ser "el contador" quien trabaje en una tienda de salazones. Pero ¿y su origen? ¿de dónde nace?... Vayamos a ello:

En la antigüedad, cuando no existían las neveras ni cámaras frigoríficas ni congeladores, los alimentos para su conservación, por lo general, era usando sal. Así se conservaban y se siguen conservando la mayoría de ellos, los que hoy conocemos como salazones. Pues bien, alrededor del siglo XVI, tras popularizarse el bacalao en salazón en España, especialmente en el País Vasco y Catalunya, se comenzó también a utilizarlo en el Nuevo Mundo donde a los esclavos de las zonas del Caribe se les alimentaba con tiras de bacalao conservado en sal pero desalado. Los esclavos formaban largas colas para recibir el alimento, y el capataz iba cortando los pedazos que les entregaba para que se alimentaran, de ahí la importancia y el cargo del que cortaba el bacalao, que ha llegado hasta nuestros días.

Dos fotos del delicioso bacalao, la primera al estilo vasco, al pilpil, la segunda al estilo catalán, a la llauna.

Hacer el agosto

Es frase muy conocida, y con toda seguridad todos sabréis a qué se refiere, y que nada tiene que ver con el tórrido mes agosteño.

Hacer el agosto es, en tres palabras, enriquecerse en un momento determinado; es aprovecharse de la ocasión y de las necesidades de las gentes. No hace mucho tiempo lo hemos visto ante la necesidad de la sociedad de resguardarse de la contaminación del virus covid portando mascarillas, y muchos la aprovecharon para hacer negocio en la compra-venta de las mismas, en algunos casos como sabemos de manera irregular, desaprensiva y corrupta.

Pero hay otras maneras de hacer el agosto de manera legal, como el turronero hace “su agosto” vendiendo sus turrones en Navidad, en pleno invierno, o el fabricante y vendedor de aparatos de aire acondicionado para refrescar el ambiente si se anuncia un verano tórrido o en noviembre, y el resto del invierno, hace “su agosto” con los aparatos que calienten, por ejemplo también los que venden chimeneas, o los jugueteros por la festividad de Reyes y su gran demanda.

Esta expresión, como tantas otras, tiene su origen en el ambiente rural, ya que muchos agricultores una vez recolectada su cosecha la almacenaban al existir gran cantidad de ella, según que tipo de cosecha que se tratara, claro, para poder venderla en el momento más oportuno, cuando escasease el producto y el precio subiera, pudiéndose lucrar más. Entonces se denominaba hacer el agosto, mes muy especial en la mayoría de cosechas y por lo tanto existir las ganancias. Ya que gente con visión de negocio, o muy espabilada, la ha habido en todos los tiempos y en todas las esferas de la vida humana.

Hoy en la Costa Blanca, Alacant, Benidorm, Torrevieja, Calp, Santa Pola, Altea, etc. en invierno los hoteles hacen su agosto, ya que mientras en otras latitudes la mayor parte de los hoteles cierran por falta de turistas, aquí, por el sol y el buen clima siguen abiertos y a un nivel de ocupación igual que en el verano.

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Me encanta este hilo, porque refranes hay muchos, pero está bien saber de dónde provienen o cuál es su significado.

Gracias Posti.

EL POSTIGUET escribió:

Porsituquieressaber escribió:

Vuelve a estar errado y por este camino acabará herrado.

Yo no coarto su libertad, puntualizo algunos yerros. No es lo mismo la libertad de expresión que el soltar afirmaciones gratuitas.

Por cierto... le recomiendo que revise el significado del vocablo "crear" . No es lo que usted cree.

¿No tiene usted nada mejor que hacer? Ya estoy más que harto de sus impertinencias y provocaciones, búsquese usted a los listos, a los que todo lo saben, a los enteraos, a los de su altura intelectual... Yo no estoy en ella, mi onda es otra, más humilde, sencilla y absolutamente nada prepotente. Por lo tanto mientras en este hilo no comente sobre refranes, dejo de responderle. Para poder hacerlo me harían falta quince o veinte carreras universitarias para poder estar a su altura en cuanto al conocimiento del mundo.

Creo que estaba loco de ansiedad esperando una nueva ocasión para meterse en mis hilos e intentar desbaratarlos. Y no le mando al carajo, ni a la calle del Laurel, ya que yo no envío a nadie a ningún lugar que no le apetezca.

