Aquellas hoy, antiguas cabinas telefónicas.

AQUELLAS HOY, ANTIGUAS CABINAS TELEFONICAS.

Quedan muy pocas, de aquellas de las que Jose Luis Lopez Vasquez protagonizo una muy premiada película, titulada "La cabina”. Una de ellas, quizás de las últimas que aún se mantiene en servicio, la vi un atardecer que volvía a la ciudad.

Era por una carretera secundaria que viajaba, y a la lejos, en la plaza desierta de un perdido pueblo, esta se mantenía con la vida encendida de la luz de su interior.
Aquella visión me trajo muchos recuerdos, como los de cuando empezaron a instalarse en las calles y plazas de todas las ciudades y pueblos del país. Aquello fue el progreso, el avance técnico de las comunicaciones. El embrión de lo ‘que años mas tarde sería el cordón umbilical de todos los cajeros automáticos, de todos los bancos, de la unión de redes de Internet, y del avance de los ingenios informáticos, y todo lo que venía con ello.

Con aquellas cabinas se unía un pais, y la sola visión de aquella encendida alla en la esquina, daba seguridad y satisfacción de que por unas monedas podía llamar en caso de urgencia médica a cualquiera, y no salir pitando para buscarte un taxi, porque desde allí podías llamar al médico, a una ambulancia, a cualquiera pidiendo ayuda. Porque ya no había que depender del vecino, afortunado, unico quizás en el barrio que disponía de teléfono particular, o de la central telefónica de Correos para poner conferencia, porque por entonces no se tenía teléfono en la casa, ya que ni su coste estaba al alcance de cualquiera, ni Telefónica podía dar abastos, entonces, a una demanda masiva de tantos lineas y aparatos.

Y aquello ya no se detuvo, y proliferaron otras cabinas, mas pequeñas, mas indiscretas, pero ahora dentro de los comercios y servicios, y se tenía el teléfono cerca, porque parece que el ser humano necesita comunicarse siempre, y esta demanda dio paso a una potente industria que los hizo cada vez más pequeños y con más prestaciones, y ya no solo valían para simplemente hablar y escuchar por ellos, si no que como pequeños robots te daban opciones para casi todo, y eso fue lo que acabo con aquellas discretas y cómodas cabinas en donde tu conversación no la escuchaba nadie, aunque gritaras, incluso te podías refugiar dentro en ellas en los días de lluvia que no levabas paraguas . Solo tenían un defecto, que nunca dieron cambio porque si echabas una moneda de cien pesetas, esta allí se quedaba, hablaras el tiempo que hablaras.

Hoy el teléfono es un objeto más que se une a nuestra indumentaria, como utensilio corriente, pero sin embargo con el estamos más desnudos de nuestra .privacidad nuestras conversaciones son menos privadas, más controlados,, y su uso masivo molesta en los lugares cerrados en donde hay que guardar silencio.

Saludos

Hola Baraka, todavía se puede ver alguna cabina, aunque están inoperativas. Nunca llegué a usarlas, pero supongo que tuvieron su tiempo de esplendor, como todo.

Guarda alguna foto porque en un tiempo ya no se verán más

Cerca de mi casa hay una, aunque no es de aquellas que tenían puerta, es distinta. A ver si luego le hago un foto y la subo.

Las de puertas ya han desaparecido, esas ya no las vamos a ver y las que quedan seguirán el mismo camino en un tiempo.

Tomb escribió:Cerca de mi casa hay una, aunque no es de aquellas que tenían puerta, es distinta. A ver si luego le hago un foto y la subo.

El vandalismo también ayudo a que definitivamente las quitaran. Cerca de casa había una que raro era el día que no el arrancaban el auricular o que funcionara, la reparaban hasta que se cansaron, y a eso creo que ayudo el que no te diera cambio.

Saludos

Menudo timo, lo que se habrá embolsado telefónica con esas prácticas.

Ésta es la cabina que hay cerca de casa, pero no funciona.

¡Es como la que hay en la esquina de mi casa!  

Hablaba de estaa que fueron las primeras.

Sañudos

Quatro escribió:¡Es como la que hay en la esquina de mi casa!  

Tomb
A ver si somos vecinos de esos que nunca se han visto.

Quatro escribió:

Quatro escribió:¡Es como la que hay en la esquina de mi casa!  

Tomb
A ver si somos vecinos de esos que nunca se han visto.

No serás tú el del quinto, que siempre tiene fiesta en su casa?