Soledades verticales

SOLEDADES VERTICALES

El imponente bloque de pisos, se alza en el centro de la barriada junto a otros que se suceden a lo largo de las calles que se entrecruzan. Panel de celdillas, dormitorios contiguos a la gran ciudad. Todos son iguales unos de otros, gemelos, idénticos, sin singularidad, son copias de un mismo proyecto constructor que sirvió para todos.
Hace treinta y cinco años que están ahí, y los años los ha vestido de gris, de grietas, y de oscuro añejo. Sus vecinos anónimos moradores, también han ido cambiando con el. Los numerosos hijos, niños que fueron ayer, hoy no están, se fueron del nido hace mucho. Las aceras hace años que están vacías y silenciosas de gritos y carreras. Aquellos vecinos de entonces, son ahora la lejana sombra de lo que fueron, Con muchos años encima hoy parecen fantasmas encorvados vestidos del escaso pelo gris de la jubilación que suben y bajan, y merodean como fantasmas desocupados. Viven, saludan, pagan el recibo de la escalera y esperan un nuevo mes, pero siguen siendo tan anónimos entre ellos como ayer, como entonces, como hoy. Nadie se conoce, saben que viven juntos, que sus tabiques son contiguos, que se cruzan en la escalera, que se saludan, pero son extraños, desconocidos. .
Unos se van muriendo y en los velatorio se da un pésame frio a extraños que se conocen de vista, del barrio, de la escalera. Se juega a adivinar con los pensamientos en el silencio obligado de los tanatorios.
.-Aquel parece que vive en el tercero primera.-
.- No este no, este vive en el quinto cuarta.-
.- No, ese no es del bloque.-
.- Aquel es el hermano. Aunque no lo creo, y aquel, y la otra.-
Después la rutina Buenos días. Buenas tardes. Gentes que sube, que se pierden tras las puertas. Gente joven que viene a ocupar los pisos vacíos, y que también son desconocidos para los demás y que también buscan el anonimato, que también se pierden tras una puerta blindada, que no quieren relacionarse, que son celosos de su intimidad. y la ambulancia que sobresalta, que viene a media noche y vecinos que desaparecen, ¿a donde irán? A las residencias de ancianos. Allí se encuentra los que visitan y los residentes. Buenos días. Buenas tardes. y el ciclo sigue y sigue, superficial, lejano, inhumano.
Extraños en un mundo de viviendas verticales. Desconocidos voluntarios de su prójimo. Cada uno en su casa, y Dios en la de todos. Cumplido férreamente, a rajatabla, como una norma, como una doctrina, como un precepto divino. No conozcas, no hables con nadie, asi no tendrás problemas.
Luego cuando no podamos, cuando no nos valgamos, cuando seamos pobres cuerpos mutilados por el desgaste de los años, lloraremos, clamaremos rogaremos, solidaridad, justicia, caridad, despotricaremos de nuestros vecinos, de su alejamiento, de su frialdad, y de su poca piedad.


 Rocinante    18/11/2003