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Mire este que bonito es:

«El verdadero valor está en saber reconocer los propios errores».

Pero no se de donde viene, si nos lo explica...

Me viene de perilla

Seguramente la habréis oido alguna vez esta frase, o quién sabe si la habéis utilizado, por ejemplo que os haya dicho alguien que se le estropeó el ordenador y Chimo que la visitó ese día “le vino de perilla” al ser un buen técnico y se lo pudo reparar de inmediato. O sea, que ya el significado lo habréis captado en seguida, que algo, o alguien como Juan, en algún momento nos llega cuando más lo necesitamos, y entonces nos viene de perilla.

Pero ¿de dónde nos llega esta frase?, pues por lo general, como tantas otras acuñadas por el pueblo sencillo, de lo más normal. Veamos: Se conoce como perilla a una especie de agarradero que hay en las sillas de montar a caballo, a la cual se agarran fuertemente los jinetes que aún no están muy experimentados en la monta, o que siempre está a mano para quienes, aun sabiendo cabalgar, se encuentren ante una situación inesperada y necesiten protegerse de una caída. Seguramente habréis visto alguna, o varias películas norteamericanas de vaqueros montando en potros salvajes para dominarlos, pues tienen una de sus manos agarrada a este saliente de la silla de montar, para asegurarse lo más posible de una caída, muy habitual en este tipo de rodeos. Queda claro, digo yo, que la perilla es algo muy útil, y por ella nació el dicho tan conocido, que ahora se emplea si algo que necesitamos se nos presenta de pronto o lo tenemos a mano: nos viene de perilla.

Igual este comentario, propio de quien nada sabe, os viene de perilla, pues os ha ilustrado algo, que no es ni más ni menos que mi pequeño deseo y contribución. Os dejo un dibujo de la perilla en la silla de montar.




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Tomb escribió:Me encanta este hilo, porque refranes hay muchos, pero está bien saber de dónde provienen o cuál es su significado.

Gracias Posti.

Haré lo que pueda Tomb, seguiré investigando el origen de ellos, y lo diré. Simplemente eso, sin intentar quitar protagonismo a nadie, que no es lo mío, aunque algunos parecen molestarse, al considerarse muy importantes, intentado desbaratar mis hilos. Paciencia...

¡Échale el muerto!

Esta frase, como todas las de este hilo, tiene su significado pero para nada que ver con el fallecimiento de una persona, al menos en la actualidad, pues se refiere a echarle la culpa de algo a quien nada tiene que ver con el fallo, error o delito. Tengo la completa seguridad de que conocéis el significado, lo que ignoro si también conocéis de dónde nace, y esto, en mi modesta actuación, que no pretendo saber más que nadie ni mostrarme generoso en busca del agradecimiento o la adulación, sino que, como simple entretenimiento, busco, investigo y aquí dejo el resultado de lo conseguido. Pues bien, vayamos al muerto, o mejor al grano.

Nace el origen de esta expresión de muy antiguo, concretamente nos llega de la llamada Edad Media, y el motivo era que cuando las autoridades descubrían un cadáver (era época en que la gente se mataba por casi nada) en cualquier lugar de una población, si no se lograba dar con el asesino, esa población se veía obligada a pagar una gran multa, la idea fundamental de esta norma era intentar ser un incentivo para conseguir que, si alguien tenía conocimiento del autor del asesinato, lo denunciara ante las autoridades competentes para ir en su busca... pero ocurría algo muy diferente, y es que cuando los vecinos encontraban un cadáver en sus calles, aprovechándose de la nocturnidad, entre varios vecinos trasladaban el cadáver a la población más cercana, con la finalidad de librarse de pagar la multa y que fueran otros quienes la pagaran. Lo que ignoro es si estos nuevos “dueños” del cadáver, hacía lo mismo y se lo devolvían a quienes se lo dejaron de regalo o lo trasladaban a otra población diferente, con lo cual el cadáver iría de pueblo en pueblo, más o menos como la falsa moneda, que de mano en mano va, y ninguno se la queda.

Cosas del antiguo.

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A palo seco

Es una expresión que se utiliza, normalmente hoy en día, para pedir que lo que haya que hacerse o decir sea tal cual, sin complementos, sin aderezos, sin artificios. O sea, tal y como es, ya que hay personas que cuando comentan algo, lo adornan de tal manera, que la parte importante del argumento queda como sin la importancia que debiera tener, mientras lucen más los adornos que la acompañan.

Por lo general suele emplearse también en las cosas del comer y beber, así es frecuente oír en un bar que alguien pide al camarero un ron “a palo seco” o sea, quiere decir sin agua, sin hielo, sin cola, o ni siquiera una rodaja de limón. Por supuesto que extraña la frase cuando el ron, una bebida, no es de por sí nada seco. A veces también solemos escuchar que tal persona se ha comido un bocadillo de tortilla a palo seco, esto es, sin acompañamiento de un vaso de agua, una cerveza o una copa de vino.

La frase tiene origen en la marinería, en ese admirable y peligroso mundo de la mar, ya que así llaman los marineros a la forma de navegar en los veleros en los días de fuertes tormentas, por las cuales se ven obligados a recoger todas sus velas para que el temporal no las rompa. En este caso, al navegar con las velas recogidas, navegan a palo seco, esto es, con los mástiles desnudos. Pues dejaré la fotografía de un velero, pero en este caso no "a palo seco" (¡Quién pudiera navegar en él!)




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Poner los puntos sobre las íes

Esta expresión quizás no sea de las más comunes o que la utilicemos con más frecuencia, pero una vez conocido su origen yo la encuentro graciosa.

Vayamos al tema.

Lo primero que diré es el significado, que supongo la mayoría conoceréis, pero en caso negativo es este, significa dejar las cosas claras o concretar algo, bien en una discusión, en una exposición de un tema, etc. No significa que se nos esté pidiendo, por parte de quien la dice, que cojamos un lápiz o un boli y nos pongamos a dibujar los puntitos que sobre la i, la llamada latina, suele llevar. No es eso, sino que sobre el asunto del que se trata, lo dejemos muy claro, sin nada que lo haga confuso. También suele emplearse al dar alguien a otro una explicación sobre algún mal entendido, intentando que la hará lo más entendible y clara posible

Pero de dónde nos llega esta expresión a nuestros días? Pues veréis, cuando se usaba el latín era frecuente encontrar en los documentos escritos palabras que tenían dos íes seguidas. En su origen la letra i no llevaba el punto característico que hoy lleva, y con el fin de que no se confundieran con una u se empezó colocando una rayita sobre las íes, para dejar muy claro cuándo se trataba de dos íes y cuando de la letra u. Esta pequeña rayita, con el tiempo se fue empequeñeciendo, y al final se transformó en un pequeño punto, tal como la vemos hoy en día. De ahí nació la expresión “poner los puntos sobre la síes” para que el escrito no tuviera confusión. Hoy, como ya he dicho, tiene otro significado muy diferente, pero en el fondo es lo mismo, que todo quede muy claro.

Ir hecho un Ecce Homo



Esta expresión popular se suele emplear cuando alguien presenta un mal aspecto, hecho como se dice “una pena” o en definitiva desaliñado, y tiene su origen sin duda, como casi todas, o todas ellas. Veamos:

Primero es conveniente conocer su significado en nuestro idioma, que no es otro que “este es el hombre” palabras pronunciadas, según la creencia, por Poncio Pilato, el gobernador romano de Judea, al presentar a la muchedumbre a Jesús de Nazaret, al ser el romano muy contrario al destino del reo de ser crucificado, que el pueblo le otorgó ante el destino de ser él o Barrabás el ajusticiado. Dicen que tras la presentación del condenado, se lavó públicamente las manos, dando a entender que él nada era culpable y nada podía hacer.

El destinatario de ir al Gólgota, con la cruz a cuestas y dispuesto a la crucifixión, tras el interrogatorio que no debió ser muy suave, coronado de espinas, ensangrentado como cuentan los narradores del personaje de invención, no presentaría un muy buen aspecto, de ahí que presentarnos sin la debida compostura en el vestir, en el calzado, en el peinado o el aseo personal, puede llevar al otro a decirnos que parecemos un “Ecce Homo”. Por lo tanto, hay que cuidar nuestra imagen.

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Hacer buenas migas

De la España pobre a nuestros días, nos ha llegado un plato culinario humilde, sin embargo en algún restaurante se sirve, y son las llamadas “migas”. Lo probé una sola vez, en un asador situado frente a la Basílica del Pilar de Zaragoza, era un lugar histórico situado en un sótano, pero con excelente comida y un buen servicio. Se trata de migas de pan desmenuzado, remojado en agua y aceite y sofrito con ajos, algo de tocino y se presenta con uvas moradas o blancas (según la zona). Como se puede entender más simple y humilde no puede ser el plato, pero muy nutritivo, y era la comida preferida de los pastores, en sus días de pastoreo.

Pero en la actualidad “hacer buenas migas” se refiere a que dos o más personas se lleven bien, se comprendan, se respeten, que procuren no disgustarse ni llevarse la contraria constantemente y entenderse en casi todos los temas de la vida, pero ¿de dónde su origen? que es, al fin y al cabo, la intención de escribir sobre estos términos tan popularizados..., pues sinceramente no lo sé, pero puedo elucubrar, y dado que nunca digo ser poseedor de verdad absoluta alguna, si me equivoco en esta ocasión (o en algunas otras o todas) sabréis disculparme, ya que me conoceréis que no voy por la vida repartiendo sabiduría —¡pobre de mí!— que ya la quisiera para mí mismo. Pero voy con ello.

Pudiera tratarse el origen de la frase en el hecho de que el plato se preparase en armonía, en pleno campo entre varias personas, los pastores, y como desmenuzar el pan lleva su tiempo, éste se realizase en buena camaradería, tanto en el cocinarlas como en el degustarlas, recreándose durante la comida y disfrutar de un ambiente de concordia y sano entendimiento. No tengo ni la más remota idea de si pudo ser así, pero como de serlo sería una buena elección, yo lo doy por bueno, lo doy por conveniente, y qué pena que hoy seamos incapaces, bien con las humildes migas, o con las excelentes y ricas viandas de hoy, no ser más solidarios, más amistosos, más comprensivos, y que la camaradería fuese la divisa que sobresaliera entre los humanos.




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Dormir como un ceporro

Frase que igual la hemos oído alguna vez, que fácilmente se cree entender, pero que desconocemos, seguramente por la mayoría de los mortales, lo que es en realidad un ceporro y el origen de la frase. Aunque ceporro, según la RAE, es la persona tonta, cerrada, muy poco inteligente, la frase no va por ahí, porque la primera acepción del término es la cepa vieja que se arranca para la lumbre, o sea, un trozo de madera que se había quedado anclada en la tierra, inmóvil, y que para arrancarla del suelo (levantarla) hay que hacer un gran trabajo y esfuerzo.

Por la similitud con la persona muy dormilona, y cuyo sueño es profundo que no la despierta ni un ”bombardeo” y que para hacerle levantar de la cama tenemos que hacer un gran esfuerzo, porque da la impresión que se ha quedado pegado a la cama, de ahí nace la frase.

Posiblemente hayáis oído más asiduamente, “dormir como un tronco” que viene a ser lo mismo, pero lo del ceporro que ha gustado más, y entre una y otra, con el mismo significado, me he decantado por “ceporro” porque al ser más desconocida, fomentamos nuestro conocimiento del idioma. ¿Que os parece?




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El pueblo llanero usa mucho los refranes.
Hay quien dice que el refrán es la sabiduría del pueblo.
Aquí les ván dos:

"Está pasando más hambre que garrapata en peluche".

"A mi que me come el zorro, si no tengo gallinero."

"Los que están siempre de vuelta de todo, es que nunca han ido a ninguna parte"

Tampoco conozco su origen, pero me encanta.

Y cuando una persona es muy tacaña, le aplican:

"Ese es más duro que sancocho e' pato"
O....
"A ese le dan por el codo y abre los dedos de los pies" 

Un gran saludo, y un fuerte agradecimiento, a quienes entran a este hilo, ya sea para leer o para participar. No obstante quisiera decir el motivo del mismo, y no es otro que colocar refranes, ya sean españoles o de otras naciones amigas que utilicen el castellano, pero sobre todo explicar el significado, aunque se pueda entender, como también, y esto creo que es lo que gusta, su origen, de cómo nació.

Sinceramente, amigos, dejar el refrán sin más, no era mi idea, no obstante no es que quiera que no lo hagáis, sois muy libres por supuesto, pero investigad un poco, que seguramente lo encontraréis como hago yo.

Gracias, y a seguir.

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Dormirse en los laureles

Pues otra vez va de “dormilones”, y sí, podría considerarse como algo positivo dormir sobre un colchón de hojas de laurel, que son hojas muy perfumadas, y que al sueño vendría muy bien, pero no va por ahí la cosa. Veamos.

Dormirse en los laureles significa descuidarse o abandonar una quehacer emprendido, confiado en los éxitos ya obtenidos. O sea, que tras alcanzar un éxito, la persona a la que se le acuña la frase, se relaja y no se esfuerza más, al creer que siempre se le va a valorar y recordar por lo bueno que alcanzó un día. Pero la vida, y esto conforme pasan los años lo vamos aprendiendo, suele ser muy dura, y si queremos seguir considerados como buenos, hay que seguir demostrándolo, porque el olvido suele ser parte del ser humano. Pero ¿y el origen de la frase?

El origen es el siguiente: El laurel era considerado por romanos y griegos como árbol curativo y lo consideraron como representación del triunfo, de la gloria, así como símbolo de resurrección, ya que sus hojas, una vez separadas del árbol, tardan en marchitarse, e incluso una vez secas se pueden utilizar para elaborar diversos platos. Pero el uso del laurel para honrar, tras las pruebas atléticas, a los vencedores, hay que remontarse a los Juegos Píticos, que junto al santuario de Delfos se desarrollaban así como a los Olímpicos de Olimpia. No obstante el laureado un año, tenía que demostrar en la siguiente edición que era el mejor, para volver a ser condecorado de nuevo. Si no lo hacía —se decía— se había dormido en los laureles, y eso le restaba fama, prestigio y notoriedad.





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Quedarse en el tintero

Frase que alguna vez hemos leído en la prensa, y referida en alguna entrevista, donde el personaje entrevistado se ha callado algo y no lo ha manifestado. Es algo que se ha interpretado como que lo guarda para sí y no lo quiere hacer público. Pero es el origen de la frase lo que me ha interesado, de ésta y de todas, porque así la comprendemos mejor. Vamos a ello con esta del tintero.

Naturalmente viene de muy antiguo.

Cuando aún no se había inventado ni el sencillo lápiz ni el bolígrafo, ni mucho menos los medios de escritura digital, lo que se tenía que escribir y transmitir era por medio de una pluma de ave, cuya punta de preparaba para coger tinta de un frasco (el tintero) donde ésta estaba, mojar la pluma y escribir sobre el papel. Cuando ya no había nada que escribir, y el comunicado terminaba, la tinta que no se empleaba se quedaba en el tintero. Pues por ahí viene la frase, que hoy, con la gran diversidad que hay para dejar por escrito lo que deseemos, aún se emplea, aunque los tinteros ya no los veamos y mucho menos la pluma de ave, algo que estas mismas dieron nombre a los diversos utensilios, inventados después, para seguir con la escritura, como por ejemplo las plumillas de metal, adaptadas a un mango de madera que también debían mojarse en un tintero, o las “plumas estilográficas”, con cargador de tinta incorporado.

Se me ha ido el santo al cielo

Cuando alguien utiliza esta expresión, es que se le ha olvidado algo, bien sea en una exposición oral que nos estaba ofreciendo, o bien algo que tenía que hacer y no recuerda, o algo parecido, nada que ver con los ángeles. En definitiva se trata de un olvido momentáneo, y lo sustituye con esta manida frase para quedar bien. Yo creo que todos la habremos oído, y quién sabe si alguna vez hemos pronunciado. Pero ¿y su origen? Bueno, aquí creo que me pilláis en fuera de juego, porque verdaderamente no lo sé, pero…

...pero se dice, se cuenta, y pudiera ser verdad que fuese la primera vez que se empleó con esa finalidad, que en cierta parroquia (en un lugar, no sé dónde, había no se qué santo, que le rezaban no sé qué, y obtenían no sé cuánto) en cierta parroquia digo, el predicador desde el púlpito hablaba sobra la vida de un santo de la iglesia católica, y de repente se quedó sin argumento, sin saber por donde seguir, y fue cuando empleó la frase de “se me ha ido el santo al cielo” algo que, por el lugar, por el conferenciante, y el tema que trataba, pareció a los oyentes lo más natural del mundo, los ángeles, tiene alas dicen, y el que se trataba las empleó para salir del templo volando y marcharse. ¿Verdad? ¿Mentira? Yo no lo creo, pero así lo oí, y así os lo cuento...




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